De regreso

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Blake

Emocionada y feliz por esa proposición que no esperaba de parte de Wyatt, le conté todo a mi madre y ella dijo que se haría cargo de todos los preparativos de nuestra unión. Ahora, el verdadero problema es lograr que mi padre acepte mi amor con él y decida unirnos hasta la eternidad. Él, más que nadie, sabe que no podemos permanecer lejos de nuestra otra mitad sin que la muerte nos cobije. Quiero que regrese, pero por otro lado no. Pensar constantemente en mi castigo es algo que todavía me mantiene con las alertas bien encendidas, pues no podría tolerar que algo malo le suceda al amor de mi vida.

—Entonces, ¿tu madre me acepta?

—Sí, mi amor —me mantuve quieta sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón y embrujada por sus caricias en mi espalda—. Le hacía ilusión que encontrara a mi pareja y preparar mi boda, algo que ella no pudo vivir en su momento con su madre.

—Todavía me sorprende lo que me contaste de tus abuelos. Debe ser muy doloroso y triste vivir por algo así —me apretó más contra su pecho y los latidos de su corazón fueron en aumento—. No estoy dispuesto a perderte, Blake. No quiero morir estando lejos de ti.

—No me vas a perder, delicia. Nadie podrá separarnos nunca.

Levanté la cabeza de su pecho y le di un beso que se transformó en humedad y pasión. Cada que nos damos un beso, una caricia o un abrazo, terminamos haciendo el amor como si la vida misma se nos fuera a acabar. No podemos controlar esos deseos que nos corre por dentro y terminamos enredándonos entre las sábanas de nuestra cama.

***

—¿Estás completamente segura de esto? No lo sé, pero tengo el presentimiento de que van a aniquilarme.

Reí, terminando de peinar mi cabello hacia atrás.

—No tienes que estar nervioso ni asustado. Mi madre es encantadora, aparte de que desea mucho conocerte y hacerte varias preguntas referentes a la boda.

—Tengo miedo de que no crean que soy lo suficiente para ti, ya sabes, era humano y todo indica que tu familia odia la humanidad.

—No olvides que mi abuela fue humana también —tomé sus manos entre las mías, dándole calma—. Mi mamá nos apoya, mi amor. No tienes que preocuparte de nada, ¿sí?

—De acuerdo —dejó un beso en mi frente y sonrió.

Al llegar a casa de mi madre, Wyatt miró el castillo con cierto recelo, quizás trayendo los recuerdos de la primera vez que estuvo aquí y no la pasó muy bien.

Mi madre y Ambrose nos recibieron, lo que lo puso todavía más nervioso. Es normal que sienta miedos, pero mi madre aceptó nuestro amor y se ha mostrado muy interesada en conocer más de él.

—Bienvenidos a casa —se acercó a mí y me abrazó, seguidamente hizo lo mismo con Wyatt, dejándome sorprendida—. Es todo un placer al fin conocerte.

—El placer es todo mío, Sra. Bacon.

—Quítame el "señora", por favor. Es cierto que tengo muchos años encima, pero en realidad me siento y me veo muy joven. Ahora que eres parte de la familia, no tienes que ser tan formal conmigo. Puedes llamarme Trini, como los más allegados me dicen.

—De acuerdo, Trini.

—¿Ya conoces a mi hijo menor? Él es Ambrose.

—Sí, ya nos conocemos.

Ambrose, como es costumbre suya, hizo una mueca bastante notoria de fastidio. A él no le gusta este tipo de eventos. Nunca lo he visto interactuar en una sola negociación, por más que mi padre le insista en que debe estar presente.

—¡Perfecto! Vayamos adentro. He pedido que nos preparen una cena especial.

—¿Una cena? —Wyatt frunció el ceño—. ¿Qué tipo de cena es? ¿Hacen algo en especial con la sangre o qué?

«¿Cómo no enamorarme más de este hombre si es muy tierno y curioso?».

Mi madre soltó una risita, más no le respondió nada. Las cenas de mi madre se basan en muchos cócteles, donde principalmente la sangre domina, pero el alcohol también y resulta refrescante y algo nuevo para el paladar. Ahora que sabe que es vampiro, quiere enseñarle nuestras costumbres y que no solo bebemos sangre de animales o las donadas.

Entramos a la casa y mi madre inició la conversación con Wyatt, preguntándole muchas cosas en referencia a su familia, padres, hermanos, estudios y un sinfín de preguntas más que no esperaba. Pero lo más sorprendente es la capacidad de mi ratoncito de responder acertadamente las preguntas de mi madre.

Cuando la tensión se disipó y Wyatt ya estaba más tranquilo y relajado bebiendo los cócteles que a mi madre le gusta tanto preparar y reía de las ocurrencias de ella, percibimos en el aire el olor tan inconfundible del líder.

Mi madre fue la primera en levantarse, sonriendo de oreja a oreja mientras sus ojos brillaban por las lágrimas que estaban al borde de sus ojos. Se acercó a la ventana a gran velocidad y la abrió de par en par, esperando impaciente que papá llegara a ella.

—Solo se vienen más problemas, Blake —fue lo que dijo mi hermano, tomando su cóctel hasta el fondo y recostando su espalda del sofá de cuero—. Llegó antes de lo previsto.

—¿Quién llegó?

Miré a Wyatt y tomé su mano, razón por la cual entrelazó nuestros dedos y me sonrió de esa manera que tanto me gusta. Mi corazón está muy acelerado y el miedo que siento por dentro él logra percibirlo a la perfección, por eso se aferra de mi mano con tanta fuerza.

—Mi padre está de regreso, ratoncito.

Dulce Prohibido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora