Alexander había mantenido su promesa de permanecer conmigo en todo este tiempo y tener a los mejores doctores tras mí las veinticuatro horas del día. Cumplía con mis necesidades, todo lo que quisiera él se encargaba de conseguirlo para mí. Especialmente mis antojos.
-¿Ya estás satisfecha, mi reina? -pregunta Alex mientras me observa terminar mi décimo plato de costillas.
-Hm... -lo pensé un poco-. Creo que puedo hacer una pausa.
Alex suelta una leve risa mientras agarra el pañuelo de tela y limpia mis labios con suavidad. Sonreí mientras lo miraba y dejaba que siguiera hasta que dejó el pañuelo a un lado y observó mi vientre ya abultado de cinco meses y apoyó su mano sobre este y lo acarició suavemente. Noté movimiento a un costado, ambos volteamos a ver cuando Rase sube de un salto a la cama y se acuesta a mi otro lado. El perro aún teniendo meses de edad, de igual forma estaba más grande.
-Alguien busca atención -mencioné apoyando mi mano en la cabeza del peludo.
Alex ríe pero lo acaricia igualmente. Rase se acomoda dejando su cabeza cerca de mi estómago. Lo olfatea y deposita una leve lamida en este como si supiera que hay un bebé dentro.
-Quiero ir a pasear -mencioné.
-Recuerda que... -interrumpí a Alex.
-Que no debo esforzarme mucho. Me lo dices todo el tiempo y lo sé. Tampoco quiero ir tan lejos, ni sin estar embarazada aguantaría, solo quiero caminar un poco.
Termina suspirando y accediendo. Los tres nos levantamos y nos alistamos para salir. Anabella y dos sirvientas más nos acompañaron para asistirme en todo lo que necesitara; además, teníamos tres guardias detrás. Fuimos al pueblo para saludar a los civiles, ellos me deseaban buena salud para mí y para el bebé.
-Esperemos que el heredero o heredera sea tan fuerte como sus padres.
-Claro que lo será. No cabe duda.
Sonreí ante las palabras de las personas a mi alrededor. Alex estaba un poco más atrás observando la escena junto a Rase, los guardias y las chicas.
-Majestad -miré abajo para encontrar a una niña mirándome con una sonrisa-. Hice esto para usted.
Me tiende una corona de flores muy hermosa. La tomé con delicadeza y besé la cabeza de la niña.
-Muchas gracias, está muy bien hecha, es hermosa. Tienes talento.
La niña se sonroja apenada. Me puse la corona de flores y me erguí. Volteé a ver a los demás; Alex se me acerca y me toma de la mano.
-Oye, tengo que ir a entrenar a los nuevos...
-¿Puedo ir? -pregunté antes de que me dijera otra cosa.
-No es un lugar para que mi reina vaya -besa mi cabeza.
-Estuve en un campo de batalla. Un entrenamiento no puede ser peor.
-Buen punto -responde-. Bien.
Sonreí satisfecha. Alex me lleva hasta la zona de entrenamiento en donde ya estaban practicando varios soldados. Alex me indica dónde puedo estar y va donde un grupo de nuevos reclutas. Rase se sienta a mi lado, las demás chicas estuvieron pendientes de mí.
Vi a Alex cambiar por completo, no me sorprende, ya lo había visto así. Cuando no se trata de mí o de aquien muy cercano... es otra persona. Se vuelve más serio e imponente... me encanta.
De repente lo vi quitándose la camisa por culpa del calor y para tener una mejor movilidad. Las nuevas mujeres reclutas se vieron sonrojadas y suspirando pero apartaron la mirada por respeto a mí. Sonreí de lado, me dediqué a admirar como los músculos de mi amado rey se tensaban y contraían con cada movimiento. Viltarin era posiblemente el único reino en donde el rey mismo entrenaba a sus soldados.
No me quejo.
-Que buen padre te ha tocado, cariño -murmuré casi inaudible.
-¿Dijo algo, majestad? -preguntan las chicas haciéndome sobresaltar.
-¿E..Eh? No nada, no dije nada.
Ellas asienten dudosas pero yo volví a prestar atención a Alexander. Sus movimientos coordinados y fuertes... ¿es culpa mía o son las hormonas del embarazo el que esté pensando así? Me sonrojé y avergoncé por mis pensamientos, negué con la cabeza para sacarme esas ideas y tratar de no pensar más en ese tipo de cosas.
Pero sí... definitivamente mi hijo tuvo suerte con su padre. Y yo con mi esposo.
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AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS
RomanceLa hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por su cuenta, pero ¿cómo iba a saber que esa primera fiesta en el día de su cumpleaños sería el mismo día en que el reino enemigo decidiera atac...