4 de Mayo de 1998
El día amaneció tranquilo. Como si no hubiera pasado nada.
Como si, hace tan solo dos días, el olor a muerte, polvo y sangre no inundaran cada corredor del castillo.
Era difícil caminar sin recordar el fuego que cubría los corredores, los escombros que bloqueaban las escaleras... y los cuerpos que descansaban en el gran salón durante el descanso de la batalla, algunos demasiado tranquilos, casi como si estuvieran durmiendo. Eso la había despertado más de una vez la primera noche. Hoy, solo la había despertado más temprano de lo normal.
Flora se levantó de su cama, cubierta de cortinas verdes esmeraldas con pequeños brillos plateados, iluminadas por la vela que iluminaba tenuemente la habitación. Llevaba un camisón negro liso brillante, quizás muy frío para algunas de sus compañeras, pero ella lo sentía muy cálido, especialmente con las sábanas que cubría su cuerpo durante las frías noches en las mazmorras del castillo. Su largo cabello oscuro caía alrededor de su cara como las cortinas que la rodeaba, ligeramente aplastado contra su cara; quizás se haya levantado más temprano de lo que acostumbraba, pero definitivamente había dormido como un tronco toda la noche.
La joven Carrow corrió las cortinas, dejando que la luz de la vela que iluminaba su cama entrara, haciéndole cubrirse los ojos ligeramente para acostumbrarse a la luz que emanaba de la llama esmeralda. Bajó sus pies descalzos de la cama, demasiado acostumbrada al frío de las mazmorras como para preocuparse en buscar alguna de sus zapatillas. Se ajustó su camisón negro y se colocó una de sus batas, colgadas justo en el perchero al lado de su espejo personal. La bata que le había regalado su hermana Hestia, de color rosa pastel, era de las pocas prendas coloridas y, mal llamada por ella, "demasiado femeninas" que usaba habitualmente.
Con paso suave, tan silenciosas como las pisadas de un gato, caminó sin prisas hacia la puerta de la habitación, pasando su mirada ocasionalmente por el resto de las camas. Pansy había decidido dormir junto a Eileen esa noche; según ella, tanto su madre como Lily habían discutido muy fuerte la tarde pasada cuando se enteraron de que Pansy y Eileen parecían sentir algo la una por la otra... aunque la discusión no fue tanto por el hecho de que las dos chicas estuvieran interesadas entre sí, sino porque eso significaba que Sigrun y Lily tendrían que verse mucho más seguido de lo que hubieran deseado después de la guerra.
Hestia y Vilma habían pasado la noche juntas, más que todo hablando y poniéndose al día. A pesar de que se veían casi a diario, la presión de la guerra y el reinado de Voldemort no les permitió mantenerse en contacto como hubieran deseado... especialmente, porque su hermana Lilian no parecía quitarle los ojos de encima. Ellas dos, junto a Ginny, pasaron la tarde entera hablando en la sala común, tomando el té y discutiendo sobre lo que habían estado haciendo en el tiempo libre que llegaban a tener... y para ser sincera, Flora estaba más que feliz de que su hermana gemela hubiera encontrado una chica como Vilma.
La más obvias de las parejitas no podría faltar en esta habitación: Luna y Daphne estaban acostadas en la misma cama, cubiertas hasta el vientre con sus sábanas, ligeramente revueltas y arrugadas. Sus pechos estaban desnudos y completamente al descubierto, con los de Daphne aplastando y empujando ligeramente a los de Luna. Las dos chicas parecían estar tan sincronizadas como los gemelos Weasley al hablar, porque cuando una respiraba suavemente, la otra la seguía casi a la par, y no ayudaba de ninguna forma que se estaban abrazando, agarradas de las manos. Flora pudo notar un pequeño anillo en la mano izquierda de Daphne, de amatista y plata que parecía brillar con luz propia, o al menos, eso le pareció ver, porque cuando regresó la mirada, esa luz parecía ser solo un reflejo.
Sin embargo, a excepción de las obvias camas que estaban desocupadas, había una que resaltaba especialmente. Hermione no se encontraba en el dormitorio. Como había prometido la noche anterior, salió más temprano que ninguna de ellas, y se había ido de Hogwarts... según ella, no podía permitirse darle un día más de ventaja a aquellos cobardes que habían huido de la batalla cuando el Señor Tenebroso había perdido, y mucho menos podía quedarse tranquila, sabiendo que Delphini, Shui y Alizee seguían ahí afuera, causando problemas allá donde fueran. El único que intentó detenerla fue James, pidiéndole que se quedara más tiempo para sanar sus heridas... pero la muy bruta no escuchó razones. Flora no pudo evitar sonreír, al saber que Hermione seguía siendo tan cabeza dura como siempre.
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Hermione Grindelwald - Tears of Magic Blood
Fanfiction- La Tercera Parte de la Saga de la Niña que Vivió. - La Historia de Lady Grindelwald pronto llegará a su fin. Dumbledore a muerto, y el mundo mágico se ha quedado sin uno de sus mayores defensores. Los seguidores del señor tenebroso se vuelven cad...