One Shot #01 - Felicidades

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1 de marzo de 1999

Mansión Parkinson, a las afueras de Dunfanaghy, Irlanda.

La mañana comenzó como cualquier otra; Tranquila y serena.

Sus ojos verdes se abrieron suavemente mientras el agradable aire de la mañana y el olor del mar golpeando en la costa inundaba sus sentidos. Su largo cabello negro caía sobre su rostro y le servía como una cortina ante la luz del sol que entraba el amplio ventanal frente a su cama, cubierta de sábanas blancas y negras muy suaves y revueltas entre sí. La bruja de profundo cabello negro se levantó de la cama, y su camisón de suave tela verde se deslizó por su hombro, dejándolo semi expuesto, al igual que una cicatriz que estaba quedando lentamente en el olvido.

Frente a ella, una densa cabellera negra le daba la espalda, una amplia y bellamente esculpida, con largas y finas líneas dibujaban cada músculo que resaltaba en su piel, y a la vez, esas mismas líneas eran atravesadas por otras más pronunciadas, irregulares y elevadas; largas cicatrices que marcaban su cuerpo musculado, que solo era cubierto por su largo cabello negro y por nada más.

Te levantaste temprano... – murmuró Pansy, frotándose levemente los ojos para despertarse.

La mujer de cabello negro, sentada en el borde de la cama, se giró, y el rostro de Eileen le lanzó una suave sonrisa mientras se acomodaba el cabello detrás de la oreja.

No quise despertarte. – dijo la joven Potter, sonriendo suavemente mientras se levantaba lo más suavemente de la cama, dejando su cuerpo completamente desnudo a plena vista de Pansy.

Tus tetas pesan más que mi culo, Potter... es obvio que te iba a sentir levantarte de la cama. – dijo Pansy, apoyándose con unas almohadas para medio levantarse de la cama, acomodándose el pelo.

Oh, ¿me estás llamando gorda? – Eileen arqueó una ceja, con aires de superioridad e ironías.

La menor de la familia Potter había dado un pequeño estirón en cierta zona que había levantado la envidia de Pansy... algo que la hacía enojar más de la cuenta.

Te estoy llamando tetona, que es más de lo que te mereces, por que seguro que esas son cosa de tu condición. – dijo Pansy, "forzando" una sonrisa forzada, por más redundante que fuera, porque a pesar de estarse muriendo de celos ante los "regalos de la vida" de su novia, no podía evitar disfrutar de la vista.

Estoy muy orgullosa de mi entrena... – decía Eileen, alzando sus pechos más de la cuenta al tener sus brazos cruzados por debajo de ellos, pero a media palabra se detuvo, abriendo los ojos como si se hubiera dado cuenta del insulto escondido. – Espera, te refieres a mi condición de Metamorfomaga. ¿Las estás llamando falsas?

¿Quizás...? – dijo Pansy, girando los ojos hacia otro lado, con una sonrisa de superioridad en su rostro.

¿Oh...? – la voz de Eileen, a pesar de que tenía cierta vena de enojo ante esa contestación, también había cierto veneno, como si hubiera maquinado una contra respuesta a ello. – ¿Así que yo puedo meterme con tu tatuaje?

Pansy, tan pálida como de costumbre, se puso roja de repente, tanto que su piel de porcelana se tornó de un rosa no muy distinto a los corazones rosas que colgaron del gran comedor cuando Lockhart lo adornó en aquel desgraciado San Valentín del 92.

¡Ni se te ocurra! – dijo Pansy casi lanzando un grito, apuntando a la joven Potter con un dedo acusatorio. – ¡No puedo creer que me convencieras de hacerme uno! ¡Dijiste que eran temporales!

Eso lo dijo George. – dijo Eileen, con una sonrisa burlona, mientras buscaba entre la ropa tirada en el suelo una sola prenda que quedara intacta, encontrándose solo con su chaleco negro y rojo. – Y estaba borracho. Con Katie Bell haciéndole caras raras para hacerlo perder la apuesta que hizo con Fred... ¡Si te dice que la nieve es blanca, probablemente te está mintiendo!

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora