S2: Destino

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Blake

Intenté levantarme una vez más, pero las cadenas que sujetaban mis pies y mis brazos me lo impedían, haciéndome caer de rodillas en las piedras. El dolor se había convertido en uno solo conmigo, por lo que ya no sentía las magulladuras en mi piel.

Recosté la cabeza en las piedras, sintiendo mi cabeza pesada y el cuerpo adolorido. Por más que lo intente, no puedo hacer ningún movimiento. Necesito alimentarme, la necesidad ya está empezando a corroer mi mente. Ese miserable, lo único que busca al mantenerme en estas condiciones es hacer que pierda la cordura y que mi instinto salvaje aflore. Él más que nadie sabe lo que un vampiro sería capaz de hacer si no tiene una fuente de energía.

He soportado todo esto porque no pierdo la esperanza de salir de este lugar, pero la resignación empieza a llegarme poco a poco. Lágrimas llenas de impotencia abandonan mis ojos, no puedo creer que, luego de tanto esperar mi felicidad, se termine con la misma velocidad que todo empezó. Estoy maldita, condenada a repetir la historia de mis abuelos.

Debido a la misma falta de energía, es poco el tiempo el que me mantengo despierta. Además no es fácil estar en estas condiciones estando embarazada, ya que mi bebé se alimenta de mí, por lo que pierdo las pocas energías que me quedan con suma rapidez y facilidad.

***

Desde que estoy aquí encerrada, el ambiente se sentía muy tranquilo, pero desde temprano ha habido movimiento y mucha seguridad. ¿Ambrose y mi padre vinieron por mí? Quise convencerme de que así era, aunque una parte de mí deseaba que no fuera cierto, pues no quería ponerlos en riesgo a ellos por mi culpa.

Mis sospechas cobraron fuerzas cuando dos guardias me sacaron de aquel calabozo y me llevaron consigo a una habitación. Si tuviera un poco de fuerza, podría pelear contra ellos dos sin problema alguno, pero no puedo siquiera mantenerme en pie por mi cuenta. Mi cuerpo siendo arrastrado por ellos duele como el mismísimo infierno.

Me dejaron caer con fuerza en el suelo y me quedé allí, tratando de enfocar sus rostros, pero mi visión borrosa no me ayudó a saber quiénes eran. Mis sentidos son inexistentes, no puedo reconocerlos ni siquiera oliendo el aire, porque su sangre no llega a mis fosas nasales.

Cerré los ojos debido al mareo que me gobernó y el dolor de mis entrañas. Sentía que perdería el conocimiento en cualquier momento, más me negaba a dejarme ir por la oscuridad. Pero con lo debil que me encontraba, fue cuestión de segundos para esta me arrastrara de nuevo a la inconsciencia.

Desperté en medio del bosque, aquel que vi hace un tiempo en el destino que me mostró la bruja, con la única diferencia de que la niña ya no se encontraba jugando y riendo.

Habían dos caminos, uno estaba cubierto de oscuridad y el otro se veía muy verde. No sabía por cuál de los dos irme, la soledad y la tristeza que sentía en mi pecho no me permitía moverme ni mucho menos decidirme por uno.

¿Qué me sucede? ¿Por qué Wyatt no está conmigo? ¿Y mi bebé? Me toqué el vientre y el vacío se agudizó. No podía sentir sus latidos y sus movimientos.

De repente, el bosque se tiñó de oscuridad. Ya no habían dos caminos, sino un inmenso bosque que parecía no tener fin. Los árboles lloraban sangre al igual que mis ojos.

¿Es esto una premonición de mi muerte? ¿Esto quiere decir que Wyatt y mi bebé están muertos? Las emociones estaban a flor de piel, no podía dejar de llorar y de sentirme sola. Mi pecho dolía como nunca y sentía que el aire me hacía falta.

Caí de rodillas entre la hierba y el charco de sangre debajo de mí empezó a tragarme. Podía sentir mi muerte, pero me negaba a aceptarla. Wyatt no puede irse de mí, lo hice mío así como me hizo suya. Nos unimos en cuerpo y alma en la eternidad, es imposible que existiera un poder de romper nuestro vínculo.

Mi bebé... tan inocente y pequeño. Ni siquiera pude conocerlo, aun así, sentía que mi amor crecía en el intento de volver a sentir su corazón contra las palmas de mis manos.

El bosque empezaba a perderse de mi vista, ya que la sangre me cubría con suma rapidez.

Extendí la mano hacia arriba en el intento de sujetarme de Wyatt que había aparecido de la nada y me miraba con detenimiento y una profunda tristeza. Quería acariciarlo y sentir su corazón contra el mío, pero lo veía cada vez más lejos de mí.

«Me dijiste que me amabas, que no permitirías que que nada ni nadie nos separara, pero allí estás, dejándome solo y a merced de mi sufrimiento. No debiste amarme si pensabas soltarme de esta manera. Yo sigo aquí, buscando la manera de encontrarte y salvarte, pero estás permitiendo que la muerte gane la batalla», susurró, antes de desaparecer por completo.

Grité tan fuerte que mi cabeza y mi corazón dolieron al mismo tiempo. No quería dejarme consumir, no era propio de mí rendirme tan fácilmente, pero ¿qué hago si ya no cuento con las fuerzas para salir a flote? ¿Cómo hago para volver en mí, si no logro sentirme en mi propio cuerpo? ¿Cómo me libro de mi destino?

—¡Blake! —podía escuchar que me llamaban, pero no conocía la voz y tampoco podía dar con ella—. ¡Vamos, despierta!

La sangre me cubrió por completo, sumiéndome en la profunda oscuridad y un silencio atronador.

Dulce Prohibido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora