Capítulo 55

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Darren se coloca unos pasos al frente nuestro, el caballo de su padre se acerca trotando mientras aquel hombre mira a Darren.

-Darren... me sorprende verte del lado... equivocado. ¿Qué hace la esclava aquí? -me mira y apunta con su espada.

Alexander se coloca a mi lado y sujetando una espada la coloca frente a mí a modo de protección.

-Y el príncipe... -ni parece genuinamente sorprendido-. Que yo recuerde, tenemos la orden de matarlo si lo veíamos por el reino, este pueblo ahora pertenece a Viltarin... así que...

-No tocarás al príncipe ni a Lícia... en cuanto yo esté aquí, padre.

El señor Drach ríe sarcástico y apunta a su hijo con su espada, él la golpea con la suya.

-¿Tú? Aún no estás a la altura, no serás capaz de enfrentarte a mí y mucho menos de ganarme.

-Eso está por verse.

-Lo dudo... Como sea, más tarde hablaré contigo sobre este comportamiento tuyo. Ahora tengo otra tarea que cumplir.

El caballo del señor Drach corre de golpe hacia nosotros, Alexander hace que el caballo en el que estaba empuje a Koa y me hiciera a un lado pero antes de que siquiera pudiera llegar a nosotros, Darren corta un poco al caballo siendo esta la única forma de evitar que matara a alguno de los dos.

El caballo pierde el control por el dolor, levantándose en dos patas y dando el tiempo a Alexander de hacerle una corrada en el brazo al señor Drach. Este se queja y suelta a su caballo, provocando que cayera al suelo y el caballo se alejara corriendo.

-¿Qué decías? ¿Que no podría contra ti? -Darren apunta su espada al rostro de su padre-. Pues ahora tengo la ventaja.

El padre maldice y mira a su hijo con furia pero él nos voltea a ver a nosotros.

-Váyanse.

Alex apoya su mano sobre la mía sujetando las riendas y me hace girar. Ambos hacemos correr a los caballos pero no pude evitar no voltear a ver a Darren quien solo nos veía alejarnos. Me sonríe con tranquilidad y ternura para calmarme antes de volver la atención a su padre. Regresé la mirada al frente para concentrarme, Alex me guía en todo momento.

-¡Por aquí!

Doblamos de golpe y esquivarmos a otros guardias, Alex no dejaba de ver en mi dirección para asegurarse de que estuviera bien y atrás de él. Pronto conseguimos salir del pueblo, corrimos hasta alejarnos sobre una colina en un valle y allí nos detuvimos, miramos atrás y observamos como los Viltarin tomaban el pueblo.

-No puedo creerlo... -escuché a Alexander-. Idalia realmente quiere gobernar todo el continente.

-¿Por qué? ¿Cuál es la razón de tanta avaricia? -cuestioné.

-Creo saber la razon... lo mencionó una vez antes de irse hace años -Alex me voltea a ver-. Quiere aniquilar a toda Adrestia.

Mi corazón se oprimió en mi pecho con miedo, hice una mueca pero volvimos a ver al pueblo.

-Vamos, hay que escondernos hasta que los demás salgan de aquí -dice Alex y mira al atardecer-. Y antes de que se haga de noche.

Asentí estando de acuerdo, Alex hace girar al caballo y lo hace correr. Yo me tardé un poco por la preocupación, miré hasta atrás queriendo ver a Darren salir junto a los otros pero eso no ocurría y tuve que resignarme a eso. Hice que Koa saliera corriendo y alcanzara a Alexander cuanto antes, me coloqué a su lado y entramos al bosque nuevamente para escondernos allí y asegurar nuestro escondite.

No fue difícil encontrar una cueva que nos ayudara, Alex se baja del caballo y se acerca a la entrada con la espada en mano.

-Espera aquí... -me dice en un susurro.

Tragué con dificultad al ver que se adentraba en la cueva oscura. Entrecerré los ojos para tratar de ver algo pero solo conseguí asustarme por la concentración que mantuve cuando un murciélago casi choca contra mi rostro, otros le siguen pero volví a mirar a la cueva. No pude ver nada ni saber que estaba pasando hasta que lo vi salir tranquilo y guardando la espada.

-Es seguro. Podemos ocultarnos aquí. No está lejos del pueblo, escucharemos si alguien viene y si son los otros.

Asentí un poco más aliviada, Alex me ayuda a bajar de Koa y ambos entramos a la cueva. Me senté sobre una gran roca y me abracé a mí misma, Alex vuelve a ir hacia la entrada.

-Ya vuelvo, princesa. No te preocupes, estaré al frente -dice rápido al verme preocupada.

-E..Está bien.

Él se me queda mirando un segundo antes de apartar la vista y salir. No escuché nada, abracé mis piernas tratando de calmarme y conseguir algo de calor que por la noche siempre comenzaba a hacer más frío. Me sobresalté cuando escuché un ruido seco, pero pronto entendí que se trataba de Alex, ¿estaba cortando madera?

Pasaron los minutos cuando lo volví a ver cargando de esta materia y dejándola en el suelo frente a mí. Me levanté enseguida.

-¿Qué haces? No puedes hacer esfuerzo físico.

-Tampoco quiero que nos muramos de frío -me sonríe y acaricia mi barbilla-. Estoy bien, no te preocupes.

-Alex, tienes que descansar.

-Te prometo que descansaré cuando termine con esto, mientras tanto... ¿no quieres ver si los caballos están bien?

Resoplé un poco antes de asentir sin más, me alejé de él mientras lo veía preparar la madera para la fogata que pensaba hacer. Salí de la cueva y miré a ambos caballos cerca de aquí, pastando. Me acerqué a ellos y acaricié a Koa con ternura.

-Oh Koa... ¿cuándo terminará todo esto? -cuestioné pensativa.

El caballo sigue pastando junto al otro mientras yo permanecía junto a ellos, el frío comenzaba a hacerme temblar, rogaba por algo que me mantuviera cálida hasta que Alex se me acerca.

-Hey... ven, ya está todo listo.

Tomé su mano tendida hacia mí y lo acompañé de regreso hasta dentro de la cueva, vi la fogata ya encendida, me acerqué a esta y me senté para conseguir del calor, suspiré aliviada. Alexander se sienta a mi lado y me rodea con un brazo hasta atraerme más a él y apoyar su cabeza sobre la mía. Volví a sentirme cómoda y en una burbuja, que se reventaba cada vez que recordaba nuestra situación actual.

Miré hacia la entrada de la cueva, el sol ya se había ocultado en el horizonte y los ruidos nocturnos empezaron a escucharse. Era tranquilo, siempre me había gustado la oscuridad... pero ahora me angustiaba. Sentía que alguien aparecería en cualquier momento para matarnos y separarnos una vez más. Alex me hace sobresaltar cuando toma mi mano con más firmeza.

-Princesa, preocuparse demasiado hará que no puedas dormir y debes hacerlo.

Resoplé negando porque ya estaba preocupada, no podría dormir de todos modos. Alex nos acomoda hasta que terminamos acostados en el suelo; él abrazándome y yo ocultando mi rostro en su pecho. Elevé la mirada hasta encontrarme con la suya, acaricia mi mejilla con delicadeza hasta tomar mi barbilla con su dedo índice y pulgar y acercarnos.

Besa mis labios tiernamente y en cuanto se separa una melodía proviene de su garganta. Grave y ronca, Alex empieza a tararear el comienzo de una canción que conocía bien. La letra de aquella canción sobre romance cantada por él me hizo sentir hipnotizada. Lo escuchaba atenta, porque cantaba muy bien. Acaricia mi cabello mientras continúa cantando, enseguida pude sentir mi cuerpo lleno de alivio y cansancio. Toda tensión en mí desaparece al tener a Alexander cerca.

Mis ojos comenzaron a cerrarse, ya sin poder evitarlo. Alex continúa cantando y acariciando mi cabello; besa mi cabeza y me acurruca junto a su cuerpo. No pude seguir escuchándolo cuando ya me había quedado dormida gracias a su relajante canción.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora