CAPÍTULO 116

437 98 27
                                    


CAPÍTULO 116

¡ME GUSTAN LOS PELUDOS!


"Ven a mi habitación esta noche".

La mirada de Wen Jiyu estaba fija en estas palabras y resopló con un sentimiento de triunfo — Este ser humano. Invitándome a dormir otra vez.

Salir a comprar galletas y acordarse de Su Majestad con el fin de compartir cosas con él. Invitarlo a dormir y hacerle halagos constantes hacia su persona durante la cena... Eso significa que le gusta demasiado, ¿no?

¡Espera!

No  

¡El humano no sabe que él es el gran pulpo!

Entonces, ¿este ser humano se le confesó diciendo que es muy genial y hermoso, pero al mismo tiempo invita al gran pulpo a su habitación y le compra cosas, pero no a Su Majestad?

Wen Jiyu: "..."

El problema simplemente se hizo más grande.

Su Majestad frunció el ceño y miró la terminal con ojos cada vez más sombríos.

¡Maldito humano!

¿Cómo se atreve a intentar subirse a dos barcos?

¡El humano sabrá lo poderoso que es esta noche!

He Xile, que estaba haciendo la fila, nunca recibió respuesta del gran pulpo.

Suponiendo que la otra parte debería estar ocupada, no le tomó importancia y empezó a concentrarse en lo suyo.

El sol estaba brillando con intensidad y pronto, He Xile empezó a sudar un poco.

Después de esperar unos diez minutos, finalmente avanzó un poco.

Inmediatamente, He Xile contó los lugares avanzados y descubrió que un total de siete personas se habían ido en esta remesa de galletas. Parpadeó y murmuró — Oh, fue bastante rápido, ¿no?

La persona parada frente a He Xile obviamente escuchó lo que dijo, giró la cabeza lentamente y explicó en un tono triste — Su Excelencia, de hecho, he estado aquí durante más de 20 minutos antes de que usted llegara y apenas se movió la fila.

He Xile se congeló.

Entonces...

¿No son siete personas en casi treinta minutos?

En caso de que alguien quiera comprar más de una porción individual, como él que desea llevar para Su Majestad, el gran pulpo y los cuatro guardias que lo acompañan, más el suyo propio...

Significa que estará formado hasta bien entrada la noche, ¿no es así?

¡Tan lamentable!

He Xile quedó atónito por un momento. Tanto que pensó que el título de "Ciudadano Retirado de Primera Clase" le vendría bien en el acto.

El guardia que estaba a un lado vio como en un instante, las orejas de He Xile se apachurraban deprimidas, y pudo adivinar lo que estaba pensando.

Miró a He Xile con ternura, se acercó y dijo en voz baja.

—Su Excelencia, no tiene de qué preocuparse. Hoy podrá comprarlas, pero es demasiado agotador para usted que es humano, estar de pie todo el tiempo. Yo me quedaré haciendo la fila. Mientras puede ir a descansar en la nave. Lo llamaré cuando sea su turno.

EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora