CAPÍTULO 81

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CAPÍTULO 81

IMPACTO VISUAL

El tentáculo no pudo responderle a He Xile.

Tampoco He Xile esperaba una respuesta del otro lado.

Desde que entró en el palacio hasta hoy, aunque todo el mundo decía que el gran pulpo daba miedo, de hecho, la habitación de He Xile había sido visitada por el gran pulpo muchas veces.

Aunque He Xile no alentaba este comportamiento, no le había hecho daño ni una sola vez.

Así que el pequeño humano ya no tiene miedo a los tentáculos. Estaba abrazándolo como a un tronco de árbol, y le contó todo lo que había pasado hoy, y finalmente se recostó en la almohada, murmurando un poco incómodo —Pensaba que al estar en una sociedad intergaláctica, donde la tecnología está tan avanzada, ya nadie moriría por enfermedades.

Sin embargo, el destino siempre actúa, intentando que la gente doble la espalda y se someta a él.

El tentáculo del pulpo no se movió, sino que permaneció en los brazos de He Xile.

Poco a poco, el tentáculo se relajó y finalmente se ablandó.

He Xile cambió de posición y volvió a rodear al tentáculo con sus brazos —Duérmete.

Al momento siguiente, el tentáculo se retorció lentamente y se enganchó alrededor de la cintura de He Xile.

Una tras otra, las puntas acariciaron suavemente el costado de la cintura de He Xile, como para reconfortarle. La fuerza era muy ligera, nada pesada ni incómoda para He Xile.

He Xile recordó el momento antes de despertar en este nuevo mundo, cuando le afeitaron la cabeza porque iría a la mesa de operaciones al día siguiente. Recuerda haber estado en vilo, pensando en los posibles riesgos de la operación y sin poder dormir.

En ese momento, su madre también estaba como el gran pulpo, sentada en el borde de la cama, extendiendo la mano y dándole suaves palmaditas.

"Buen chico, vete pronto a la cama ...... Mamá está a tu lado, siempre, no tengas miedo, ah"

He Xile sorbió con la nariz — extraño a mi mamá y a mi papá – Dijo en voz baja.

No estaba claro si hablaba con el gran pulpo o consigo mismo.

Las lágrimas cayeron y gotearon sobre la almohada, empapando un área pequeña que se sintió fría al tacto.

El pánico y la soledad que se habían ido acumulando durante tanto tiempo finalmente explotaron esta noche. El corazón de He Xile estaba tan congestionado que no podía respirar bien, pero no quería molestar al gran pulpo.

Contempló la luz de la luna con la vista borrosa y lloró en silencio durante un rato.

A un lado, los tentáculos golpeaban su cuerpo con un ritmo muy constante, como si estuvieran marcando un compás.

Al cabo de unos segundos, las suaves puntas de los tentáculos se acercaron y secaron suavemente las lágrimas del rostro de He Xile.

He Xile cerró los ojos. Poco después, olió vagamente una ligera fragancia.

La fragancia no era penetrante y le resultaba ligeramente familiar, pero la mente de He Xile estaba tan confusa que no podía recordar dónde la había olido antes.

A la mañana siguiente, temprano.

He Xile se dio la vuelta inconscientemente, pero sintió algo a su lado que se lo impidió.

EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora