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Seokmin intentó ignorar la pesadez en su pecho y el mareo junto con el dolor de cabeza, no estaba bien, su respiración cada vez se volvía más caótica mientras intentaba trabajar y estaba entrando en una especie de pánico. Debería de estar bien, pero no, estaba colapsando poco a poco aparentando trabajar con calma. Sabía que había alguien afuera que estaba esperándolo, una persona a la que definitivamente no quería ver.

No supo cómo, quizás en un pequeño descuido con algún objeto pero una gota de sangre espesa cayó sobre el metal de la barra donde extendía la masa del pan. Su mano estaba sangrando, el espacio entre el pulgar y la palma tenía una cortada algo profunda que estaba manchando todo. Suspiró con fuerza y le pidió a uno de sus compañeros que lo ayudara a limpiar mientras él corría a lavarse la mano. Colocó un pañuelo limpio para detener el sangrado y salió de la cocina para no estorbar a sus compañeros.

Y trató de respirar.

Abrió la boca cuando su nariz no fue suficiente y se dejó caer contra la pared en el callejón, no podía respirar. Se encogió abrazando su mano, colocándose en cunclillas para evitar caer por el mareo de la falta de aire.

Tomó con fuerza su collar y colocó el tubo entre sus labios. El suave silbido del aire pasando a través del metal distrajo su cabeza por un segundo.

—Seokmin...— La voz lo hizo encogerse y querer huir, se levantó de golpe y le dio la espalda dispuesto a entrar de nuevo. Lo tomaron de la muñeca. —Necesitamos hablar...

—No, no necesitamos.

—Seok...

Se apartó encarándolo por fin, su mareo persistió pero logró mantenerse en pie mientras controlaba el aire que salía por su boca. Estaba jadeando.

—No hay nada que hablar...

—Tenemos que hablar, en serio... esperé para venir a verte porque sabía que necesitabas espacio. Pero no puedo esperar más.

—¿esperar para que? Ya dijiste todo lo que tenías que decir.— Su voz era apresurada y temblorosa, como si estuviera llorando, pero no lo estaba. —No hay más.

El rostro de Mingyu se suavizó.

Mingyu. Detestaba tanto sentirse así frente a él.

—No quería lastimarte.

Seokmin miró a otro lado para evitar el rostro de Mingyu, sus labios ya temblaban y su vista comenzó a volverse borrosa como si fuera a llorar.

—Déjame en paz.

Mingyu soltó un enorme suspiro y terminó asintiendo.

—Lo siento.

Seokmin solo esperó a que se fuera, y cuando lo hizo comenzó a llorar.


Breathe [Seoksoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora