Capítulo 47

265 34 3
                                    

Darren acaricia por última vez la mejilla de Tanith antes de acercarse a la puerta, donde estaba yo, y salir juntos. La doctora había atendido a la niña y ahora sabemos que se pondrá bien, está fuera de peligro y despertará en algún momento.

-Me alegro que esté bien... -murmuré por lo bajo.

-Te lo dije, no tienes de qué preocuparte -Darren me sonríe tiernamente.

Su mirada tan amable y tan hermosa me hizo sentir tan mal, de nuevo. Bajé la mirada y apreté los dientes con frustración.

-Oye... ¿qué pasa? -Darren me sujeta por la cintura para atraerme y me levanta la cabeza por la barbilla.

-Yo... es que... -solté un quejido y me aferré a su ropa- ¿Por qué no pude conocerte primero?

Darren parece sorprendido pero decide llevarme de nuevo hasta su habitación para hablar más tranquilamente, me hizo sentarme en su cama y apoya su mano sobre las mías en mi regazo.

-Lícia... sé que apenas nos conocemos, así que quiero hacerlo mejor... entiendo si no quieres pero me encantaría escucharte, saber que sucedió contigo. ¿Cómo terminaste siendo una esclava en una subasta? Y... ¿de quién hablaba Tanith?

Apreté los dientes por recordar a Alexander, recordarlo con Lorelei... aún me duele.

-¿Por qué quieres saber? ¿Por qué eres tan amable conmigo? -pregunté en lugar de responder.

-Pues... bueno... -noté sus mejillas sonrojadas y como no podía verme a los ojos-. Creo que me has empezado a gustar... tu forma de ser y como eres con Tanith, me has cautivado, Lícia. Además, eres la mujer más hermosa que haya visto.

Sus palabras solo me hicieron sentir peor porque me frustraba no haberme podido enamorar de él en lugar de amar a Alex. Bajé la mirada de nuevo pero él sujeta mi mano para darme su apoyo.

-Yo... fui a una fiesta de la nobleza, no sabía que los Viltarin aparecerían. Ellos me llevaron y me dieron como esclava al príncipe.

Fue en ese momento y de esa forma que le conté toda la verdad a Darren, explicándole el cómo me había enamorado de Alexander y como... aún lo sigo amando aunque me duela hacerlo.

Darren me escuchaba paciente y atento. No me interrumpía en ningún momento, solo escuchaba. Las lágrimas volvieron a bajar por mis mejillas pero él se encargó de limpiarlas.

-Puedo entender... porqué mi hermana defendió su relación cuando planeaba besarte.

Lo miré sorprendida porque había admitido de que intentó besarme y porque estaba de acuerdo con su hermana.

-Lícia, alguien como él no deja de amar de la noche a la mañana, por lo que me dices, él estaba más que enamorado de ti...

-¿Entonces? ¿Por qué me ha hecho tanto daño? -pregunté con la voz rota y apoyando una mano sobre mi pecho que dolía cada vez más-. Aún me duele lo que me hizo...

-Lo sé... no puedo imaginarlo pero lo entiendo, solo qué... también lo entiendo a él -Darren suspira pesadamente-. Si estuviera a punto de morir también alejaría a la persona que más amo para que no lo viera.

-¿Qué? -lo miré atónita.

¿Morir? ¿A qué se refiere?

-¿No lo sabes? -frunce el ceño-. Cuando ocurre el caso de que el heredero primogénito regresa para asumir al trono... este matará a su competencia para que no se vuelva en su contra y evite una revolución. Aún si son parientes... es la ley más antigua de la realeza.

Me levanté de inmediato pero sentía mis piernas temblando, miré a Darren sorprendida y temerosa.

-No lo sabía... ¿Es en serio?

-Por desgracia... -responde suspirando.

-Alexander... -sin poder evitarlo, caí al suelo de rodillas-. No... no puede ser verdad, él no ha muerto.

Darren se arrodilla junto a mí y me abraza a pesar de que yo no pude hacer lo mismo por el parálisis en el que estaba.

-Lo siento...

Fue por esas dos palabras que reaccioné. Mi rostro se contrajo en muecas dolorosas por intentar retener lo inevitable, me aferré a Darren y solté un grito desde el fondo de mi garganta. Sabía que alertaría a los demás miembros de la casa pero esto era más fuerte que yo.

Darren me consuela como puede mientras yo lloraba a gritos y lamentos. La puerta se abre pero Darren se encarga de echar a quienes habían entrado, alarmados por mis gritos, escondí mi rostro en el hueco del cuello de Darren y sollocé más.

-Alex, no es cierto... ¡No puede ser cierto! ¡No!

Volví a gritar, no me sentía mejor... no podía terminar de sacar todo lo que me entristecía y eso me frustraba.

Finalmente, en algún punto no pude soportarlo más y terminé inconsciente, pero alcancé a sentir como Darren me cargaba y me dejaba en la cama.

-Cuánto lo siento, Lícia... no merecías nada de eso -acaricia mi mejilla con suavidad-. Alexander debió de amarte mucho como para dejarte ir y que no lo vieras morir así. Es de admirar...

Hice una mueca aún inconsciente, Darren me cubre con las mantas y se acerca hasta dejar un tierno beso en mi frente. Se aleja de mí pero yo ya no podía escuchar ni sentir más nada.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora