EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIO

CAPÍTULO 87

CAPÍTULO 87

ES UN VESTIDO ROSA

¿Quién se atrevería a decirlo de nuevo?

Al menos el hombre que tenía delante nunca se atrevería a repetir lo que había dicho antes. Su cuerpo se estremeció y su voz tembló ligeramente —No, no he dicho nada hace un momento. Su Majestad.

La sensación tirante en su cuero cabelludo era simplemente un dolor físico, que no era nada en comparación con la presión mental liberada por Su Majestad.

En un momento el hombre sintió como si sus órganos internos estuvieran siendo apretados en un solo lugar, y al siguiente sintió como si su alma estuviera siendo arrancada de su cuerpo.

Quería vomitar.

Más que eso, quería someterse.

—¿Es así? – Wen Jiyu pronunció con voz baja.

—De verdad, es cierto – El hombre asintió rápidamente, temiendo que si contestaba algo más, su vida estaría realmente en peligro.

Finalmente, su cabello fue liberado.

El hombre cayó inmediatamente al suelo.

Wen Jiyu ni siquiera miró al hombre. Le quedaba mucho pelo entre los dedos y frunció ligeramente el ceño, limpiándose las manos con disgusto.

Cuando miró al hombre en el suelo, probablemente estaba demasiado débil como para levantarse, y tenía una calva muy evidente en la cabeza. El hombre seguía en estado de shock, obviamente todavía padeciendo las secuelas del ataque mental.

Pronto Wen Jiyu ordenó —Borra todos los datos.

El hombre solo susurró un suave "sí" al tiempo que se acercaba a la computadora.

Antes de borrar los datos, miró los hallazgos significativos que había en la pantalla y no pudo evitar echar un vistazo al humano.

El humano estaba de pie justo al lado de Su Majestad. He Xile parecía un poco desconcertado, con sus largas pestañas cayendo un poco como un pequeño abanico, mientras seguía la traducción en la terminal.

Este no había dicho una palabra en todo el tiempo, y no sabía en qué estaba pensando.

El hombre seguía un poco reacio a eliminar la información. Estaba claro que se trataba de un descubrimiento que marcaría una época.

Esta era la oportunidad de salvar a la mayoría de los habitantes de Hexina.

—Si sólo este ser humano estuviera dispuesto a sacrificarse... - sin embargo, el pensamiento que acababa de aparecer en la mente del hombre, y antes de que pudiera siquiera profundizar en este, una voz sonó detrás de él.

—Dr. Wilder, ¿aún no ha borrado los datos?

—Ya lo hago, ahora mismo — El hombre llamado Wilder apretó los dientes.

Con los guardias de Su Majestad vigilando personalmente detrás de él, y con todo lo que acababa de experimentar por parte de Su Majestad, Wilder no tenía ninguna posibilidad de hacer nada, ni se atrevía a hacerlo.

Al final, sólo pudo borrar todos los datos recopilados, delante de los guardias.

Mientras pulsaba el botón, el corazón de Wilder sangraba.

—Todavía queda una copia de seguridad – Le recordó el guardia.

Wilder: "......"

Incapaz de oponerse, tuvo que hacer lo que le decían.