Las noticias sobre Alex eran buena, el doctor me había dicho de que estaba mejor que hace unos días cuando llegamos, y que hoy podría volver a Viltarin. Estaba tan feliz por él, saber que estaba bien era un gran alivio para mí. El doctor me guió hasta su habitación, me dejó frente a esta y se fue. Llamé a la puerta suavemente.
-Adelante -escuché del otro lado.
Al abrir la puerta y entrar en la habitación, lo vi luchando por ponerse los botones de su camisa. Parecía algo frustrado, quería usar su otra mano pero pareciera olvidar lo que pasó.
-No me mires así -reaccioné al escucharlo. Él me estaba viendo algo molesto por encima de su hombro-. Deja de verme de esa forma.
-¿A qué te refieres? -pregunté acercándome, volvió a apartar la mirada al frente pero yo apoyé mis manos en su espalda-. Me preocupo por ti, es todo.
-Pareces tenerme lástima.
-Alex... te han cortado una mano -le recordé que no era tan poca cosa-. Aún ni te acostumbras y me duele verte luchando por hacer cosas que antes podías hacer sin problema.
-Sí, bueno... No me arrepiento de nada. Era perder mi mano o... perderte a ti -murmura suspirando.
Besé su nuca haciéndolo estremecer, pasé mis brazos por debajo de los suyos y le prendí los botones uno a uno mientras acercaba mis labios a su oreja.
-Desde ahora, hasta que te acostumbres, yo seré tus manos. Lo que necesites de ambas, aquí estaré.
-No tienes que hacerlo -responde volteando.
-Lo sé, pero quiero hacerlo. Solo será por un tiempo -sonreí-. Estoy segura de que todo lo que hacías con ambas manos podrás hacerlo ahora con una. Confío en ti.
-No sé cómo voy a gobernar sin una mano... Necesito ambas -dice cerrando los ojos y agachando la cabeza.
-Crees que sí solo porque ningún otro rey ha perdido nada y tú eres el primero. Pero eres fuerte, sé que eres capaz de afrontar esta nueva dificultad y sobre pasarla.
Alex me mira fijamente mientras hablaba, parece estarlo pensando hasta resignarse en hacerme caso. Me sonríe y me atrae hasta él para besar mis labios con intensidad y pasión. Lo seguí de inmediato y acaricié sus hombros mientras lo hacía. El beso se profunzó, sentía que me quedaba sin aliento por lo que comencé a jadear en busca de llenar mis pulmones. Bajé mis manos por su torso y más abajo, pero antes de seguir él detiene todo y se aparta.
-Es mejor irnos ya -dice él sin mirarme.
-Claro... por supuesto.
Alexander me da la espalda para buscar sobre la cama su capa que habían mandado a lavar al igual que toda su ropa. La miró pensando en cómo hacer para ponérsela; estaba por ayudarlo pero él se las arregló y se la puso casi sin problemas. Sonreí y me acerqué de nuevo, lo miré y acomodé su capa ya que le había quedado un poco chueco.
-Te lo dije. Sabes arreglártelas.
Alex no responde, en cambio decide cubrir su brazo izquierdo con aquella capa y salir. Lo seguí hasta afuera del centro médico, él quería reunirse con sus soldados así que lo llevé hasta ellos que estaban en los establos.
-Alteza... -todos sus soldados se levantan y hacen una reverencia por respeto.
Alexander levanta la mano a la altura por debajo de su pecho para indicar que se levanten y ellos así lo hacen.
-Veo que la gran mayoría se recuperó bien -mira él a cada uno.
Yo me sentía tan mal por aquellos que tendrían algo permanente; así como Alex, algunos habían perdido alguna extremidad o tienen heridas que jamás sanarán del todo. Pero ver a su príncipe los hacía sonreír, todos ellos, no importaba en qué situación estuvieran, sonreían.
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AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS
RomanceLa hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por su cuenta, pero ¿cómo iba a saber que esa primera fiesta en el día de su cumpleaños sería el mismo día en que el reino enemigo decidiera atac...