Me abrí paso entre las personas tan rápido como se me era posible, no podía creer lo que veía y que aunque me estuviera acercando... pareciera que en realidad me alejaba más y más.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando se toparon con la escena frente a mí, quería detenerlo... quería evitar que sucediera pero no podía acercarme.
Sus ojos conectaron con los míos, aquellos que jamás podría olvidar y que anhelaba que volvieran a mirarme de aquella forma tan amorosa con la que solía hacerlo. Pero vi tras él, aquella figura que tenía una espada en mano y una sonrisa en el rostro. Idalia.
—Esto es la ley.
Ella levanta la espada, mientras que Alex, quien estaba atado de manos solo permanecía inmóvil y mirándome.
—Lo siento... —lo vi formular con sus labios antes de que Idalia cortara su cuello con rapidez.
—¡Alex!
Me levanté de golpe y con la respiración agitada. Miré a todos lados tratando de encontrarlo pero lo único que vi fue la habitación de Darren... ¿me había quedado dormida aquí?
—Alex... —recordé.
Me levanté de inmediato pero no contaba conque mis piernas estarían débiles, caí de nuevo sobre la cama sin poder evitarlo. Estaba por levantarme de nuevo, cuando la puerta de la habitación se abrió.
—Es bueno verte despierta... —Darren se acerca con una bandeja con comida—. Debes de comer un poco...
—Quiero ir —solté.
No parecía sorprendido, pero tampoco dijo nada. Dejó la bandeja sobre la mesita de noche y yo insistí.
—Por favor, Darren... Tengo que saber qué sucedió.
—¿Y qué pasa si lo que sucedió no es de tu agrado? —cuestiona un poco más serio—. Lícia, vi como una suposición te afectó hasta tal punto de desmayarte por el llanto pero aún inconsciente seguias llorando.
Su mirada preocupada y lastímera me hizo guardar silencio por poco tiempo.
—No estaré tranquila hasta saber personalmente que eso es cierto. No quiero vivir con la duda...
Darren resopla y me da la espalda por un momento. Yo vi la comida en la bandeja sintiendo que no podía comer nada, pero eso solo me hizo recordar a cuando Alex me hizo comer la primera semana que estuve con ellos.
—Quiero ir con él...
Darren se voltea para verme, sabía que por sus sentimientos hacia mí esto tal vez le dolía... pero no podía evitarlo, de nuevo. Se queda en silencio pero termina suspirando y asintiendo.
—Está bien... si eso quieres, te llevaré.
—No tienes que hacerlo...
—Te llevaré aunque no quieras, no quiero arriesgarme a que terminen atrapándote y vendiéndote de nuevo. No creo que tengas buena suerte tres veces seguidas...
No respondí porque tenía razón, es cierto que aquellas dos únicas veces que me han vendido o regalado como esclava fueron de suerte... no creo que vuelva a repetirse.
—Pero no quiero separarte de tus hermanos... tu hermana aún te necesita.
Darren estuvo por responder pero la puerta se abre de nuevo y justamente entra la menor.
—Lo siento por escuchar... pero no tienen que preocuparse por mí, Ambrose, Killian y los demás estarán cuidándome —sonríe ella tiernamente.
Tanith me observa antes de acercarse agachando la cabeza y con un poco de vergüenza en su mirada.
—Lamento lo que dije en los establos, no quise hacerte enfadar.
—Tanith... —la abracé rápidamente—. Está bien, no te disculpes... en realidad te agradezco. No quisiera usar a tu hermano como clavo para olvidar al otro clavo.
Ella suelta una leve risa al igual que vi la sonrisa divertida de Darren.
—Siento alterarte y que te desmayaras... en serio —murmura.
Sentí como Tanith negaba con la cabeza y se aferraba más a mí. Ambas nos consolamos en ese momento y aseguramos de que ella estaría bien con quienes la cuidarían aquí.
—Partiremos cuando estés lista —menciona Darren.
—Iré a cambiarme, quiero salir lo antes posible —respondí.
—Entiendo, pediré que preparen todo.
Agradecí en murmullos y me fui hasta mi habitación para cambiarme. Todo el tiempo estuve preocupada y deseando que Alexander estuviera bien...
Solté un resoplido al estar lista y salir de la mansión. Vi a los hermanos esperando en la entrada donde un carruaje cerrado nos esperaba, Koa era uno de los dos caballos que jalaba este. Me acerqué al caballo y lo acaricié un poco antes de acercarme a Darren.
—Estoy lista.
—Entonces, es tiempo de irnos —me sonríe.
Asentí devolviendole el gesto y me acerqué a los hermanos para despedirme de ellos. Pronto estuvimos dentro del carruaje, el lacayo lo pone en marcha y mis nervios aumentaron. No podía dejar de sobre pensar, Darren se da cuenta y apoya su mano sobre la mía en mi regazo.
Me demostraba su apoyo con este gesto. Sonreí de nuevo sintiéndome un poco mejor que antes, miré hacia la ventana y traté de llenar mi cabeza con el paisaje de los lados y no con pesimismo. Aunque fue una tarea muy complicada y casi imposible.
Por favor... Alex... por favor dime que estás bien, por favor...
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AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS
RomanceLa hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por su cuenta, pero ¿cómo iba a saber que esa primera fiesta en el día de su cumpleaños sería el mismo día en que el reino enemigo decidiera atac...