Me sentía fatal intentar besarla y ella no me correspondía como lo más profundo de mí lo esperaba, pero ¿y si no sabe hacerlo? Quizás deba guiarla e ir a paso lento. La tomé con suavidad del cuello, profundizando un beso con movimientos pausados y calmos, guiando sus labios que parecían congelados y poco a poco su rigidez fue desapareciendo.
Un suspiro se me escapó, porque lo que yo quería era besarla con la misma intensidad en la que me había hecho venir hace unos días. El recuerdo en mi mente me activó más de lo que me encontraba y terminé sucumbiendo al fuego único que desprende su boca.
Su boca se acopló a la mía con una rapidez increíble. Sus labios se movían a la par que los míos y el roce de ellos me tenía muy emocionado y maravillado por el dulce sabor de sus suaves labios y la calidez de su aliento. Me sentía eufórico y no lo entendía, pero, siempre y cuando me sintiera así de bien y a gusto en su paladar, no me interesaba nada más que fundirme en su boca.
Besar a una vampiresa tan preciosa como ella es como subir a lo más alto del cielo. Sus labios son muy suaves y la frialdad de su tacto simplemente me calienta de un modo que no puedo explicar.
Con las respiraciones agitadas y un calor extraño rodeándonos, nos separamos. Su mirada oscura cambió y me quedé mirando sus ojos rojos con más atención, como si solo con mirarla pudiera descubrir más de ella y su especie. ¿Por qué sus ojos cambian de color? ¿Acaso se debe a algún cambio de emoción o sentimiento? Ahora que lo pienso mejor, cada vez que se enoja sus ojos se vuelven de un rojo muy intenso y terrorífico. Pero este rojo que me está mostrando ahora es muy diferente, aunque luzca igual.
—Eres muy atrevido —lamió paulatinamente mis labios, provocándome un poco más si es posible—, y eso me gusta mucho.
—¿Por qué tus ojos cambian de color?
—No lo sé, supongo que hace parte de mi naturaleza.
—Tus ojos son muy bonitos, no importa si se ven rojos o negros —se me escapó ese pensamiento en voz alta y sonrió.
—Te traje comida y ropa limpia —se alejó de mí y no me gustó que lo hubiera hecho.
—Gracias.
—Debes estar hambriento, así que come.
Bajo su atenta mirada comí de lo que me había traído. Era arroz blanco y estofado de carne. No sé si es porque hace días no comía nada decente y de más sabor que un pan viejo con agua, que me pareció una comida realmente deliciosa.
—¿Los vampiros comen esto?
—No, eso lo comen las brujas. Lirio lo preparó para ti.
—¿Y tú qué comes? —curioseé, devorando a gusto la comida.
Sonrió ladeado, estirándose de manera elegante en el sofá frente a mí.
—Nos alimentamos únicamente de sangre.
—Claro, debí imaginarlo —sonreí nervioso, hundiendo la boca en la comida.
«¿Y si de repente quiere alimentarse de mí?». Ya lo ha hecho dos veces y la segunda vez me llevó a alucinar, pero sería muy vergonzoso volver a excitarme con una mordida suya.
Sacudí la cabeza con fuerza y seguí comiendo mientras ella no dejaba de mirarme con fijeza y sonreír. Una vez terminé, dejé el recipiente vacío sobre la mesita de centro y suspiré satisfecho. Estaba hambriento.
—Muchas gracias por la comida, estaba muy rica.
—Te traeré a diario. Si no puedo hacerlo yo, vendrá Lirio.
—¿Y ella sí es de fiar? Es decir, ¿no le dirá a nadie que me tienes escondido en tu casa?
—Por su bien es mejor que mantenga la boca cerrada.
—Entiendo.
El silencio volvió a envolvernos, pero no era incómodo estar con ella sin decirnos palabra alguna. Por más de que sea una locura todo esto, Blake me hace sentir que estoy a salvo a su lado.
—Ya debo irme, además tienes que descansar. Vendré en la mañana a traerte más comida —se levantó y yo hice lo mismo.
No quiero que se vaya y quedarme solo, aunque Baco está aquí y me hace muy buena compañía. Pero algo me incita a estar más tiempo con ella, de ver sus ojos un poco más, de probar una vez más la suave textura de sus labios.
«¿Qué significó ese beso para ella?». Me vi preguntándome, ansioso de pedirle que se quedara, pero con temor a que me dijera que no. Esta vampiresa me embrujó, ya no me caben más dudas.
—Está bien. Pasa una bonita noche y ten dulces sueños.
—Los tendré —soltó una risita y se acercó en un solo pestañeo a mí—. No te imaginas lo mucho que voy a tenerte en el pensamiento —dejando una lamida a la altura de mi cuello, justo donde el ardor me gobernó, una corriente placentera me traspasó todo el cuerpo.
Antes de que pudiera reponerme de esa sensibilidad que me genera su cercanía, ella desapareció. Solté un largo suspiro, tratando de regular mi respiración y la creciente erección que tenía. ¿Qué me pasa con esa vampiresa? ¿Por qué si se me arrima tanto termino con la jodida antena en busca de señal? ¿Por qué deseaba que mordiera?
—Estoy enloqueciendo —murmuré, mirando a mi despierto amigo—. ¿Qué demonios te pasa? ¿No puedes relajarte un poco o qué?
Baco apareció de la nada y cubrí mi erección con la ropa que Blake me había traído. Ya suficiente vergüenza siento al recordar lo de hace unos días, cuando frente a la víbora y a la bruja ella me hizo temblar como nunca.
—Blake trajo comida y, tenía tanta hambre, que olvidé dejarte un poco. Lo siento mucho. Ella mañana traerá más —fue lo único que se me ocurrió decir.
—Eres estúpido, pero divertido —se burló—. ¿Crees que un pedacito de carne y un arroz sería capaz de satisfacerme? Tendría que comerme una presa de tu tamaño e incluso más grande para mantenerme unos días.
Reí nervioso. Aunque lo diga en broma y en tono irónico, debo confesar que me da mucho miedo que se le dé por convertirme en su cena.
—Iré a descansar —di media vuelta y lo escuché venir detrás de mí.
—No me molesta que estés aquí, pero no fortalezcas ese lazo con Blake.
Sus palabras me frenaron en seco.
—¿A qué lazo te refieres?
—Su padre no va a aceptar que un humano haga parte de los suyos. En este mundo nunca había pasado algo así y no sé cuán peligroso pueda ser que seas su otra mitad.
—¿De qué hablas, Baco?
—Eres su otra mitad y, por lo que me acabo de dar cuenta, ella la tuya. Que te haya marcado lo complica todo. Eres un humano y no eres nada en comparación a un vampiro tan poderoso como Mi Lord. Blake es mi compañera, está unida a mí como yo lo estoy de ella en la vida y en la muerte. Si ella sufre, yo también sufriré —cruzó por mi lado con lentitud y ladeó la cabeza hacia mí—. Y si ella muere, yo también moriré. No sé qué sea lo correcto de hacer. Jamás había estado en una situación como esta en mis dos siglos y medio de vida, pero todo puede salir muy mal si solidifican su unión para siempre.
«¿Otra mitad? ¿Un lazo? ¿De qué marca habla? ¿Acaso Blake me marcó? ¿A qué se refiere con exactitud?». Este mundo está lleno de misterio y de preguntas, las cuales quiero saber las respuestas para saber a lo que me estoy enfrentando realmente.
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Dulce Prohibido[✓]
FantasyLuego de que el único asistente que ha tenido por más de dos siglos renunciara, este mismo se ve obligado a buscar uno nuevo para sustituir su lugar por un tiempo indeterminado, pero nadie contaba con que un simple humano se postulara a la oferta de...