CAPÍTULO 71

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CAPÍTULO 71

¡CÓMO PASÓ ESTO!



¡Oh, Dios mío!

¡¡¡SOS!!!

¡CÓMO PASO ESTO!

¿Tenía el valor de comer o beber diez toneladas de vino falso?

He Xile sabía que su postura para dormir no era buena, pero pensaba que se limitaría a dar vueltas en la cama, posiblemente patear a Su Majestad, ¡pero nunca pensó que se atrevería incluso a tumbarse sobre el pecho de Su Majestad!

¡Qué horror!

He Xile era como un camarón cocido, y se levantó rebotando del pecho de Wen Jiyu.

Si se alejaba lo suficientemente rápido, ¡nadie sabría lo que acababa de pasar!

He Xile estaba tan asustado que perdió lo adormilado, saltó de la cama presa del pánico y fue al lavabo a asearse, miró hacia atrás y se sintió aliviado al ver que Su Majestad Wen Jiyu seguía tumbado en la cama con los ojos cerrados.

—Qué suerte...... – murmuró He Xile. Afortunadamente, fue He Xile quien se despertó primero esta vez.

Si hubiera sido Su Majestad quien se despertara primero....

¡Mierda!

He Xile se estremeció, pensando que le habrían lanzado fuera de la habitación volando de una patada.

Sería todo un espectáculo.

Tras perder el tiempo y asearse, He Xile acababa de regresar a su habitación cuando vio que Su Majestad ya estaba despierto.

Estaba sentado en la cama, hojeando el libro que no había terminado de leer anoche.

Parecía despejado, sus ojos rubí caían un poco, no como si acabara de despertarse, sino como si llevara despierto mucho tiempo.

Esta constatación hizo temblar a He Xile.

Se acercó a él y le dijo tímidamente — Su Majestad....

Wen Jiyu ni siquiera levantó la cabeza —¿Hm?

—¿Acaba de despertarse? – preguntó He Xile. Sintió que la pregunta era un poco brusca, así que se apresuró a añadir —¿Durmió bien anoche?

Wen Jiyu hizo una pausa, cambió la hoja de su libro y el corazón de He Xile se le subió inmediatamente a la garganta.

—..... Bueno, supongo que estuvo bien – Hizo un gesto de asentimiento y miró al frente, como si estuviera recordando —Un poco mejor que la noche en Obsidian.

Finalmente, el mazo cayó al suelo. He Xile dejó escapar en secreto un enorme suspiro de alivio.

Se quedó en su sitio y dijo con buen humor — Ya me he lavado, ahora tengo un poco de hambre, voy a cambiarme e ir a desayunar ¿le gustaría acompañarme?

—Vamos juntos – Wen Jiyu dijo —Espérame.

—De acuerdo.

Viendo el estado de Su Majestad, era obvio que no sabía que He Xile había tenido la osadía de pegarse a su pecho.

He Xile se sintió aún más aliviado. Incluso se quedó en su sitio y apretó en silencio sus delgados brazos cuando Su Majestad entró al baño, pensando para sí mismo, que ni siquiera se había dado cuenta que Su Majestad estaba bastante en forma, como si hiciera ejercicio regularmente.

EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora