Castillo / Prisión de Nurmengard, Austria.
El señor tenebroso se encontraba al pie del risco oscuro, bañado en nieve y rodeado de un denso bosque que la oscuridad de la noche no le permitía distinguir el color de sus hojas. Delphini se encontraba a su lado, su vestido oscuro volaba con el viento al igual que la túnica de su padre, y ambos observaban hacia arriba, donde el castillo de Nurmengard se alzaba, majestuosamente decadente, la maravilla que fue antaño ahora no era más que un edificio que se mantenía en pie por pura voluntad y magia.
Voldemort se envolvió a si mismo en tinieblas que lo elevaron en el aire, volando en dirección al castillo, mientras Delphini se elevó con sus oscuras alas azules. El viento soplaba fuerte, ya fuera por los vientos que se movían entre las altas montañas nevadas de Austria o por la tormenta que la sola presencia de Delphini surgía con el batir de sus alas.
Los dos se elevaron sobre la montaña e intentaron llegar a lo alto de la torre más alta del castillo, allá donde la pequeña luz azul brillaba intensamente. Pero se estrellaron contra una barrera invisible, una que se iluminó tenuemente por el estallido de sus cuerpos contra aquel muro mágico, lo que los obligó a regresar al suelo, a las puertas del castillo. Delphini se frotó la frente con molestia, pues al contrario que su padre, no había tinieblas que la protegieran de esa clase de golpes.
― Está embrujado para impedir que nos aparezcamos en su dormitorio. Viejo listo. – murmuró Delphini entre dientes, dejando su frente en paz.
― Entonces, iremos a pie. – dijo el hombre de piel ceniza y ojos azules, pero al hablar, su voz enojada transformó sus ojos momentáneamente en un color rojo sangre brillante, mientras comenzaba a caminar.
Los dos entraron por el patio principal; la antigua reja de hierro, antes majestuosa y pulcra, se encontraban derrumbada de un lado y del otro destrozada, como si al salir, la hubieran doblado violentamente con un encantamiento explosivo. El patio central estaba recubierto de nieve, el símbolo de Grindelwald estaba grabado en el suelo, pero este estaba despedazado, roto completamente, como si le hubiera pasado lo mismo que a la reja.
Entraron por las puertas del castillo o, mejor dicho, Delphini levantó su varita e hizo volar aquellas puertas, lanzándolas hasta el interior, soltando pedazos de madera que se incrustaron en los viejos y desgastados muros, pero como suponían, aunque uno de los muros recibió gran daño y tenia un gran boquete que debió haberlo derribado hace tiempo, el edificio se mantenía por simple magia.
Caminaron por largos pasillos, repletos de salas vacías y saqueadas, muchos muebles estaban destrozados, y las telarañas se juntaban con la nieve que invadía las estancias por los enormes boquetes en las paredes que dejaban entrar el frío de las montañas entre sus derrumbados muros. Una antigua biblioteca con un gran ventanal que daba hacia las preciosas montañas, antiguamente maravillosa, ahora no era más que un enorme agujero chamuscado cubierto de nieve que no fue ni siquiera una sombra de lo que antaño fue.
Pronto llegaron a una larga escalinata, hacia la torre más alta. La torre estaba llena de telarañas, escalones derrumbados y muros que se habían caído que bloqueaban el paso. Era increíble como la torre continuaba en pie a pesar del paso de los años y de todos los malos tratos que había recibido, como si nadie hubiera puesto atención en ella, a pesar de que debía esta repleta de personas para cuidar de Grindelwald... y, aun así, no había ni una sola alma.
Salvo él.
Llegaron a lo alto de la torre, a una puerta que se encontraba completamente abierta, y al contrario que el resto, mohosa y con astillas brotando de su superficie al haber sido rotas a la fuerza, estaba en perfecto estado. La habitación no era muy grande, pero estaba llena de pergaminos y textos antiguos, iluminado tenuemente por una sola vela azul que bañaba toda la habitación con su luz. Los ojos helados de Delphini, carentes de vida, se posaron sobre un hombre en el fondo, sentado frente a un escritorio, ordenando diversos documentos que parecía ajeno a la situación en la que se encontraba.
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Hermione Grindelwald - Tears of Magic Blood
Fanfiction- La Tercera Parte de la Saga de la Niña que Vivió. - La Historia de Lady Grindelwald pronto llegará a su fin. Dumbledore a muerto, y el mundo mágico se ha quedado sin uno de sus mayores defensores. Los seguidores del señor tenebroso se vuelven cad...