Narra Zaria
Hice que el paso de Koa se detuviera cuando entramos en el área del campamento. Todos se movían de un lado al otro, llevando heridos y asistiendo a los nuevos que iban en su lugar. Llegamos hasta los cuidadores de caballos, bajamos de los nuestros y vi cuando llevaron a Darren con un doctor.
-Venga conmigo -me dice un soldado.
Asentí en respuesta y lo seguí. Me guió hasta una carpa de campaña en donde me dejó para esperar por un médico. Llegó uno a los pocos segundos y se dedicó a curar los raspones o cortadas que tenía, nada grave.
-Por el momento debe de permanecer aquí, cuando sea seguro la mandaremos a Adrestia para que regrese con su familia -me explica el médico mientras guardaba sus cosas luego de curarme.
-Entiendo, gracias.
Él asiente y se va, dejándome sola. Suspiré profundo. Miré hacia la entrada de la carpa, pensé en Alexander y en lo preocupada que me sentía por él en estos momentos. Salí de la carpa para mirar a mi alrededor, sentía tanta lástima por todos los soldados que iban y venían. Inhale profundo hasta llenar mis pulmones y me regresé dentro de la carpa. Tuve que sentarme en la cama porque ya no podía mantenerme en pie por más tiempo. Mi cabeza dolía y me sentía agotada y mareada.
Terminé por acostarme y caer dormida, o inconsciente, de todos modos sentía que mi cuerpo flotaba, por un momento, todas mis preocupaciones desaparecieron. Me sentía en paz. Soñando con un día feliz a lado de mi familia y Alexander, conviviendo todos juntos en armonía. Eso era lo que más anhelaba, era lo que deseaba mas que nada en este mundo. Pero de repente comencé a escuchar gritos, primero creí que se trataba de alguien en mis sueños, pero unas sacudidas me hicieron reaccionar.
-¡Lícia, despierta!
Abrí los ojos de par en par, creía que estaba alucinando pero no... Sadie, mi mejor amiga, estaba frente a mí, pero se veía preocupada, se veía mal.
-¿Sadie...? Estás aquí -hablé sorprendida.
Realmente no sabía cómo sentirme, ¿feliz? ¿Preocupada? ¿Asustada?
-Lícia, bien que despiertas. Ven, tenemos que irnos.
Repentinamente ella toma mi mano y me jala hasta fuera de la cabaña. Vigila los alrededores y me hace salir con sigilo. La miré extrañada, ¿por qué actúa como si estuviéramos escapando de los enemigos?
-Sadie, ¿qué...? -ella cubre mi boca y me hace una seña con el dedo sobre sus labios para que callara.
Nos escondimos tras unas cajas de provisiones, ambas nos asomamos y vimos a un guardia Adrestiano custodiando el lugar. Mira a todos lados pero al no ver nada se aleja silbando.
-Sadie, dime qué pasa -exigí.
Ella me observa por un segundo pero niega con la cabeza y susurra muy despacio.
-No hay tiempo, tenemos que irnos.
Jamás he tenido razones para desconfiar de Sadie ni de mi propio reino. La miré por poco tiempo antes de suspirar y asentir. Si Sadie quería escapar de algo... tenía que hacerle caso, ella parece saber algo que yo no.
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AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOS
RomanceLa hija de un noble finalmente cumplirá la edad suficiente para poder participar de fiestas importantes por su cuenta, pero ¿cómo iba a saber que esa primera fiesta en el día de su cumpleaños sería el mismo día en que el reino enemigo decidiera atac...