Capítulo 33

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Y así como Alexander quiso que fuera, desde la mañana que he estado con él, fuera de los territorios del castillo, fuera del alcance de la vista de su hermana. Nos la hemos encontrado al salir de su habitación pero al pasar por su lado ni siquiera se han mirado ni saludado, en cambio, el ambiente se ha sentido demasiado pesado y tenso entre ellos a pesar de haber sido solo por tres segundos.

No quise arruinar el día así que solo dejé pasar todo este asunto por hoy y contenté a Alexander hablando y riendo junto a él.

Fuimos a pasear con Anthas y Koa, estuvimos en el pueblo por un tiempo en donde Alex ayudó y saludó a su gente con tanta gentileza y alegría que si no lo conociera pensaría también que no pasa nada tan grave como la real situación en el castillo.

La relación que Alexander tenía con su pueblo era sumamente hermosa, digna de apreciar y admirar. Hasta daban ganas de no querer que nada malo les pase a ambos... quisiera poder evitar todo lo malo para que eso no ocurra.

-¿Te gustaría ir de regreso o quedarnos un poco más? -pregunta Alex mientras mirábamos a los caballos desde el gazebo.

-Mhm... un rato más, aún estoy cómoda.

Me acomodé mejor al estar recostada contra el cuerpo de Alex quien sonríe y besa mi cabeza tiernamente.

-Está bien, quedémonos un poco más.

Cerré los ojos mientras disfrutaba de mi momento con Alex, un momento que deseaba que durase para siempre.

-Alex, sé que no lo digo mucho pero... Te amo... mucho de hecho -mencioné sonrojada y sin querer mirarlo al rostro.

-¿A qué se debe esto tan repentino? -pregunta con el corazón acelerado.

-Pues, no lo sé, solo quería recordártelo.

Él se queda en silencio por poco tiempo antes de suspirar profundo.

-También te amo demasiado, Zaria... no lo olvides.

-¿Por qué habría de hacerlo? Claro que no lo olvidaré -sonreí y lo abracé.

-Me alegra oír eso... -besa mi cabeza.

Volví a cerrar los ojos y mantener el silencio entre ambos. Poco a poco empezó a atardecer pero yo estaba comenzando a dormirme. Alex pareció notarlo pero no me despertó, en su lugar me cargó en brazos y me llevó hasta el puente, donde llamó a los caballos. Podía sentir como si se hubiera subido a algo para luego subirse al caballo.

No me soltó, solo me acomodó y tomó las riendas rodeando mi cuerpo. Hizo andar al caballo en el que estábamos, el movimiento del trote ligero fue más relajante, además de estar entre los brazos de Alexander y tener su aroma tan cerca.

-Lo siento, Zaria... quisiera poder decirte todo.

Aquello me dejó confundida, pero no estaba consciente como para abrir los ojos y preguntar a qué se refería. Además, estaba tan segura de que cuando despierte lo habré olvidado decir eso. Quería preguntar, pero fue imposible. Ya me había quedado dormida.

***

***

No había visto a Alexander en toda la mañana, ni siquiera en la tarde. Nadie sabía a dónde había ido y tampoco veía a Idalia. Decidí no preocuparme demasiado y confiar en que estaría bien, volví al gazebo con un libro pero no pude concentrarme. Aunque dijera que no quería preocuparme lo hacía, pasé poco tiempo allí cuando quise regresar al castillo.

-Ana, ¿dónde está Alexander? pregunté al encontrarla.

-El príncipe está muy ocupado atendiendo asuntos importantes, señorita... no puede atender a nadie por ahora.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora