S2: Culpa

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La víbora era lo que menos me causaba terror, era ese siseo incontrolable que delataba un peligro desconocido e inminente frente a mí. No podía moverme y ese hecho me hacía sentir inútil y mucho más miedo.

—No te metas en mis asuntos, Rea.

Esa voz... es él, no me cabe ni la menor duda de que es ese monstruo infame, pero ¿qué hace en mi sueño? Ni siquiera dormida logro librarme de esa cosa.

—No lo permitiré. No estás pensando con lucidez. Si vas a enfrentarte con alguien, que sea conmigo.

Esa aura oscura se acrecentó tras la amenaza de la víbora, lo que voló mi cabeza y me dejó el doble de confundida. No entendía lo que estaba sucediendo a mi alrededor, ni del por qué una serpiente estaba hablando. Este sueño está siendo el más raro que alguna vez haya podido tener en mi vida, pero se siente tan real y vivido.

—Si te ataco me lastimo a mí mismo.

—Y su le haces daño a tu pareja, jamás te lo perdonaré, además de que nos estarías condenando a los dos.

—Es una simple humana.

—¿Y eso qué? A Blake le resultó bien.

Una sonora y espeluznante risa retumbó en medio de la oscuridad. No podía ver nada, pero sí podía sentir la amargura de ese ser oscuro y terrorífico.

—¿Bien? Ella lejos en un lugar en el que está sufriendo mientras ese humano trata de encontrarla. Prefiero la muerte antes de tener que vivir lo mismo que Blake.

Podía percibir la tristeza de la víbora en ese agarre que ejercía alrededor de mi cuerpo, más cuando frotó su cabeza en mi mejilla y siseó suave, como queriendo darme calma con esa suave caricia. Debería temerle a una víbora, pero ella no me genera nada más que ternura y seguridad.

—¿Qué diantres tienen los humanos que vuelven locos a mis hijos? —una segunda voz masculina resonó en la oscuridad, era tan tenebrosa como la de esa cosa—. No son más que seres débiles y faltos de muchas cualidades y habilidades. Lo único para lo que sirven es para alimentarnos.

—No se metan en mis asuntos. Yo resolveré esto.

—Claro y perder a mi otro hijo. ¿Qué sucede contigo, Ambrose? Te desconozco.

—Es ella...

—Ella es tu pareja, así que contrólate. Eres silencio, quizá un poco malhumorado, pero jamás habías sido tan tosco —resolvió con fastidio ese otro hombre—. ¿Vas a matarla? Si es así, dímelo y me encargo de los dos de una vez. Prefiero matar a mi hijo con mis propias manos, antes de que cometa el peor error de su única vida.

—Sr. Angus.

—Llévala a descansar, Rea. Tendré una conversación tendida y quizá un poco acalorada con mi hijo, Si sigue comportándose de esta manera tan absurda, no tendré más opción que imponerle su debido castigo.

Las voces, el bosque, esa luna roja brillante y sangrienta, todo a mi alrededor se diluyó en cuestión de segundos.

Abrí los ojos de golpe, acelerada por ese sueño tan extraño y muy vivido. Me encontraba en medio de esa suave cama y no en el suelo donde me había quedado dormida y recuerdo haber estado. Mi corazón se encontraba muy agitado en mi pecho y me sentía sudorosa. Ese sueño se sintió muy real, como si en realidad hubiera pasado por eso en el bosque. No comprendo por qué soñé con una víbora hablante.

Tengo que sacarme de la cabeza a ese ser extraño o me volveré loca. Me he creado un sinfín de historias en la cabeza, que empiezo a creérmelas de verdad. Aunque nada ni nadie me harpa cambiar de opinión con respecto de que aquí no sucede algo raro y muy oscuro.

—Ambrose.

Tan solo mencionar su nombre un escalofrío me recorre todo el cuerpo.

Me levanté de la cama y recorrí la habitación distraídamente hasta la puerta, buscando la manera de salir de allí, pero esta se encontraba cerrada.

—¿Cuándo acabará esta pesadilla?

Me senté en el borde de la cama y me quedé allí durante largos minutos, viendo a la nada y pensando en la manera de escapar. Debe haber una salida, pero mi mente ahora mismo no trabaja con inteligencia ni al cien. Me siento muy cansada debido al poco tiempo que he dormido y la paranoia ya me hace soñar cosas extrañas que me siguen advirtiendo que debo estar alerta y no bajar la guardia. El peligro sigue latente allí afuera y ese ser no desaprovechará oportunidad alguna para matarme.

—Todo sería más fácil si estuvieras aquí. Perdóname por no escucharte, perdóname por traerte a la muerte y perdóname por no ser digna ni valiente de ti.

Lloré desconsolada, sintiendo el peso de la muerte en mis hombros. Todo sería más sencillo si Ronan estuviese aquí, dándome sus palabras de aliento y sus sabios consejos. Sin él simplemente siento que no puedo seguir, pero a la vez me motiva y me impulsa a salir de este lugar y hacer pagar su muerte, aunque la única y verdadera culpable aquí soy yo. 

Dulce Prohibido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora