Mi sueño acaba cuando empecé a ser consciente de las caricias en mi cabeza. Sonreí sin poder evitarlo pero se detiene haciéndome bufar y por eso él empezó a reír.
-Finalmente despertaste -comenta con un tono dulce.
-Quiero seguir durmiendo... -respondí con un tono quejunbroso.
-Lo sé, pero también tienes que comer y ya es el almuerzo.
Volví a quejarme pero en ese instante me llega el delicioso aroma de la comida que no le había prestado atención y me levanté.
-Okey, sí podría comer -respondí sonriente.
Alex ríe a carcajadas y acerca la bandeja con comida a nosotros. Había para ambos así que comimos entre los ojos mientras volvimos a charlar sin nervios o preocupaciones.
-El invierno está siendo cada vez más frío... -menciona mirando por la ventana-. Será uno de los más fríos en años, pronto tendremos que salir y repartir provisiones al pueblo.
-¿Puedo ir? Me gustaría ayudar -comenté.
-Bueno... supongo que está bien -dijo haciéndome sonreír aún más.
Acabamos el almuerzo y yo fui a mi habitación a prepararme y cambiarme para la salida. Dijo que irían hoy en cuanto todos estuviéramos listos. Me preparé lo más rápido posible y cuando estuve lista bajé hasta encontrar a Alex hablando con el rey.
-No tomes decisiones apresuradas, hijo -comenta su padre.
Por instinto me escondí en lugar de hacer acto de presencia frente a ellos.
-No es apresurado, padre... Ya he pasado el suficiente tiempo con ella para saber qué es lo que quiero.
-Cerrar el harén por una sola mujer que conociste hace tan solo unos meses es precipitado. Relájate... conócela mejor, pasen más tiempo juntos, si es lo que quieres, pero espera hasta tomar esta decisión.
No podía creer lo que escuchaba, ¿Alex quería cerrar el harén por mí? Esto es... esto se siente increíble. Pero... ¿qué pasaría con Nasta o Verena? ¿Qué pasaría con las demás mujeres?
Decidí aparecer frente a ellos haciendo que voltearan a mirarme, Alex me sonríe mientras me mira de pies a cabeza.
-Ya estoy lista -avisé sonriendo.
-Y muy hermosa... -murmura Alex haciéndome sonrojar.
-Pues entonces podemos irnos, justo ahora han acabado de preparar las cosas -menciona el rey.
Alex y yo asentimos antes de que él me guiara hasta nuestro carruaje, que no era el mismo que el rey. Me di cuenta que nuestro carruaje sería estirado por Anthas y Koa, me acerqué al mío y acaricié su cabeza.
-Hola, amigo... -sonreí-. Ya te tengo la cesta con manzanas que te prometí, te la daré cuando regresemos.
El caballo bufa un poco y acerca su cabeza hasta mí. Pareciera que solo ha escuchado la palabra "manzana" y ya pensaba que las tenía conmigo.
-Tranquilo, aún no las tengo aquí, pero pronto sí.
-Zaria, es hora de irnos -me avisa Alex.
-Ya voy -le respondí y volví a girarme hacia Koa y me atreví a besar su cara y volví junto a Alex.
Él me ayuda a subir al carruaje y luego se sienta junto a mí. El lacayo pone en marcha a los caballos y seguimos al rey hasta salir del castillo.
-La ropa de invierno de los caballos es muy linda pero les queda gracioso -comenté riendo un poco.
-Es verdad, siempre he dicho eso -Alex ríe junto a mí.
Él se prepara con las cosas y luego nos bajamos en un punto medio de la ciudad. La gente se acercó, los demás no tuvieron problema en entregar las cosas a los de su reino, yo agarré unas cuantas y sonriendo me acerqué a una madre con tres hijos.
-Tome, les será de ayuda -dije entregándole las cosas.
-Gracias... esto es justo lo que necesitámos -ella estaba emocionada al igual que los niños.
Aquella expresión de felicidad en ellos me hizo sentir demasiada ternura y no pude esperar a seguir ayudando a los demás. Así lo hice; junto al rey, Alex y otros repartimos los recursos entre las familias hasta hacerse de tarde. Todos estaban agradecidos con nosotros y aseguraban de que este invierno sería más ligero gracias a nosotros.
Volvimos a los carruajes y nos subimos de nuevo. Alex me mira y apoya su brazo sobre mis hombros.
-¿Qué tal te sientes? -pregunta sonriendo.
-Genial, me recordó a cuando hacíamos esto en Adrestia con mis padres -respondí.
-Siempre me siento completo cuando hago esto... ver los rostros agradecidos de todos no tiene precio.
Asentí dándole la razón, entonces suspiré y decidí apoyar mi cabeza contra él. Alex me acerca y en esta posición regresamos al castillo.
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AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS
RomanceLa hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por su cuenta, pero ¿cómo iba a saber que esa primera fiesta en el día de su cumpleaños sería el mismo día en que el reino enemigo decidiera atac...