S2: No me rechaces más...

539 108 19
                                    

Mariana

Me resigné con el paso de los días. Por más que le ruegue a Vanda, sé que no podré salir nunca más de este lugar, así que no le veo gracia alguna discutir con ella por lo mismo. Mi rutina es tan aburrida y estresante, y como no, si mis días consisten en comer y dormir. No hay siquiera un televisor, en el cual pueda distraerme tan solo un poco de todo esto que está por volverme loca.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy aquí, pero calculo que han sido largas semanas. Mis padres deben estar muy preocupados por mí, ya que solía llamarlos todos los días. No sirve de nada llorar y pedirles de buena manera que me dejen ir, si no van a compadecerse de mí por más que lo haga.

No puedo creer que me rinda tan fácilmente, pero es que no tengo cómo escapar de esta cárcel ni de las garras de ese demonio.

Tener a ese ser en el pensamiento se ha vuelto muy contradictorio y todo un fastidio. Una parte de mí lo odia con todas sus fuerzas, pero la otra no puede dejar de pensar en la forma que sus labios me acariciaron y me hicieron vibrar. Es vergonzoso y me da mucha rabia pensar en sus toques y que mi piel se caliente como lo hace, deseando volver a sentirme así de bien.

¿Qué está mal conmigo? ¿Por qué de repente siento ese tipo de deseos, y lo peor del caso, que sean con ese demonio? Jamás había pensado tanto en el sexo como en los últimos días. Estaba tan centrada en llegar muy lejos en mi carrera como periodista, que no pensaba en otra cosa que no fuera estudiar y trabajar arduamente día a día para cumplir mis sueños. Del único hombre que me enamoré fue de Ronan y con él jamás tuve este tipo de pensamientos tan depravados y vergonzosos. Este encierro ya me enloqueció.

Contemplé el techo de la habitación desde la cama y suspiré fastidiada. Daría lo que fuera por salir por unos cuantos segundos, pero no puedo hacerlo, así que no tengo de otra que soportar estar aquí hasta que la muerte me llegue.

Jugué con el collar que ese demonio me dio el día de la supuesta cena y me lo arranqué de un tirón, sin saber por qué razón todavía lo llevaba puesto. No quiero nada que venga de ese ser que no soporto.

Miré el dije extraño y una corriente fría me atravesó todo el cuerpo. Parece más un objeto satánico que cualquier otra cosa. Todo lo que hay en este lugar me da miedo, más si viene de él.

De nuevo lo tenía en mente y maldije en voz baja. No tengo paz ni un solo segundo del día, siempre estoy pensando en él, en el odio que siento y en la forma en que mueve sus labios y lengua. Para que mi locura termine, debo morir o salir de aquí, pero a este ritmo, la primera opción es la que veo más viable.

«¡No sigas pensando más en ese demonio, Mariana!», grité en mi cabeza, tirando aquel raro collar muy lejos de mí.

Di vuelta en la cama y cerré los ojos con fuerza, tratando de traer a mis pensamientos a mis padres, mi trabajo e incluso a Ronan para dejar de pensar en él, pero solo puedo sentir sus manos por mi piel, ver sus ojos negros y sus cabellos blanquecinos. Su rostro se visualizó en mi mente y mi corazón se agitó.

«Es muy atractivo».

«Pero un maldito, ¡no lo olvides!».

—Atractivos mis ovarios —susurré, ahogando un grito en la almohada.

Sentí una suave caricia por mi muslo que me hizo remover. Era fría, pero a la vez tan húmeda y tibia; un contraste de sentires que me provocaron una intensa corriente en mi vientre bajo y que soltara un fino jadeo.

Mi respiración se aceleró a medida que la sangre de mi cuerpo se calentara y todas esas sensaciones extrañas, pero maravillosas se intensificaran entre mis piernas, precisamente en esa zona que tan sensible se ha vuelto en los últimos días.

El suave roce de algún objeto me hizo despertar, pero todo mi ser se volvió un ocho en cuanto lo vi entre mis piernas, jugando con una rosa que paseó sin descaro alguno entre mis labios inferiores.

—¡¿Q-qué estás haciendo, maldito abusador?!

—Probando lo que es mío —sustituyó la rosa por su lengua y abrí los ojos de par en par, viendo a detalle la forma en la que me lamió y mis piernas temblaron—. No podía irme sin despedirme de mi bella y deliciosa rosa.

Intenté moverme a un lado para impedirle su siguiente movida, pero su boca acaparó cada centímetro de mi ser, sometiéndome a su rudo y experto juego.

Lo odio, pero mis caderas se mueven por sí solas contra su boca, buscando más contacto y placer. 

Lo odio, pero de mis labios solo escapan ruidos de gozo.

Lo odio, pero esa necesidad de sentirlo más adherido a mí me llevó a cautivar su cabeza con mis piernas.

Lo odio, pero no puedo y tampoco quiero dejar de sentir este remolino de únicas y excitantes sensaciones.

Lo odio, pero lo deseo con una fuerza que no logro explicar.

Su lengua entrando en mí, sus labios succionando con suavidad y poder los míos, sus manos acaparando cada centímetro de mi piel; todo lo que me está haciendo me está arrastrando al infierno. Mi piel ardía en llamas, ansiaba sentir a plenitud lo que era ser deseada de pies a cabeza.

—Dios... —curvé la espalda, enredando mis manos en su sedoso cabello blanco.

—Ambrose —gruñó, antes de sacudir el rostro con violencia entre mis piernas.

Lo miré fijamente y mi corazón se aceleró más de lo que se encontraba.

Como si sintiera mi mirada encima, sus ojos conectaron con los míos y esa negrura tan espesa me sumergió en una ola inigualable donde mi ser vibró y mi piel ardió el doble. Sus ojos, aunque se aprecian negros, son fascinantes y llamativos. Tiene una mirada tan penetrante y que me está gustando mucho.

—Mi rosa —gimió, dejando una última lamida en mi sexo y sonrió torcido—. No quiero irme sin antes hacerte completamente mía. Únete a mí, por favor. Te necesito para regresar a ti.

No entendía de lo que me estaba hablando, hasta que empezó a quitarse la ropa y me di cuenta de que yo estaba desnuda en medio de la cama. ¿En qué momento este demonio me quitó la ropa? Es un escurridizo.

—Sé mi esposa, mi dulce y hermosa rosa —podía sentir su angustia y nerviosismo como si fuera mío—. No me rechaces más...

A pesar de que el deseo nublaba mis pensamientos, comprendí que, si me entregaba en cuerpo y alma a él, todo el cuento de la marca y la transformación que Vanda me contó días atrás, se haría realidad.

Entonces, sabiendo todo aquello, ¿por qué, en lugar de echarme para atrás, lo deseo y anhelo con mayor intensidad?

•••

Hola, mis amores. Espero se encuentren muy bien. Lamento haber tardado en actualizar, pero luego del bloqueo que tuve y releer la historia estoy de vuelta con esta historia.

Les pido todavía más paciencia, ya que estaré subiendo poco a poco los capítulos que hacen falta.

Gracias por la paciencia y por apoyarme tanto.

Los quiero mucho 🩶

Dulce Prohibido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora