Wyatt
Nunca llegué a imaginar que el primer encuentro con mi suegra sería tan desastroso, en especial cuando todo iba marchando a las mil maravillas y ella parecía haber aceptado mi relación con su hija. No siquiera mencionó algo al respecto de que antes había sido humano. Pero de un momento a otro todo cambió y la tensión se percibió en el aire. No me esperaba que su padre fuera a aparecerse, así como así.
No entiendo qué pasa, ni por qué nadie hace nada para ayudarla, sabiendo que es parte de su familia y le están haciendo daño. Siento aquí dentro de mi pecho que desgarran mi corazón en cientos de pedazos y con una fuerza tan bruta que no me permite siquiera pensar con claridad.
«¿En qué momento esta cena dio tremendo giro?».
Todavía no salgo de mi asombro, pues todo sucedió en milésimos segundos. Ese vampiro que la tiene asegurada entre sus garras es demasiado veloz y fuerte. Ni sus padres se han atrevido a interceder por ella.
«¿No les importa su hija? ¿Van a permitir que ese desgraciado le haga daño a mi vampiresa preciosa?». Pero ninguno se movía de su lugar y ese hecho me enfurece más de lo que me encuentro.
Ver a Blake tan mal y no poder llegar a ella porque Ambrose no me lo permite, es el peor sentimiento de impotencia que he podido experimentar en mi vida.
—¿Por qué no la ayudas, en lugar de retenerme a mí? Ambrose, ella es tu hermana. ¡¿Por qué no haces algo?!
—Será mejor que te tranquilices y hagas silencio, Wyatt. Lo único que estás logrando es llamar la atención.
—¿Cómo me pides que me tranquilice? —mis ojos se llenaron de lágrimas y el nudo en mi garganta se hizo más agudo—. ¿No piensas hacer nada para ayudarla? Se ve muy mal. No se mueve. ¿Y si la mata? —sacudí la cabeza varias veces—. Por favor, ayúdala.
—Que, porque no esté haciendo nada, no significa que no desee clavar mis colmillos en ese vampiro y matarlo con mis propias manos. Pero no podemos hacer nada y Blake lo sabe. Llegó el momento de su castigo, por lo que, espero te controles o puede que empiecen a sospechar de ti.
—¿Castigo?
—Te lo explicaré después, por ahora será mejor que no hagamos absolutamente nada.
No pude hacer más que quedarme viendo como ese vampiro la colgaba en su hombro como si se tratara de un saco de papas y se la llevara sin que nadie se interpusiera.
—No hagas nada, Wyatt —susurró Ambrose en mi intento de ir tras ellos.
«¿Cómo cree que voy a quedarme de brazos cruzados mientras se llevan al amor de mi vida? ¡De alguna manera llegaré a ella y la ayudaré!».
«¿A dónde la llevan? ¿Qué voy a hacer yo sin ella? No la pueden aparte de mi lado de esta manera tan cruel e inhumana». El vacío y desespero que siento aquí dentro de mi pecho es asfixiante. No puedo respirar ni pensar en nadie más que en ella.
«¿Por qué tienen que llevársela? ¿Qué tipo de castigo se refiere Wyatt?». Aunque Blake me comentó algo al respecto de ello, es incierto a lo que debe enfrentarse ella sola. No es justo que deba ser enjuiciada por haberse enamorado de mí.
Un vampiro más, de aspecto bastante terrorífico y de cabello muy largo, llegó poco después de que se la llevaran, deteniéndose frente al padre de Blake. Golpeó el suelo con un bastón chapado en oro y una serpiente negra grabada y apoyó ambas manos en la parte de arriba, cruzándolas entre sí.
—He venido personalmente por el humano —su voz es muy profunda y espeluznante—. Tráemelo.
El apretón que Ambrose dejó en mi hombro me advirtió de mi hacer nada estúpido, aunque tampoco tenía pensando hacerlo, después de todo, tengo que llegar entero con ella.
—Escapó —todas las miradas cayeron en Ambrose, así que me quedé en completo silencio, deseando que nadie se diera cuenta de mi presencia allí—. Convenció a Lirio y ella lo ayudó.
—¿Cómo diantres pasó eso sin que se dieran cuenta? ¿Dónde está esa maldita bruja ahora mismo? ¿Dónde demonios estabas tú? Te dije que lo vigilaras muy bien, Ambrose —su padre se veía muy enojado.
—Esto es un enorme problema. Un humano suelto en un mundo que no es el suyo puede traernos muchos dolores de cabeza. Espero lo encuentres y me lo traigas cuanto antes, Bacon —sonrió de una manera que me puso los nervios de punta—. O puede que el castigo de Blake se extienda más de lo estipulado.
—No te atrevas, Pussett.
—Seria algo desastroso para tu clan, ¿no?
—Blake asumirá su error, pero no tienes derecho ni poder para excederte.
Como única respuesta, el tal Pussett sonrió torcido antes de que se desvaneciera en el aire.
—No vas a permitir que le hagan daño a mi hija, ¿verdad? —habló por primera vez la Sra. Trinidad—. Prométeme que vas a ir por ella, Angus.
—Trini, mi amor...
—¡Promételo!
—Te lo prometo. No llores, ¿sí? No me gusta verte así —la abrazó, acariciando su espalda y su cabello, desviando su mirada a mí—. ¿Quién es él?
Su oscura mirada me dejó sin palabras, es tan intimidante y poderosa como la de Ambrose y la mismísima Blake. No supe si debía hablar, seguir en silencio o seguirle la pista a esos vampiros antes de que su aroma se fundiera con el de otros.
—Es la pareja de Blake.
—Ah, ¿sí? —sentía que sus ojos eran infinitos cuchillos atravesando mi piel—. ¿Eres de este clan o de otro? ¿Cuándo se encontraron? ¿Cómo te llamas?
—Soy el humano.
Mi respuesta los tomó a todos por sorpresa, pero siendo sincero, no necesito pasar por todo interrogatorio. Lo que yo necesito es traer de vuelta a mi dulce vampiresa y evitar que otros puedan hacerle daño.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Prohibido[✓]
FantasyLuego de que el único asistente que ha tenido por más de dos siglos renunciara, este mismo se ve obligado a buscar uno nuevo para sustituir su lugar por un tiempo indeterminado, pero nadie contaba con que un simple humano se postulara a la oferta de...