Destino

730 142 9
                                    

Blake

—No saliste a cazar —Ambrose no me preguntó, lo aseguró, más bien, me tiró una indirecta.

—Si sabes que no lo hice, ¿por qué me tiras la indirecta?

—Papá se pondrá furioso. Te lo advirtió, Blake —resopló—. No quiero intervenir. Eres mi hermana y lo menos que quiero es pelear contigo.

—Esta vez no fui yo la que perdió el control, fue ese dulce ratoncito el que me brindó su sangre. Y es que es tan rica que no pude negarme.

—No quiero pelear, Blake, por lo que te pido que no te acerques más a ese humano.

—Lo he intentado, pero no puedo, Ambrose. Él tiene algo que me llama, que me incita a permanecer cerca, a inhalar su aroma y protegerlo —sacudí la cabeza con fuerza—. Siempre está en mis pensamientos.

—Lirio me lo advirtió y por eso me insistió tanto de no dejarte sola.

—¿Qué te advirtió esa bruja?

—¿Acaso no lo sientes? No puedo corroborar nada porque aún no encuentro a mi otra mitad, pero Lirio cree que ese humano es la tuya. ¿No te das cuenta la magnitud de ese problema? Es humano y no debería tener ningún lazo contigo, con nuestro mundo.

«¿Mi otra mitad?». Mi corazón se agitó tan solo de pensarlo.

—He esperado a mi pareja desde hace más de un siglo, eso que me dices es imposible. Probablemente mi otra mitad es de otro clan...

—Lirio es la única que nos puede dar respuestas.

No lo pensamos dos veces y fuimos a la guarida de Lirio, donde muy concentrada, la encontramos trabajando en el hechizo para borrarle la memoria a Wyatt. Que me olvide es algo que me desagrada, pero esas fueron las órdenes que dejó mi padre y nadie puede intervenir en sus decisiones.

Lirio cerró su libro con calma y nos miró de hito a hito, esperando que alguno de los dos rompiera con el silencio. Muy pocas veces he entrado en territorio de las brujas y sigue siendo un lugar desagradable para mí, más cuando las brujas están tan atentas a cada uno de nuestros movimientos.

—Mi señora, mi señor —se inclinó—. ¿En qué les puedo servir?

—¿Cómo es que estás tan segura de que Wyatt es mi otra mitad? —pregunté sin rodeos.

—No estoy segura, pero tuve el presentimiento ayer cuando quiso protegerla de mí. Aunque si lo es, debería sentirlo, mi señora.

—No sé cómo se siente.

—Tampoco sabría decirle. El amor de una bruja es similar al de un humano, todo surge desde la atracción.

—Dijiste que eras su otra mitad —Ambrose se veía que perdía la paciencia.

—Un humano es temeroso y Wyatt en el principio mostró miedo, a no ser que la mordida haya influenciado —hizo silencio por unos cuantos instantes que parecía pensar—. No es mi campo, pero mi hermana mayor es muy buena con las predicciones y todo lo referente al destino. Puedo llevarlas con ella, quizás les dé respuestas más claras.

—Llévanos.

—Sí, mi señor. Vengan conmigo —indicó.

La seguimos por los estrechos y fétidos callejones hasta llegar a una casa muy vieja y deteriorada. Una mujer de cabello ceniza oscuro y ojos completamente vidriosos nos recibió.

—Mi señora, mi señor, los esperaba —se inclinó con respeto.

—La Sra. Blake quiere respuestas, Eli.

—Lo sé —hizo un leve movimiento de cabeza—. Sigan.

Entramos a la pequeña casa y Ambrose hizo una mueca que dejaba en claro lo mucho que le costaba y desagradaba estar en un lugar diferente al castillo.

—Mi señora, toma asiento, por favor —me indicó una silla frente a ella—. Hace mucho tiempo no veo el destino de un vampiro real. Tu mano.

Estiré mi mano hacia ella con algo de desconfianza. La electricidad que me recorrió apenas su mano hizo contacto con la mía me hizo retirarla al instante.

—No pasa nada, mi señora. Soy solo yo, hurgando en tu destino —sonrió condescendiente.

Volví a poner mi mano sobre la suya y la electricidad se agudizó por escasos segundos. Después no sentí nada más. A mí alrededor había una especie de niebla y solo podía ver a la hermana de Lirio a través de ella, frente a mí, mirándome fijamente.

—La vida que conocías va a cambiar muy pronto. Ya no sentirás tanta soledad y los días y las noches tendrán un nuevo sentido, quizás un poco de color para tu oscuro mundo. Tu sangre y tu alma está mezclada con la de un humano, pero no porque la hayas bebido, sino por el lazo que ahora los une hasta la muerte. Veo mucho amor, felicidad y esperanza, pero también dolor y mucha sangre. Te veo muerta y una destrucción implacable que arrasará con todos nosotros. Tu destino está dividido en dos, Blake, y tendrás que elegir con sabiduría, porque dependiendo de tu elección, el mundo de los vampiros no será como hasta ahora lo hemos conocido.

—¿A qué te refieres con todo eso? ¿Qué es lo que debo elegir? ¿Por qué crees que voy a morir? Soy inmortal.

—Llegará el momento en el que deberás elegir morir o vivir, pero no importa lo que decidas, la luz y la oscuridad se mezclarán.

—No comprendo a qué punto quieres llegar.

—No puedo acceder más. El humano bloquea mi entrada. Solo te puedo mostrar tu felicidad y tu desdicha.

Un bosque que reconocí a la perfección se alzó a mi alrededor. Hacia parte del castillo, ese lugar enorme donde cazamos conejos y ardillas durante la noche con Ambrose. Había una niña pequeña en el medio de los robles más viejos y el viento hacia bailar su cabello negro y largo mientras su risa inundaba mis oídos y me hacía sentir la plenitud de su presencia. No podía ver su rostro, pero a simple vista podía notar su piel blanquecina. Un par de brazos me rodeaba desde atrás y besaba mi cuello mientras me susurraba palabras incomprensibles al oído.

«¿Esa niña soy yo? ¿Qué significa esta visión?».

Así mismo como el bosque apareció, un pozo oscuro, frío y tenebroso me absorbió en segundos. Me vi a mí misma tirada en el suelo, cubierta de una mancha negra y completamente debilitada. Mis ojos negros poco a poco se tornaban blancos y mi color de piel se hacía cada vez más oscura. Mi cabello era muy blanco y aclamaba sed en un hilo de voz, pero nadie me escuchaba. De repente me costaba mucho respirar y la opresión en mi pecho se hacía cada vez más aguda. 

—¡Ya es suficiente! —sentí un par de brazos rodearme y llevé aire a mis pulmones, buscando desesperadamente un poco de aliento.

—Me gustaría ver el destino del humano para tratar de buscar la elección correcta.

—Eso no será posible —Ambrose me levantó en sus brazos y me sujeté de él—. Te llevaré a casa.

«¿Qué es lo que debo elegir? ¿Por qué esa bruja me mostró dos destinos tan diferentes? ¿Wyatt es mi destino, la mitad que estaba esperando hace muchísimo tiempo?». Contrariada y con cientos de dudas en mi cabeza, sonreí al saber que por fin lo encontré.

Dulce Prohibido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora