Capítulo 64

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Narra Zaria

Hice que el paso de Koa se detuviera cuando entramos en el área del campamento. Todos se movían de un lado al otro, llevando heridos y asistiendo a los nuevos que iban en su lugar. Llegamos hasta los cuidadores de caballos, bajamos de los nuestros y vi cuando llevaron a Darren con un doctor.

-Venga conmigo -me dice un soldado.

Asentí en respuesta y lo seguí. Me guió hasta una carpa de campaña en donde me dejó para esperar por un médico. Llegó uno a los pocos segundos y se dedicó a curar los raspones o cortadas que tenía, nada grave.

-Por el momento debe de permanecer aquí, cuando sea seguro la mandaremos a Adrestia para que regrese con su familia -me explica el médico mientras guardaba sus cosas luego de curarme.

-Entiendo, gracias.

Él asiente y se va, dejándome sola. Suspiré profundo. Miré hacia la entrada de la carpa, pensé en Alexander y en lo preocupada que me sentía por él en estos momentos. Salí de la carpa para mirar a mi alrededor, sentía tanta lástima por todos los soldados que iban y venían. Inhale profundo hasta llenar mis pulmones y me regresé dentro de la carpa. Tuve que sentarme en la cama porque ya no podía mantenerme en pie por más tiempo. Mi cabeza dolía y me sentía agotada y mareada.

Terminé por acostarme y caer dormida, o inconsciente, de todos modos sentía que mi cuerpo flotaba, por un momento, todas mis preocupaciones desaparecieron. Me sentía en paz. Soñando con un día feliz a lado de mi familia y Alexander, conviviendo todos juntos en armonía. Eso era lo que más anhelaba, era lo que deseaba mas que nada en este mundo. Pero de repente comencé a escuchar gritos, primero creí que se trataba de alguien en mis sueños, pero unas sacudidas me hicieron reaccionar.

-¡Lícia, despierta!

Abrí los ojos de par en par, creía que estaba alucinando pero no... Sadie, mi mejor amiga, estaba frente a mí, pero se veía preocupada, se veía mal.

-¿Sadie...? Estás aquí -hablé sorprendida.

Realmente no sabía cómo sentirme, ¿feliz? ¿Preocupada? ¿Asustada?

-Lícia, bien que despiertas. Ven, tenemos que irnos.

Repentinamente ella toma mi mano y me jala hasta fuera de la cabaña. Vigila los alrededores y me hace salir con sigilo. La miré extrañada, ¿por qué actúa como si estuviéramos escapando de los enemigos?

-Sadie, ¿qué...? -ella cubre mi boca y me hace una seña con el dedo sobre sus labios para que callara.

Nos escondimos tras unas cajas de provisiones, ambas nos asomamos y vimos a un guardia Adrestiano custodiando el lugar. Mira a todos lados pero al no ver nada se aleja silbando.

-Sadie, dime qué pasa -exigí.

Ella me observa por un segundo pero niega con la cabeza y susurra muy despacio.

-No hay tiempo, tenemos que irnos.

Jamás he tenido razones para desconfiar de Sadie ni de mi propio reino. La miré por poco tiempo antes de suspirar y asentir. Si Sadie quería escapar de algo... tenía que hacerle caso, ella parece saber algo que yo no.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora