Sentí que pasó toda una eternidad, pero en realidad solo habían transcurrido un par de días cuando Vanda entró a mi habitación y me informó de la cena que tendría con Ambrose, su señor, a la siguiente noche. En esta habitación tan lúgubre no se sabe cuándo es de día y cuándo es de noche, por lo que pude entrar en tiempo cuando ella lo mencionó.
«¿Cuántos días he estado aquí encerrada?», no dejaba de hacerme la misma pregunta cada instante del día.
¿Podré tener oportunidad alguna de escapar y salir bien librada de esta situación y, quizás, olvidarme de toda esta locura?
***
Por más nerviosa que me encuentre, tengo que hacer todo lo posible para no demostrar el miedo que ese ser me causa con tan solo tenerlo en el pensamiento. Además de que debo de convencerle para que me deje ir de este lugar. No quiero estar ni un segundo más aquí o me volveré loca.
Vanda trajo consigo un traje negro con bordes de encaje muy bonito y elegante y un par de tacones del mismo color para que use en la dichosa cena. Tengo el presentimiento de que me servirá en bandeja de plata para que esa cosa me haga picadillo.
Ella me ayudó a tomar una ducha y vestirme. Se notaba muy feliz, mientras yo moría de miedo por dentro. ¿Quién va a estar feliz cuando un ser extraño, malo y un completo asesino estará a pocos pasos de mí? Nadie tendría paz sabiendo que tiene que compartir mesa con un lunático y, de paso, convencerlo para que no me lastime.
Vanda me hizo sentar frente al espejo y tomó un cepillo de allí, deslizándolo por mi cabello con suavidad hasta deshacerse de cada uno de los nudos. Recogió mi cabello en una trenza y la dejó descansar en mi espalda.
De último me puso un collar alrededor del cuello y me quedé mirando el dije de este. Ese símbolo jamás lo había visto en mi vida, pero tiene que estar relacionado con el dueño de este lugar, pues en muchos de los cuadros de la habitación hay ese mismo símbolo.
—Se ve muy bonita, mi señora.
De nuevo me llamaba de esa manera y no entendía el porqué. Ella es una mujer demasiado extraña.
Me miré en el espejo y debía admitir que sí me veía muy bien, pero no por eso dejaba de sentir pánico por dentro. Mi mayor miedo es que los nervios me traicionen frente a ese ser inmundo. Dentro de poco estaré cara a cara del asesino de Ronan y, probablemente del de Wyatt también, lo que me pone muy ansiosa. Mi fin será el mismo de ellos, pero guardo la esperanza dentro de mí de qué podré escapar.
—Venga conmigo, mi señora.
En completo silencio, me guio fuera de la habitación. La oscuridad cubría el largo pasillo por donde cogimos, solo unos cuantos candelabros repartidos a lo extenso de este le daba un poco de luz a la penumbra. Las paredes del pasillo se veían de piedra, lo que confirmé cuando pasé mi mano por ella y pude sentir bajo mi palma la forma rocosa y desigual de ella.
Aunque mi corazón latía frenéticamente dentro de mi pecho y sentía mucho miedo, tenía curiosidad de caminar por cada rincón de la mansión y conocer el misterio que oculta este lugar. Su arquitectura antigua me llama mucho la atención.
Entramos a una habitación enorme, donde una mesa en el centro con un sinfín de platillos nos esperaba. La única iluminación caía del techo, de un candelabro enorme, precioso y con acabados dorados.
Vanda me hizo señas para que me sentara en la mesa y tomé lugar con cierta desconfianza. La comida olía deliciosa y mi estómago se emocionó de más, no solo por el olor, sino también por la cantidad de comida que había servida. Para ser una cena de dos, hay muchos platillos.
—Mi señor la acompañará en un momento —antes de que pudiera preguntarle, desapareció de mi vista, cerrando los enormes portones de madera.
La poca luz que había más ese sentimiento extraño me provocó escalofríos por todo el cuerpo, en especial, en mi espalda.
Podía sentir detrás de mí una presencia, pero al girar mi cabeza hacia un lado, no vi a nadie haciéndome compañía. Mi corazón latía muy de prisa y mi respiración se agitó. Mis manos y todo mi cuerpo no dejaban de temblar. Me sentía extrañamente inquieta, como si supiera muy en el fondo de mí que algo va a suceder.
De la nada y sin poder explicármelo a mí misma, una sombra apareció y se fue desvaneciendo hasta cobrar una forma más sólida y humana. Mi corazón se detuvo por unos instantes y el frío que corrió por mi espalda me hizo contener la respiración.
¿Esto se trata de algún truco de magia o qué diablos?
Jamás había visto una mirada tan oscura y siniestra, que fácilmente se puede camuflar en la oscuridad de la noche. Esos ojos tan negros son capaces de absorberlo todo. Su cabello blanco y largo me hizo dudar de si era real, lo llevaba teñido o solo se trataba de una peluca. Su piel era tan blanca como la de Vanda y sus labios y ojos es lo que más le resalta a contra luz.
El hombre frente a mí traía alrededor de su cuello un collar, idéntico al que Vanda me hizo usar. A un lado de su ojo derecho, el mismo símbolo extraño del collar lo traía tatuado en su blanquecina piel.
Su altura me abruma, es tan alto y luce tan terrorífico, a pesar de que es un hombre muy atractivo y de porte. Su mirada, por alguna razón, me pone la piel chinita. No fui capaz de formular palabra alguna, aunque por dentro moría por gritarle una infinidad de cosas.
Al fin estoy frente al asesino de Ronan y todo lo que tenía en mente decirle, se diluyó como la misma niebla en el viento. ¿Qué demonios me pasa? ¿Por qué no puedo decirle lo que pienso?
Lo vi tomar lugar frente a mí, apoyar su brazo en la mesa y la barbilla en su mano. Sus ojos negros se fijaron en mí, lo que me puso el doble de nerviosa.
—Come.
Fue todo lo que dijo, ladeando la cabeza y esbozando una vaga sonrisa burlona que me sacó del miedo en el que su mirada me tenía y despertando en mí un furia que jamás había sentido antes.
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Dulce Prohibido[✓]
FantasyLuego de que el único asistente que ha tenido por más de dos siglos renunciara, este mismo se ve obligado a buscar uno nuevo para sustituir su lugar por un tiempo indeterminado, pero nadie contaba con que un simple humano se postulara a la oferta de...