Capítulo 72

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Abrí la puerta lentamente y con cautela, miré dentro de la habitación y sonreí al ver a Alexander aún acostado en la cama, durmiendo. Abrí más la puerta y le hice señas a la chicas para entrar, ellas lo hicieron dejando el carrito de comida frente a la cama. Se lo agradecí y ellas salieron cerrando la puerta tras ellas. Me subí a la cama y me acerqué a Alex que estaba sin camisa, dándome la espalda. Me acerqué y besé la piel de su nuca y bajé haciéndolo estremecer.

-Amor mío... -murmuré.

Seguí besando su piel hasta que repentinamente estaba bajo su cuerpo, con él mirando mis ojos con intensidad y lujuria.

-Mi reina... haces que mis mañanas sean aún mejor cada vez.

Se acerca y besa mis labios hasta dejarme sin aliento, luego baja y besa mi cuello hasta morderlo y dejar marcas. Jadeé por las sensaciones que él conseguía despertar en mí. Pero debía parar porque el desayuno iba a enfriarse. Lo detuve e hice que me mire al rostro y sonreí.

-Feliz cumpleaños, mi amor -dije para luego apuntar atrás de él-. Te trajimos el desayuno.

Él voltea a ver y sonríe antes de volver a mí y abrazarme con firmeza.

-Se ve delicioso, pero ahora mismo prefiero algo más...

Su mano acaricia mi pierna y se mete bajo la bata que tenía puesta. Sus besos vuelven a mi cuello y baja hasta mi pecho.

-Va a enfriarse... -hablé entre jadeos.

-Será rápido.

-Sí, claro -respondí sarcástica.

Realmente intenté que se detuviera para comer antes de que se enfríe pero fue inútil, por lo que terminé rendida ante el placer. Alexander desata el nudo de la bata para poder abrirla y ver mi cuerpo desnudo, se endereza para apreciarme mejor y sonríe.

-Perfecta.

Sonreí sonrojada. Alex no se espera más y toma mis muñecas para colocarlas sobre mi cabeza, sus besos bajan por mi cuerpo, rozando sus labios por mi piel para hacerme erizar. Se encuentra con mi intimidad y respira cerca de allí hasta hacerme estremecer. Cuando pasa su lengua me hizo sobresaltar, me arqueé y jadeé más; Alex mueve su lengua de forma que me hacia humedecer aún más. Mete su lengua dentro de mí y la mueve con maestría mientras su mano aprieta mis muñecas para no dejarlas escapar.

-Oh, Dios... A..Alex -gemí.

Hacía tanto que no lo sentía de esta forma. Pareciera que no podía aguantar por mucho más tiempo, lo hace tan bien que es imposible resistirse. Solo que justo antes de terminar, él se detiene. Se sentía frustrante que lo haga, quería correrme. Alex estaba entre mis piernas, miré su erección bajo sus pantalones y para ayudarlo usé mis pies para bajar sus prendas y sacar su dura erección.

Tragué grueso al verlo, sentía mi intimidad palpitando y estaba ansiosa. Alexander sonríe de lado y me hace dar vuelta hasta colocarme sobre mis manos y rodillas. Sujeta mi cabello y jala de él para inclinar mi cabeza hacia él y besar mis labios mientras mete su miembro en mi interior de una embestida. Gemí en su boca, lo sentía tocando el fondo de mi interior, golpeando una y otra vez hasta volverme loca.

-¡A..Alex...! ¡Dios! Así... sigue -pedí entre gemidos.

-Mi reina, estar dentro de ti es el paraíso para mí -besa mi cuello y baja por mi espalda-. Eres magnífica.

Golpea más fuerte, mejorando las sensaciones. Me aferré a las mantas pero sentía mi agarre débil por el placer. No sabía cuánto tiempo había pasado, se sintió una eternidad, pero estaba llegando a mi límite al igual que él. Alexander jadeaba, sus embestidas se volvían cada vez más irregulares. Su mano baja a sujetarme por el cuello para volver a inclinar mi cabeza hacia atrás y besarme.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora