Capítulo 58

237 32 4
                                    

Las manos de Alex acarician mi cuerpo mojando mi ropa sin importarnos. Me incliné más sobre él, buscando unirnos aún más. El beso se intensificaba a medida que pasaban los segundos y nuestros deseos hacían aparición en ambos. Mi mente estaba en blanco hasta que una de mis manos roza su brazo y siente una de sus heridas.

-Alex... -hable jadeando. Él se separa en ese momento.

-Lo sé, lo sé... No es momento para hacerlo.

Se veía desilusionado, apartó la mirada porque trataba de disimular aquello. Pero esta vez dudé más que nunca. Quería hacerlo, ¡mierda, quiero hacerlo! Quiero sentir que todo está bien por un momento y tenerlo conmigo, unidos otra vez.

-¿Qué tanto te duelen las heridas? -pregunté.

-El baño es relajante, por ahora no duelen tanto ¿por qué? -cuestionó.

Yo seguí dudando pero entonces me levanté y me aparté unos pasos. Él me observa intrigado pero yo llevé mis manos al cordón de mi espalda y lo desaté, Alex se recuesta contra el borde mientras me ve desvestirme. Dejé caer el vestido al suelo, junto a mi ropa interior, y me acerqué a él, que paseaba su mirada por mi cuerpo. Me metí al agua estando frente a frente con Alex, al instante me tomó por la cintura haciéndome sobresaltar y estremecer por su tacto.

Me acerqué a él, apoyando mis manos en su pecho, cuidando de no aplastar ninguna herida. Rocé nuestros labios pero no lo besé.

-¿Qué tanto me deseas. Príncipe?

-Tanto que podría morir por tenerte ahora.

-¿Tanto así? -sonreí con arrogancia al igual que él.

-Sí. Quiero llenar tu interior, no sabes cuánto deseo hacerlo.

Sus palabras encendieron algo en mi interior. Mis pezones se endurecieron de nuevo y él lo notó, porque bajó la vista hasta ellos.

-Tu cuerpo es muy sincero -menciona mientras aprieta uno de mis pezones.

-Mhm...

-¿Pero y tú? -vuelve a mirarme a los ojos- ¿Qué tanto me deseas?

-Pues... estoy aquí ¿no? Estamos en medio de una guerra y tú estás herido, no hay otra cosa que me preocupe más que eso... Aún así estoy aquí.

-¿Te prepcupas por mí? -sonríe más.

-¿No es obvio?

Ríe levemente y acaricia mi cuerpo por poco tiempo.

-Es de mala educación responder a una pregunta con otra.

Solté una leve risa como él pero no pude no acercarme y besar sus labios. Alex acaricia mi espalda y me acerca a él hasta pegar mi cuerpo al suyo.

-Te deseo, Alex... más de lo que crees.

Su sonrisa no desaparece, se ensancha. Besa mis labios de nuevo y lo disfruta. Podía sentir como su miembro contra mi intimidad, empecé a frotarnos hasta que lo sentí levantarse. Quería meterlo dentro de mí pero sentía bastante dolor, solté un quejido y me aparté. ¡¿Desde cuándo es tan grande?!

-Ha pasado tiempo desde la última vez, no puedo hacerlo sin que me duela -murmuré apenada.

-Entonces, debemos prepararte... -me sonríe.

Ambos salimos de la bañera, agarré la toalla y la pasé por mi cuerpo y cabello. Era consciente de que Alex me observaba atento, sostuve la toalla en mis manos y me acerqué a él, pasé la toalla por su cuerpo y fui bajando mientras me acercaba a él. Rozamos nuestros labios cuando toqué su miembro con la toalla para secarlo.

Alex jadea sobre mi boca pero inclina su cabeza hacia atrás riendo poco antes de volver a mirarme.

-Ser suave contigo otra vez... se me está complicando.

Me toma por la cintura y me hace enredar mis piernas en su cintura de forma sorpresiva. Lo miré preocupada y más porque hizo una mueca.

-No lo pensaste mucho, ¿no? -dije enredando mis brazos en su cuello.

-La verdad no, pero... no importa.

Besa mis labios mientras me hace reír, enterré mis dedos en su cabello mientras él nos saca del baño y se acerca a la cama. Me deja sobre esta y se coloca arrodillado frente a mis rodillas juntas. Agarra ambas y las separa haciéndome jadear, baja la cabeza hasta mi abdomen para dejar un trazo de besos que pasaba por el centro, mi ombligo hasta más abajo.

-¡Mhm! Oh Dios... -gemí cuando Alex llegó a aquella zona y empezó a lamer.

Se sentía tan bien tenerlo así; usó su lengua para simular embestidas y humedecer más mi intimidad. Con una mano estimuló el lugar y metió un dedo en mi interior.

-A..Alex... -jadeé.

Mi espalda se arquea por las oleadas de placer. Metió otro dedo y su lengua, moviéndolos de una manera que me volvía loca. Había pasado tanto... me sentía mucho mejor.

-Así ya estás bien -sonríe él separándose.

Nos acomoda colocándo mis piernas en su cintura, golpeando mi trasero con sus caderas en el acto. Se inclina sobre mí y besa mi cuello.

-¿Lista, amor mío?

Asentí repetidas veces. Él sonríe y empieza a meter la punta en mí, mordí mi labio inferior como un acto reflejo al placer. Cuando estuvo por la mitad embistió con fuerza para entrar completamente.

-¡Ah...! -solté.

Besa mi frente antes de empezar a moverse en un vaivén, metiendo y sacando su miembro de mi interior. Me aferré a las almohadas con ambas manos, rodeé su cintura con mis piernas completamente para acercarlo más. Alex se apoyaba en sus manos a mis lados, embistiendo con fuerza y rapidez, pero noté entonces algunas muecas y quejidos por sus heridas. Extendí mi mano hasta él e hice que se detuviera.

-¿Qué pasa, princesa?

Lo hice apartarse en lo que yo me sentaba. Finalmente lo acosté en la cama y me subí sobre él, acomode su miembro en mi entrada y sonreí.

-Estás herido... déjame complacernos a ambos por ti.

Me dejé caer sobre su miembro, haciendo que entrara por completo. Ambos soltamos jadeos por sentirlo de nuevo, empecé a moverme sobre él, mientras que me sujetaba por la cintura. Se sentía tan bien estar arriba. Me incliné hacia atrás para estar en una mejor posición.

-Mhm... princesa. Lo haces tan bien.

Sentía que estaba llegando a mi límite, la fricción en mi interior era tan buena que quería correrme. Estaba llegando a mi límite y sabía que Alex igual. Brinqué con más rapidez hasta que no pudimos aguantar mucho más. Ambos soltamos un gemido largo y un poco fuerte a la hora de corrernos. Terminamos jadeando y cansados, caí rendida a un lado junto a Alex, quien me observa con una sonrisa.

-Te había extrañado de todas las formas posibles -comenta acariciando mi cabello.

-Y yo a ti -respondí sonriendo como él-. En todo este tiempo no pude olvidarte, quería regresar a tu lado.

-Y que suerte que lo hiciste. Sin ti yo no podría seguir aquí.

Ambos nos abrazamos con ternura y cariño. Besé su pecho, porque era el lugar que alcanzaba a llegar, él besa mi coronilla.

-Debemos de limpiarnos e ir a comer -mencioné-. Y tú debes de volver a curarte las heridas.

-¿No podemos dejar todo eso para más tarde? -pregunta como un niño queriendo empezar un berrinche.

-No. Vamos, arriba.

Alex bufa pero se levanta conmigo mientras se queja. Evité la carcajada y lo acompañé hasta el baño para limpiarnos entre los dos, decidimos no tardar mucho porque aún tenía que ayudarlo con sus heridas. Lástima, no hubo segunda vuelta.

AUNQUE ESTEMOS ENFRENTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora