La luz del día brotaba suavemente detrás de las cortinas, no era mucha, era de un tono azul frío, de aquel donde la noche y el día aún se estaban despidiendo uno del otro.
La mañana siguiente después de cualquier evento debería de sentirse como que algo inmensamente pesado les había caído encima, pero no era para nada lo que sentía, más bien sentían que algo había cortado sus cuerpos de lado a lado como si de una sierra se tratara, y a esos pedazos los hubieran aplastado con una inmensa montaña.
Hermione se había quedado dormida en el suelo, cubierta por una manta de color gris oscuro con una figura de un tigre dibujado en la manta, Eileen se había dormido justo a su lado, la sabana roja que le había dado a ella estaba enredada en una de sus piernas, la otra estaba ligeramente retraída, y la joven de cabello negro tenía su cabeza recostada sobre su brazo derecho.
Cuando Hermione miró por encima, al sofá que estaba a su costado, no se encontró con Luna, que se había dormido encima de este. Por un momento se asustó, pero luego, cuando volteó a ver a Harry, se encontró con la joven bruja de cabello rubio envuelta en su propia manta, de color azul claro, abrazando a Harry como a un peluche, el chico estaba despierto, tenía un brazo aplastado por el pecho de Luna y el otro estaba extendido hacia su hermana, pero parecía estar tan entumido como seguramente lo estaba el resto de Harry.
― Por favor no le digas a Ginny. – susurró el chico, tenía el rostro de Luna pegado a su pecho.
― Harry, tienes que calmarte con las damas. – dijo la chica, en tono burlón.
― No recibiré consejos de una mujeriega que no puede pasar el verano sin tirarse a 10 mujeres por semana. – mencionó Harry, sintiendo un suave gemido por parte de Luna, como si estuviera luchando por mantenerse dormida.
― Gracioso. – dijo Hermione, conteniendo la risotada.
Hermione lentamente comenzó a levantarse, tomó su varita, encajada en la funda de serpiente, colocada aún en sus pantalones tirados en el suelo. La chica tomó una pequeña falda del interior de su bolsa y se la puso rápidamente, levantándose.
― Veré que encuentro en la casa, esperemos que Snape no se haya llevado nada. – dijo la chica al acomodarse bien la falda, sujetando su varita y encendiendo su punta con el encantamiento de Lumos.
― Ah... Hermione... – musitó Harry, viendo que la chica se estaba alejando.
― ¿Si, Harry? – preguntó la chica, haciéndose la desentendida.
― ¿Me ayudas? – dijo Harry, señalando con su única mano disponible a Luna.
― No, Harry, déjala descansar un poco más. – Hermione hablaba como si le dijera a su esposo de que dejara dormir a su bebé un rato más.
― No, me estoy refiriendo... – Harry intentó protestar, pero Luna se removió encima de él.
― Hmmm. – gimió la rubia, y con un movimiento un poco más largo y somnoliento, la rubia se encaramó más a Harry, sus piernas, incluso envueltas en las sábanas, se posaron a cada lado de las de Harry, sus pelvis se golpearon de lado suavemente y la chica, posó su pecho ligeramente más arriba, colocando su cabeza contra el cuello de Harry.
― Vas a despertar a la pobre niña. – dijo Hermione, intercalado con un sutil "Shhh" para acallar a Harry.
― Her-mi-o-ne... – dijo sin soltar voz Harry, sintiendo algo en la garganta.
― Eso fue por llamarme mujeriega. – dijo Hermione entre dientes y sonriendo, mientras salía de la estancia.
La chica cerró la puerta de la sala y, con paso suave, comenzó a subir por las escaleras. Fuera de la planta baja, la estancia de los Black se encontraba hecha un desastre, como si llevara meses sin ser usada, cosa que Hermione comprendió que sería comprensible, porque, a excepción de Sirius, no había nadie más que cuidara de la casa. Todas las hermanas Black, durante años, asistieron a Hogwarts, dejando la casa ligeramente descuidada (salvo sus habitaciones), y ahora que todas se habían graduado, con Sirius protegiendo al primer ministro Muggle y a su hermano, no había nadie que cuidara de la antigua y noble casa de los Black.
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Hermione Grindelwald - Tears of Magic Blood
Fanfiction- La Tercera Parte de la Saga de la Niña que Vivió. - La Historia de Lady Grindelwald pronto llegará a su fin. Dumbledore a muerto, y el mundo mágico se ha quedado sin uno de sus mayores defensores. Los seguidores del señor tenebroso se vuelven cad...