—Si no quieres decirme nada, también sé interpretar el silencio.
Volvió a hacerse en el marco de la ventana, pero antes de que pudiera irse, me acerqué a ella y la retuve tomando su mano.
—No te vayas —me miró por encima de su hombro, más no se bajó de allí ni dijo nada—. No sé por qué quieres saber algo tan íntimo y personal como eso. No malinterpretes mi silencio, lo que pasa es que tus preguntas me tomaron fuera de base. Además, es extraño que quieras saber si he tenido sexo o no, ¿no crees?
—Para mí no es extraño. Necesito saberlo, porque muchas cosas pueden cambiar entre nosotros.
La miré sin comprender muy bien sus palabras, por lo que la insté a que bajara de allí, halando su mano y haciéndola caminar conmigo hasta la cama. Nos sentamos uno al lado del otro, yo sin soltarme de su mano y ella sin apartar sus ojos de los míos. Se ve ansiosa por saber esas respuestas y parece que es muy importante para ella, pero para mí no deja de ser vergonzoso.
—Puede que para ti no sea extraño, pero para mí lo es. Nunca antes una mujer me había hecho una pregunta así —reí nervioso—. ¿Me podrías explicar por qué cambiarían las cosas entre nosotros si fuera o no virgen?
Suspiró.
—Si quisieras ser como yo, es importante que nunca te hayas involucrado con una mujer.
—¿Qué significa eso?
—Que tienes que ser virgen, Wyatt.
—¿Quieres decirme que puedo ser un vampiro si soy virgen?
—Sí. Aún no he encontrado información del cambio en un hombre, pero en una mujer funciona así. Debe ser una mujer pura para que su transformación sea exitosa.
—¿Estás de broma? ¿Cómo es posible eso?
—Estos dos días que has estado inconsciente me enteré de muchos secretos sobre mi especie y estoy en la búsqueda de descubrir otros más que han sido asegurados por uno de los lideres más antiguos de los vampiros. Pero eso no es importante ahora, lo que yo quiero saber es si eres un ser puro o no —su mirada parece analizar más allá de mi alma—. ¿Te has enamorado alguna vez? ¿Te has entregado a una mujer?
—Nunca me he enamorado. En cuando a tu inquietud, yo... ¡Dios mío, que vergüenza es decirte a ti esto! —cubrí mi rostro debido a la misma vergüenza y sentí su tacto frío en mis manos.
—No tienes que sentir vergüenza.
—Es que es muy vergonzoso, Blake. ¿No sentirías vergüenza si te preguntara lo mismo?
—Claro que no —apartó mis manos de mi rostro con suavidad y me miró con una sonrisa muy linda en sus labios—. Te he esperado por mucho tiempo, delicia.
La miré patidifuso. ¿A qué se refiere con exactitud?
—He esperado nuestro encuentro desde que tengo la capacidad de razonar y no te haces una idea de lo doloroso que ha sido estar tan lejos de ti por tantos años —acarició mis labios con extrema suavidad—. Eres mi complemento y solo a ti he de entregarme en cuerpo y alma. Nací para ti y tú para mí, por lo que no le veo nada de malo ni mucho menos sentir vergüenza decirte que nunca he estado con un vampiro.
—¿Una vampiresa tan hermosa y sexi como tú no ha tenido un arrocito en bajo o un amigo con derechos aunque sea?
—No sé cómo funcionan las relaciones humanas, pero nosotros tenemos un solo destino y nuestra alma gemela es la que nos complementa por el resto de la eternidad. Tú eres mi alma gemela, Wyatt.
—Pero soy humano... —murmuré en un hilo de voz, sin salir de mi asombro.
—Ahora entiendo que la unión entre vampiros y humanos sí puede pasar, después de todo, los primeros vampiros fueron humanos.
Me mantuve en silencio por largos segundos, procesando todo lo que acababa de soltar. Siento que todavía tiene mucha información que darme, pero con esto es más que suficiente. Qué locura que yo sea su otra mitad y todavía más loco que los vampiros de antes fueran humanos.
—¿Te has sentido mal o extraño? —quiso saber, cambiando radicalmente de tema.
—Me he sentido bien, algo cansando, pero supongo que es normal debido a la mordida.
—Si te sientes diferente, dímelo.
—De acuerdo.
El silencio se apoderó de nosotros. Blake no dejaba de mirarme, esperando que dijera algo más, pero no sabía qué más decirle. Mi cabeza iba a explotar, además de que no sabía cómo decirle que era un hombre virgen.
«¿Realmente puedo ser un vampiro? ¿Acaso funciona como un tipo de ritual o qué?». Todo es extraño y más que raro.
—Come —me instó, señalando la bandeja a empezar—. Necesitas recobrar energías.
—¿Necesitas alimentarte tú? ¿Cómo te alimentaste estos dos días?
—¿Quieres otra mordida, delicia? —su directa pregunta me avergonzó—. Come.
Retomé mi comida en completo silencio, pero no podía apartar mi mirada de ella. Es hermosa y mi corazón late de manera descomunal ante su potente mirada e incluso por poco explota dentro de mi pecho al decirme que yo soy su otra mitad. Pero ¿puede existir un amor entre nosotros? Somos tan diferentes y ella parece tan inalcanzable.
Solo soy consiente de que mi corazón se alborota nada más con tenerla en el pensamiento, que tenerla así de cerca me hace sentir en calma y feliz, que sus besos son delicioso dulce que me encantaría volver a degustar.
—¿Lo que quisiste decir hace un rato es que también eres virgen? —solté la respuesta a sus inquietudes en una pregunta, atrayendo su mirada y toda su atención—. ¿Eso quiere decir que me voy a convertir en un vampiro?
La miré de reojo, esbozando una sonrisa tímida y nerviosa, creyendo que se burlaría de mí, pero ella me atacó, robando mis labios en un beso que me dejó la mente en blanco y el corazón el doble de agitado.
—Solo si es lo que quieres —susurró a centímetros de mis labios, acariciando mi mejilla con dulzura—. Pero... no voy a mentirte, moriría sin ti.
—Eres inmortal, no vas a morir por mí. Además, es muy probable que después encuentres un vampiro que te dé la talla y te olvidarás de mí.
—No has entendido nada de lo que te dije. Delicia, ante mis ojos nunca habrá nadie más que tú. Eres mi otra mitad, mi único amor, mi todo por el resto de la eternidad. Jamás te voy a olvidar. Si tú no estás a mi lado, yo simplemente moriría, pero no me importa dejar de ser inmortal siempre y cuando tenga la dicha de ser feliz a tu lado por escasos días.
Volvió a adueñarse de mis labios y pude sentir sus lágrimas filtrarse entre la unión de nuestras bocas. ¿Por qué llora? No me gusta sentirla triste, porque siento que mi pecho es atravesado por cientos de dagas.
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Dulce Prohibido[✓]
FantasyLuego de que el único asistente que ha tenido por más de dos siglos renunciara, este mismo se ve obligado a buscar uno nuevo para sustituir su lugar por un tiempo indeterminado, pero nadie contaba con que un simple humano se postulara a la oferta de...