Capítulo 21

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Llegué hasta el establo en donde Koa estaba junto al caballo de Alex, Anthas. Koa saca la cabeza y la acerca a mí al ver lo que traía en la mano.

-Hey, hola... Te traje un regalito, me dijeron que te gustaban -murmuré extendiéndole una manzana verde que la comió al instante.

Relinchó un momento y acercó su rostro al mío, no me hizo nada y solo acaricié su hocico sonriendo.

-La próxima te traeré una canasta entera, lo siento... ahora no tengo más.

Lo seguí acariciando hasta que él metió la cabeza y se fue hasta el fondo de su corral a comer del heno que tenía por allí. Lo miré, admirando la belleza de aquel caballo y recordando con cariño que fue un regalo de Alex.

Koa levanta la cabeza rápidamente, sus orejas se mueven de un lado al otro y eso me pareció una actitud extraña. Me enderecé y lo miré confundida.

-¿Koa? -el caballo se veía nervioso.

Miré a todos lados pero entonces pisé una pala haciéndome tropezar justo cuando una flecha pasa frente a mí, rozando mi mejilla y terminando en la grupa del caballo.

-¡K..Koa! -grité.

El caballo se levanta en dos patas, enloquece por el dolor. Los encargados del establo se amontonan y me hacen salir de allí, los guardias en cambio me cubren.

-¡Avisen al príncipe y sáquenla de aquí! -grita uno y enseguida algunos guardias salen corriendo.

-Señorita, es peligroso -otro guardia se me acerca y me cubre él mismo mientras me hace caminar para salir.

Miré hacia atrás para ver al caballo aún gritando del dolor y con los encargados llamando al veterinario. Miré a un lado, en dirección de donde vino la flecha pero no podía ver nada. Salimos del establo y fuimos hacia el castillo.

-¡Zaria! -a mitad de camino vimos a Alex corriendo con los guardias de hace un momento que habían ido a llamarlo.

-Alex... -murmuré separándome del guardia y acercándome a él quien me abrazó al instante.

-¿Estás bien? Estás sangrando... -él apoya su mano en mi mejilla herida pero yo lo abracé.

-Ya no lo soporto más... quiero que esto acabe, Alex.

Él ya no sabe que decir para calmarme, no puede prometerme de que todo estará bien y lo sabe, y sabe que yo igual lo sé.

-Quiero irme... -pedí.

Alex no responde pero me carga en brazos. Los guardias nos rodean mientras nos acercamos al castillo, el ardor en mi mejilla ya estaba empezándose a notar cuando la adrenalina bajó.

-¿Koa estará bien? -pregunté preocupada.

-Los veterinarios ya lo están tratando, puedes estar tranquila.

-Es mi culpa... no debí ir sabiendo que algo podría pasar -bajé la mirada frustrada y sintiéndome impotente.

-Zaria, solo quieres relajarte... está bien. Piensa en que Koa estará bien y no te ha pasado nada grave a ti.

No quería seguir discutiendo sobre esto así que solo permanecí en silencio. Llegamos a la habitación y de nuevo me quedé en la cama sin querer salirme de esta. Alex ya no sabía que hacer para animarme o tranquilizarme, y yo en realidad ya no quería preocuparlo.

-Llamaré a la doctora, te curará la mejilla.

Asentí solamente, él me mira un tiempo más antes de alejarse hasta la puerta y salir por un momento.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora