Capítulo 51

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Fue difícil, salir de la muralla con un gran grupo de personas lo fue. Pero finalmente estábamos fuera, todos volteamos un momento y vimos la ciudad desde una colina. Todos vieron su pueblo con lástima y queriendo llorar por ellos, me acerqué a Anabella y apoyé mi mano en su hombro.

-Regresaremos, no se preocupen... -dije segura de que así será-. Pero Ana, necesitamos saber si Alexander tiene algún lugar para ir fuera de la ciudad.

-Desde que me has dicho que lo quieres encontrar he estado pensando, por el momento solo sé de tres posibles lugares pero no sé en cuál estará.

-Iremos a ver, pero antes... -me alejé de ella y me acerqué a Darren-. Quiero ir a ver algo... sola, pero necesitaré a Koa.

Él me observa y luego a los alrededores pero termina resoplando y asintiendo. Mira a su lacayo quien entiende al haberme escuchado, desamarra a Koa del carruaje y lo prepara.

-Ten cuidado y vuelve antes de que anochezca -dice Darren preocupado-. Estaremos al pie de la montaña.

Ambos miramos la zona donde estarían esperando, asentí comprendiendo justo cuando el lacayo me entrega a Koa. Me subí en este y sujeté sus riendas.

-Nos vemos en un momento -dije jalando de estas.

Koa se levanta en dos patas un segundo al girar y empieza a correr rápidamente. Rodeamos la ciudad tratando de no ser vistos, hasta entrar en el bosque. A mi mente pasan las imágenes y recuerdos, sabía por dónde ir... y Koa también.

Llegamos en poco tiempo y Koa dejó de galopar para solo caminar, cruzamos las enredaderas y yo vi aquel gazebo que tanto extrañaba, pero me decepciona no ver a Alex aquí; una parte de mí estaba esperanzada con que él no se hubiera ido y estaría aquí.

Me bajé de Koa y me acerqué al puente, todo se veía más gris, como si la ausencia de personas le quitara vida... Crucé por encima del puente y llegué hasta la estructura, algunas enredaderas ya comenzaban a crecer por donde no deberían. Se notaba lo abandonado que estaba.

Me acerqué a un pilar y lo toqué levemente, recordando mis momentos con Alex en este lugar. Sin poder evitarse las lágrimas empañaron mis ojos, me apoyé en el pilar y sollocé en silencio.

-Juro que voy a encontrarte, no importa cuánto tiempo pase... Lo haré.

***

***

El tener a Darren aquí era de gran consuelo para mí, yo no soy una persona que sepa mucho sobre guerras o estrategia, pero él ha sido educado para saber sobre eso y sobre supervivencia. Nos reunimos al rededor de una fogata que él y los guardias habían hecho, y por suerte para todos algunas de las chicas pertenecían a la cocina así que la comida estaba deliciosa.

Pero a pesar de lo bueno de la comida, nadie era capaz de disfrutarla. Todo estaba en silencio en un ambiente triste por lo que estaba pasando. Darren se acerca y se sienta junto a mí dejándome un vaso con agua en las manos.

-Ten, tienes que beber algo -menciona amablemente.

-Gracias...

Agarré el vaso y miré el agua por un momento, pude ver mi reflejo gracias al brillo de la fogata, suspiré profundo antes de beber el agua y luego dejar el vaso a un lado. Darren se acerca un poco más y me rodea con un brazo, le sonreí y me apoyé en él porque un abrazo era lo mejor que podían darme ahora. Lo necesitaba...

Anabella mira a todos lados, noté como si quisiera que el ambiente fuera menos tenso. Cierra los ojos y suspira antes de dejar salir una melodía conocida para todos, a pesar de ser de diferentes reinos... todos conocíamos aquella música que Anabella empezaba a tararear.

Nos miramos entre todos y dejamos salir una leve sonrisa mientras la escuchábamos empezar a cantar. Algunos seguían el ritmo y otras hacíamos un coro, pronto la tensión se disipó y disfrutamos de este momento entre nosotros.

Un par de guardias se levantaron y sacaron a bailar a las chicas, Darren se levanta y me tiende la mano con una sonrisa, la tomé devolviendole el gesto antes de ser jalada por él hasta estar de pie.

Todos comenzamos a bailar mientras reíamos y seguíamos cantando, Darren me hizo dar una vuelta antes de que termine la música. Aplaudimos mientras regresamos a nuestros lugares con los ánimos en el cielo, miré a Anabella y sonreí agradecida por aligerar el ambiente.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora