Advertencia

582 124 8
                                    

Cuando el sol apuntaba a salir, dejé los documentos en los que había trabajado la mayor parte de la noche y me levanté a toda prisa de la silla. No veía la hora para que amaneciera y poder ir con Wyatt.

Fui a mi habitación y tomé una ducha larga y refrescante. Por más trabajo que hice anoche, no dejé de pensar en las palabras de mi madre y en ese beso tan delicioso que Wyatt me había robado. Es que hasta su atrevimiento me resulta fascinante. Cuando tuve suficiente del agua, salí envuelta en una toalla y mi madre me recibió con una dulce sonrisa en los labios en el vestidor.

«¿Qué hace aquí».

—Pensaste en lo que te dije anoche.

—Algo así, pero todavía no estoy segura de lo que debo hacer —saqué un vestido negro y mi ropa interior—. ¿A qué se debe tu visita tan temprano?

—¿Vas a ponerte ese vestido? ¿Por qué no te pones algo más cálido y colorido? —me entregó un vestido blanco lleno de flores con muchos colores—. Con este vestido te verás encantadora, más con ese tono de cabello tan negro y hermoso.

—No me gustan tus vestidos llamativos, mamá.

—¡Son bonitos!

—No me gustan —resoplé—. Si lo que esperas es una respuesta, todavía no la tengo y no sé si pueda siquiera pensar en estar lejos de mi alma gemela. No quiero dejarlo ir.

—Está bien. Yo solo venía a decirte que tu padre tardará más, así que... —dejó las palabras en el aire y sonrió torcido—. Estás en todo el derecho de ser feliz.

—Mientras dure —susurré.

—Hazlo que valga la pena. Un amor también puede viviese al límite en poco tiempo. Anímate a ponerte el vestido, se te verá muy bonito —dejó un beso en mi frente y, tras dejar el vestido en mis manos, desapareció.

Ser feliz mientras dure es la única opción a la cual puedo aferrarme. ¿Podré tener una felicidad similar a la de mis padres, tener al amor de mi vida cada día y cada noche haciéndome compañía? Él es humano y su vida no es eterna como la mía. No quiero pensar más, lo único que quiero es tenerlo entre mis brazos el tiempo que tenga que durar.

Me puse el vestido que elegí, peiné mi largo cabello y salí emocionada una vez quedé lista para ir a casa. Esa casa me la regaló mi abuelo hace mucho tiempo, con el propósito de hacer mi vida junto a mi alma gemela, pero con el tiempo las esperanzas se fueron esfumando y decidí no volver a pisar esa casa para no pensar en mi destino, pero ahora que ha llegado a mí no dejo de imaginarnos en cada espacio, siendo felices y entregándonos sin necesidad de detener el tiempo.

—Mi señora —Lirio me detuvo en medio del pasillo—. ¿Podría llevarme con usted? Es posible que Wyatt necesite sangre.

—Sientes bastante preocupación por el humano, ¿cierto?

—No me malinterprete. Me preocupa que, en un impulso suyo, ese hombre se muera.

—Entiendo —la miré con detenimiento y sonreí—. Por ahora no es necesaria tu presencia. No lo he mordido y tú misma te diste cuenta que la última que lo hice no perdió la conciencia.

—Sigue débil y solo come pan y agua. Si vuelve a morderlo...

—Encárgate de tu trabajo, Lirio.

—Él es mi trabajo y ustedes lo sacaron del castillo. Si su padre se entera, me va a matar.

«¿Por qué tanto interés e insistencia de estar cerca de Wyatt? ¿Acaso le atrae?».

—¿Te gusta el humano, Lirio? —pregunté directamente y abrió los ojos de par en par, negando rápidamente con la cabeza. 

—No, cómo cree, mi señora. Entienda, su padre me lo dejó encargado y no quiero terminar en la hoguera por culpa suya.

—Está bien, ven conmigo.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, pero se borró tan pronto la atrapé en mi mano derecha y enterré mis uñas en su cuello.

—Ten tus manos y tu boca muy quietas, porque Wyatt es mío, ¿entendido?

—¿De qué habla, mi señora? —murmuró en un hilo de voz.

—No te hagas la tonta —apreté mi mano con un poco más de fuerza—. Te mantendré muy bien vigilada. Si te pasas de lista e intentas poseerlo, te enfrentarás a mí —la arrojé con fuerza contra la pared.

—No debería crear ningún lazo con él —se levantó, tocando su cuello—. Ustedes vienen de mundos muy diferentes y es cuestión de tiempo para que regrese a donde realmente pertenece, eso sin contar que olvidará todo lo que aquí vio y vivió. Mi señora, no se haga daño usted misma y olvide que ese humano es su alma gemela. Si necesita abstraerlo de su mente, dígamelo y yo le ayudo.

—No te pedí ningún consejo —seguí mi camino, molesta por sus palabras y por el hecho de que tiene razón—. No pases por alto mi advertencia y aléjate de lo que es mío, Lirio.

Dulce Prohibido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora