Capítulo 28

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Las puertas se abrieron para mí cuando entré en el comedor donde estaban Alex, su hermana y su padre almorzando. El rey ha querido que comamos todos juntos por el regreso de su hija, y me había invitado.

-Oh, Zaria, has llegado -sonríe el rey.

-Buenos días, lamento la demora -respondí con una sonrisa.

-Como noble deberías saber que la puntualidad es esencial -comenta Idalia mirándome mal.

-Nada de eso, llegas a tiempo -responde el rey dándole una mirada de advertencia a su hija mayor.

Alex se levanta y se me acerca sonriendo.

-Estás hermosa -dice en un murmullo.

-Estoy como siempre -respondí sonrojada.

-Pues siempre estás hermosa.

Él me guía hasta la mesa y prepara la silla para mí junto a la suya. Me senté y Alex igual, el rey hablaba emocionado sobre que su hija había regresado.

-Y cuéntanos, Idalia ¿qué has hecho en tus viajes? ¿Dónde has estado?

-Pues he ido a muchos lugares, se podría decir que casi recorrí todo el mundo -comenta ella-. He conocido mucho y he traído algunos presentes para ti y mi hermano, le pedí a los sirvientes que lo dejaran todo en sus habitaciones.

-Fantástico, ya quiero ver qué son esos presentes de los que hablas.

-Y por cierto, hermano... -Idalia mira a Alex-. Tengo un par de amigas que quieren conocerte, les he hablado mucho sobre ti y les has encantado.

Una cierta molestia se instala en mi cuerpo, traté de no reaccionar y solo observé las acciones de Alex.

-Bueno... am... No sé si quiera conocerlas.

-Pero si han venido hasta aquí. Dales una oportunidad, vienen de muy buena familia y son hermosas, perfectas para ti -sonríe.

Idalia me mira de reojo para ver si yo reaccionaba pero solo me tragué la molestia.

-Hija, no fuerce a tu hermano... Él decidirá si quiere conocer a tus amigas, pero respeta su decisión si no lo quiere hacer -habla el rey tratando de sonar amable con su hija.

-Por lo menos conócelas, no te hará daño hacerlo. Han venido desde muy lejos solo para verte, no seas malo.

Alex me mira de reojo pero yo agarré mi copa y bebí del contenido cerrando los ojos, no era una decisión que me concernía a mí.

-Lo pensaré.

Idalia resopla pero termina aceptando aquello. El rey vuelve a tomar las riendas de la conversación y alivia el ambiente. Yo seguía comiendo hasta que cada uno acabó su plato y dejamos la mesa al mismo tiempo.

-Idalia, ven a pasear conmigo -le pide el rey.

-Por supuesto padre, tengo más cosas que contarte.

Ella se va con el rey mientras que Alex se acerca a mí y ambos abandonamos la habitación hasta salir del castillo.

-Vaya hermana... -comenté-. Se preocupa mucho con quien andes.

-Sí... ella generalmente no es así, créeme. Cuando la conoces es más dulce -trata de excusarla-. Pero no pienso estar con sus amigas, no te preocupes.

-No me preocupa -lo miré sonriendo-. Si decides ir a conocerlas o no es tu decisión, no la mía.

Llegamos al establo y yo me acerqué a Koa de inmediato mientras que Alex le pedía a los encargados preparar a nuestros caballos. Acaricié la cabeza de mi caballo antes de que se lo llevaran.

A los pocos minutos estaban de vuelta y nosotros nos subimos. Miré a Alex sonriendo antes de pasar junto a él y hacer que Koa galopara enseguida. Alex me persigue y ambos salimos del castillo y del pueblo.

Él se coloca a mi lado y me empuja un poco, yo se lo regresé riendo hasta que llegamos a las enredaderas y cruzamos caminando. Bajamos de los caballos y cruzamos el puente hasta estar en el gazebo.

-¿Has hablado con tu padre sobre aquel tema importante? -pregunté.

-Ah, sí. Según él estoy listo para ese momento, pero... bueno... -baja la mirada, se veía preocupado.

Me giré mejor hasta él y lo hice mirarme.

-¿Qué pasa? -pregunté.

-No sé si esté listo en verdad... -responde sincero.

Alex se sienta en el suelo, cerca del agua. Yo me senté a su lado y apoyé mi mano sobre la suya.

-Oye pero si eres el príncipe más preparado que vi, y he visto muchos príncipes -comenté- ¿Por qué crees que no lo estás?

Alex no responde de inmediato, se toma su tiempo antes de suspirar.

-No sé si pueda llegar a ser un gran rey como mi padre, o como todos esperan que sea... ¿Y si no lo hago bien?

Era la primera vez que veía a Alex de esta forma... indefenso, vulnerable... Me hacía sentir como si yo fuera una persona de confiar, por eso me mostraba esta faceta suya.

-Alex... -apoyé mi mano en su mejilla opuesta y lo hice mirarme-. Créeme, lo harás mejor que tu padre. Lo digo porque eres el príncipe más amable y justo que conozco. Eres agradable pero firme, no te dejas intimidar fácilmente y eres confiable, el más leal...

Él empieza a sonrojarse un poco a medida que hablaba, se veía apenado.

-Hasta conmigo has sido bueno. Una Adrestiana que lo único que hizo desde que llegó fue hablar mal de ustedes. Tratas a tu gente de la mejor forma y los cuidas a todos... No ha nadie que esté mejor capacitado para ser el rey, que tú. Alexander.

Ambos nos quedamos en silencio pero él me mira a los ojos con un brillo especial en los suyos.

-Idalia dijo algo sobre encontrar a mi alma gemela... Pero ya la había encontrado desde el inicio, en ti.

Ahora fue mi turno de sonrojarme, aunque él me besa los labios con ternura y lentitud.

-Te amo, Lícia VonStein.

-Ahora dilo de nuevo con el otro -respondí sonriendo contra sus labios y haciéndolo reír un poco.

-Te amo, Zaria Gyunesh.

-Creo que jamás me has dicho tu apellido... Es lindo -comenté.

Me sonríe al igual que yo a él. Rodeé su cuello con mis brazos y él mi cintura con sus manos.

-Te amo, Alexander Gyunesh...

Y estaba tan segura de eso que lo puedo decir con total tranquilidad. Lo amo, se ha ganado mi respeto y amor con sus acciones y palabras, es por eso que estoy tan segura de que será el mejor rey de todos los reinos.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora