Alexander aparta la daga de Thalassa a la vez que se separa de ella y la mira de una forma que demostraba todo el odio que una persona pudiera sentir.
-¡No...! -Thalassa intenta recuperar su daga pero Alexander se hace a un lado y ella cae al frente.
Los guardias entran de inmediato y la someten hasta que no pudo liberarse. Yo me apoyé en mis manos temblorosas contra el suelo y apretando una contra mi cuello.
-¡Me has engañado! ¡¿Alexander, cómo has podido jugar así conmigo?! -le grita Thalassa llorando.
-Thalassa... tus celos enfermizos te han llevado demasiado lejos. Como primera deberías saber cuánto odio estas actitudes -le responde Alexander de una forma tan fría y severa.
Demasiado diferente a como le había hablado antes de besarla.
-No puedo pensar en otro castigo más apropiado para ti que... la muerte.
-¡No! ¡Por favor, príncipe! ¡Se lo suplico no me mate! ¡Solo hice esto porque lo amo! ¡Por favor!
-Sin embargo... djaré la decisión en manos del rey, él decidirá si mi castigo es la mejor opción. Llévensela.
Los guardias la jalan mientras ella se resiste, la sacan de la habitación a la fuerza y enseguida Alex se arrodilla junto a mí.
-Zaria... -me mira tan preocupado y tan asustado... jamás creí ver al heredero de Viltarin de esta forma y menos por mí.
Me abraza con firmeza y delicadeza a la vez para no lastimarme. Su corazón estaba acelerado y su respiración pesada, pero suspiró con alivio.
-Creí que iba a perderte... -murmura apenas audible.
-Sinceramente... creí que sí pasaría -respondí apoyando mi cabeza en su pecho y apretando mi agarre en su brazo-. Tenía tanto miedo...
-Pero ahora todo está mejor, finalmente estás a salvo de verdad.
-Espero que esta vez sea así...
Él ya no dice nada pero a la habitación entra la doctora con Anabella. Alex las mira antes de cargarme en brazos y dejarme nuevamente en la cama para por fin dejar que la doctora me atienda.
Ella me cura las heridas y revisa que no haya más. Por suerte, las heridas fueron superficiales y no necesitaría ni sutura o algo más que remedios y vendas.
-Si eso es todo, entonces me retiro... buenas noches, Alteza.
Alex asiente, mira a Anabella quien no necesitó de instrucciones para saber que tenía que acompañar a la doctora. Alex se sienta junto a mí mientras yo miraba mi brazo vendado.
-Supongo que... ya todo terminó, ¿cierto? -miré a Alex- ¿No hay ninguna otra con posibilidades de arranques de celos?
Alex solo me mira, pasea su vista por mis heridas y suspira profundo.
-¿Alex? -parece reaccionar cuando lo llamé.
-Lo siento.
-Está bien, estás con la adrenalina y es normal que no me prestes tanta...
-No, siento por todo lo que has pasado, Lícia.
Lo miré confundida por haberme llamado por mi nombre real. Él se levanta y se pasa una mano por el cabello.
-Jamás debiste de haber venido aquí... -murmura como si pensara en voz alta.
-Pero ya estoy aquí -respondí cautelosa-. Alex... ¿En qué estás pensando?
Él no responde de inmediato, solo me observa. Niega con la cabeza y vuelve a suspirar.
-Cuando termine el invierno, te regresaré a Adrestia.
Abrí los ojos de par en par. Debería estar feliz, emocionada y todas las buenas emociones por saber que volvería a casa con mis padres... pero era todo lo contrario.
-Alex, ¿qué estás diciendo? ¿Por qué lo harías?
-No puedo prometerte que esto no volverá a pasar y no quiero que corras ningún peligro como este otra vez...
-Pero... -me interrumpe.
-Creí que estarías feliz... Volverás a ver a tus padre y tus amigos, ¿qué cambió?
-Todo -aseguré y me levanté.
-No lo hagas... puedes lastimarte más -me detiene y me hace sentarme de nuevo.
-Alexander, no lo entiendes. Todo en mí ha cambiado desde que llegué, desde que te vi por primera vez... ¿Realmente quieres alejarme?
Él aparta la mirada, yo me levanté a pesar de que él no quería que lo hiciera y me acerqué más.
-Nunca creí que diría esto pero, Alex... me gustas... -me mira sorprendido-. Y no solo eso, creo... creo que me he llegado a enamorar de ti de verdad.
-Lícia...
-Zaria -corregí-. Tú me has dado ese nombre, me gusta más. Llámame de esa forma o no te haré caso.
-No, tú eres Lícia VonStein de Adrestia. Hija de unos nobles importantes, no una esclava ni parte de un harén. No eres alguien a quien se le deba dar otro nombre.
Hice una mueca de molestia por su terquedad. Parecía tan decidido que sabía que me costaría convencerlo.
-Ya soy mayor de edad y yo decido que hacer con mi vida y mi nombre. No mis padres, ni tú... Yo. Y yo decido ser Zaria, la favorita del príncipe Alexander de Viltarin. El hombre al que amo.
-No puedes estar hablando en serio, Lícia... -lo agarré por las mejillas y me acerqué más.
-Vuelve a decirme así y te juro que me enojaré de verdad y seré pesada. Sacaré mi niña mimada interior y te seré insoportable.
No pudo evitarlo y soltó una pequeña risa un poco amarga pero a la vez divertida. Me mira a los ojos, ve la determinación en mí o eso sentía que estaba haciendo.
-¿Realmente no podré sacarte de aquí?
-Ni usando a todo un ejército unido.
Él sonríe leve, cierra los ojos mientras piensa un segundo pero al volver a abrirlos me toma por la cintura y pega nuestros cuerpos.
-¿Qué me has hecho, Zaria...? Pensar en dejarte me hace sentir querer ser egoísta y retenerte a mi lado.
Enredé mis brazos en su cuello y sonreí tiernamente a la vez que con un poco de seducción.
-Hazlo, sé tan egoísta como quieras ser... y no me separes de ti. Amor mío.
-Princesa mía... -ambos nos acercamos hasta unir nuestros labios con intensidad.
Este beso era tan diferente a los demás, este era más dulce y cargado de sentimientos. No quería separarme, quería que el aire no fuese importante para nosotros en este momento. Sus manos aprietan mi cintura y mis dedos se enredan por su cabello.
A pesar de todo lo malo que ha sucedido estas semanas... estaba segura de que ahora estaríamos mejor, porque nos tenemos el uno al otro y la amenaza de Thalassa había terminado. Finalmente podré descansar más tranquila.
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AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS
RomanceLa hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por su cuenta, pero ¿cómo iba a saber que esa primera fiesta en el día de su cumpleaños sería el mismo día en que el reino enemigo decidiera atac...