Capítulo 16

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Traté de saber en donde estábamos pero parecía un campo abierto. Alexander me guiaba mientras que yo no sabía ni que estaba pasando.

-Am... ¿Qué hacemos aquí? -pregunté.

-Ya verás, ten paciencia -me responde sonriendo.

-¿No piensas matarme y tirarme en algún lado, cierto?

Él suelta una gran carcajada antes de detener sus pasos.

-Tranquila. Dios... que paranoica -lo imité en burla y él vuelve a reír-. Ya llegamos.

Miré a todos lados pero seguía viendo lo mismo, hasta que Alexander silba con fuerza. Lo miré extrañada pero pocos segundos después vi al frente como dos caballos se acercaban galopando hasta nosotros. Abrí los ojos de par en par, mi vista permanece en el hermoso caballo gris oscuro con negro en las patas y el hocico. Era hermoso...

Los caballos se acercan hasta nosotros y el que estaba a un lado del caballo gris se acercó a Alexander quien lo acaricia al instante.

-¿Qué te parece un paseo a caballo? -preguntó sonriendo.

-Me encanta... Adoro montar a caballo -hablé emocionada y luego posé mi vista en el caballo frente a mí.

Me acerqué un poco y con tranquilidad, este me vio pero no hizo nada. Lo acaricié un poco en la cabeza y sonreí más ampliamente sin poder evitarlo. Estos caballos ya tenían las riendas y sillas puestas.

-Me alegro saber eso, ¿necesitas ayuda para subir?

Quería decir que no para demostrarle que yo podía sola pero viendo el tamaño del caballo a comparación mía... y sin tener algo que me ayude a subir, me sería imposible.

-Puede que un poco.

Alexander sonríe acercándose hasta mí, me toma por la cintura y me eleva hasta sentarme en el caballo sin problema. Me acomodé y agarré las riendas pero acaricié al caballo un momento. Alex se sube al suyo en un segundo y se coloca a mi lado.

-Vamos, tenemos todo esto para caminar.

-¿Caminar? ¿Quien dijo algo sobre caminar? Yo prefiero ¡correr!

Con la última palabra hice que el caballo empezara a galopar de inmediato. Volteé a ver a Alexander quien estaba sorprendido pero de inmediato hizo que su caballo me alcanzara.

Me sentía tan bien sobre un caballo de nuevo, hace años que no montaba, desde que Aarón había fallecido. Cerré los ojos y sentí todo a mi alrededor con mayor intensidad, las fuertes pisadas del caballo, su respiración, el viento golpeando mi cuerpo.

-Oye, me has sorprendido -abrí los ojos y miré a Alexander.

-Esa era la idea -sonreí con diversión-. No te preocupes, he montado toda mi infancia hasta mi adolescencia, sé lo que hago.

-Seguro que sí.

Le dediqué otra sonrisa antes de agarrar las riendas con firmeza y hacer girar al caballo rápidamente esquivando un gran desnivel. Alex fue por el otro lado, nos reencontramos al estar abajo y volvimos a correr a un lado del otro.

A esto nos dedicamos todo el día, fue estupendo. Había olvidado lo que se sentía estar sobre un caballo. Y este era tan noble y tan bueno, parecía entenderme con tan poco. Iba por donde yo quería ir antes de que lo direccionara.

Pronto empezó a oscurecer y tuvimos que regresar al castillo, fuimos hasta allí sobre los caballos y Alex se bajó del suyo para acercarse a mí y ayudarme a hacer lo mismo. Quedamos muy cerca y sus manos en mi cintura me hacían hormiguear aunque estuviera tocando por encima de mi ropa.

-Me ha gustado el paseo, gracias Alex... -comenté sonriendo y me giré hasta ver el caballo atrás de mí-. Fue grandioso andar con él por esta vez...

-¿No crees que lo volverás a ver? -pregunta llamando mi atención.

-Pues... ¿no es tuyo? -respondí confundida.

-Creo que que no has entendido mi sorpresa. No era el paseo... el caballo es para ti -sonríe.

-¿Qué? -abrí los ojos de par en par- ¿Es en serio?

Asiente una vez y yo no pude contener la sonrisa. Giré hasta el caballo y acaricié su cabeza emocionada.

-No puedo creerlo... -mencioné-. Es realmente hermoso.

-¿Cómo piensas llamarlo? -preguntó.

Lo pensé un momento y sonreí ligeramente.

-Koa... Me gusta Koa.

-Es un buen nombre, en mi opinión -responde Alexander.

Los encargados se llevan a ambos caballos y Alex me hace entrar en el castillo de nuevo, pero estando en la entrada me llega una ráfaga viento helado, más frío que el fresco de hace un momento. Miramos afuera de nuevo.

-El invierno... Mi primer invierno lejos de casa... -murmuré pensando en voz alta.

Volví a mirar dentro del castillo, Alex me lleva hasta las puertas del harén. Nos despedimos allí y cada uno fue por su lado. Las mujeres me observan, pero yo solo pasé junto a ellas sonriendo y yendo hasta mi habitación. Cerré las puertas recostándome por ellas y suspirando.

¿Qué me ha pasado?

Suspirando así por un Viltarin, y no cualquiera... sino el heredero al trono. Me senté en mi cama y vi mi collar sobre la mesa junto a esta, lo tomé entre mis manos y miré el emblema.

-Mamá, papá... quisiera que ustedes vieran lo que yo -apoyé el collar contra mi pecho-. Quisiera que todos lo hicieran...

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora