Capítulo 27

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Extendí mi mano hasta tocar el agua, los peces se fueron nadando rápidamente, pero la sensación del agua era agradable. Pronto sentí unos besos en mi espalda, al girar vi a Alex, pero pronto se acostó de lado junto a mí y ambos miramos el agua y los peces.

Desde que Alex me ha mostrado este lugar no dejamos de venir cuando tenemos tiempo, aunque... él suele estar ocupado por ser el príncipe, por lo que suelo venir yo sola y encontrarnos aquí después en algún momento. Como ahora.

-¿Cómo estuvo la reunión? -pregunté volteando a verlo.

Él había estado en una reunión muy importante para hacer una alianza con Callanthe, otro reino cercano a Viltarin.

-Bien, pudimos llegar a un acuerdo -responde.

-Me alegra oírlo -me acerqué a él.

Alex y yo nos acurrucamos juntos en el suelo. Aunque era incómodo por la dureza, estar con él me hacia ignorar eso y disfrutar del momento. Pero eso hasta que recuerdo que es incómodo.

-No vendrían mal un par de muebles o almohadas -comenté haciéndolo reír entre dientes.

-Los mandaré a traer, porque tienes razón... no vendrían mal.

Ambos nos sentamos pero él arregla mi cabello colocando unos mechones tras mi oreja. Me acerqué a él, apoyándome contra su cuerpo y mirando el paisaje. Koa y Anthas pasaban juntos y jugaban, eran como hermanos.

Alex apoya su cabeza sobre la mía, permanecímos así por un tiempo, hasta que el sol comenzaba a ponerse.

-Es hora de volver -dijo Alex.

Solo respondí asintiendo, ambos nos levantamos y fuimos hasta los caballos. Alex los llamó con un silbido y ellos corrieron hasta nosotros, me ayuda a subir en Koa y luego él se monta en Anthas. Ambos salimos del bosque y regresamos al castillo, dejamos a los caballos en manos de sus cuidadores y regresamos juntos hasta la entrada principal.

Me había abrazado al brazo de Alex mientras caminábamos porque me gustaba estar cerca de él, al igual que a él le gustaba que yo estuviera cerca. Reímos juntos por algo que él había comentado cuando entramos al castillo.

-Al fin regresas, Alex.

Una mujer se planta frente a nosotros, Alex se veía sorprendido pero yo no sabía quien era.

-¿Idalia? -la mujer asiente sonriendo.

Alex me suelta para ir hasta ella y abrazarla con efusividad. Los miré desde mi lugar pero al verlos uno al lado del otro noté el parecido en ambos.

-Ha pasado tanto tiempo, has crecido mucho -comenta Alex.

-Y tú igual. Dios, hasta hace poco pareciera que seguirías siendo mi hermanito pequeño, pero veo que no.

Abrí un poco más los ojos al escucharla. ¿Así que ella es su hermana? No sabía que tenía una.

La mujer se separa de Alex y finalmente me mira. Aunque no parecía tener las intenciones de preguntar quién era yo, en su lugar me ignora y toma del brazo a Alex.

-Entonces, hermanito...

-Idalia, ahora soy más alto que tú -responde él.

-Sí, pero yo soy la mayor -ella sonríe e intenta llevárselo-. Tienes que decirme todo lo que ha pasado por aquí.

-Ah, sí... Espera un momento, Idalia -él se separa de ella y camina de nuevo hasta mí-. Zaria, lamento tenerte esperando. Ella es mi hermana mayor, Idalia. Hermana, ella es Zaria, es...

-Una escalava -se adelanta ella confundida-. Sabes que no necesitas presentármelas.

-No, Idalia... -Alex sonríe un poco apenado-. Zaria ya no es una esclava, ahora es una mujer libre. La mujer que me gusta, de hecho... -susurra lo último sonrojado.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora