Capítulo 29: La Lengua de Plata más antigua del mundo

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2 de mayo de 1998, medianoche.

Daphne entró en el baño de las niñas del segundo piso, luego de asegurarse de que las fuerzas de las armaduras de caballeros descendieran a los pisos inferiores para la batalla, y Myrtle la llorona saliera de su escusado para reunirse con el resto de los fantasmas del castillo para organizar algún plan con Nick Casi Decapitado.

Muy bien, tendremos que derribar el lavabo porque no podemos... – dijo Daphne, entrando en el baño y buscando a Luna, que se le había adelantado.

Sin embargo, cuando entró, y dirigió su vista al lavabo conjunto de las niñas, aquella figura de mármol que se alzaba en medio de una circular habitación que conectaba con los cubículos de los baños en un pasillo adjunto, no se encontró con el lavabo que todas las niñas veían, sino que este estaba separado, cada pared de su forma octagonal, salvo por uno que había desaparecido bajo el suelo y había dejado un hueco en suelo, completamente oscuro, mientras la parte superior del lavabo flotaba en el aire.

Todo mientras Luna se le quedaba viendo, sosteniendo una sola escoba en la mano y una mochila de estudiante en la otra.

¿Cómo lo hiciste? – preguntó Daphne, sorprendida, mientras llegaba al lado de Luna.

Tuve suerte. – dijo rápidamente la rubia de ojos plateados, y llevándose la mochila sobre el hombro, tomó la mano de Daphne. – Tenemos que darnos prisa.

¡Espera, es una caída laaaaaaargaaaaaaaa! – gritó Daphne en el momento en que Luna la jaló del brazo, y ambas se lanzaron por el túnel que llevaba a la cámara secreta.

...

Usted también quiere lo mismo, ¿No, Helena...? – Hermione no pudo evitar balbucear, el estruendo de las explosiones sobre el domo sobre ella la estaba distrayendo demasiado. Se apartó del marco de la galería y corrió hacia otro que estuviera mucho más cerca de Helena. – Quiere destruirla.

Otro juró destruirla hace mucho tiempo. – dijo la mujer de espectral figura, intentando alejarse de Hermione como si aquello le provocara un dolor en su fantasmal corazón. – Un niño extraño, con un nombre extraño.

Tom Riddle. – murmuró Hermione, haciendo que Helena asintiera.

Pero mintió...

Le ha mentido a muchos...

De pronto, como si hubiera sido poseída por una ira inimaginable, más allá de cualquier razonamiento, la mujer se lanzó hacia Hermione, y como si por un momento se hubiera vuelto tangible, su sola presencia empujó a la chica hacia atrás, casi haciéndola caer al piso, mientras su rostro se oscurecía de una terrorífica manera, impregnada de rabia.

¡YA SÉ LO QUE HA HECHO!
¡Y SÉ QUIEN ES!
¡ÉL LA PROFANÓ, CON MAGIA OSCURA!

Hermione sintió como si el corazón se le hubiera detenido del susto, y cuando la mujer se desvaneció, reapareció a unos cuantos metros en el pasillo adyacente de donde se encontraba en la galería, estaba sentada en un escalón y se había llevado las manos a su traslucido rostro.

Yo le robé la diadema a mi madre...

¿Que...? – Hermione, recién levantada, apenas pudo procesar lo que había pasado cuando escuchó aquello, y la voz de Helena se estaba rompiendo más, mientras ocultaba su rostro.

La robé, y escapé con ella. – dijo Helena, llena de pena, y Hermione pudo distinguir cierto toque de ira en su propia voz, como si el hecho de recordar aquello le produjera una horrible sensación que la llenaba de ira. – Quería ser inteligente... distinguida, sabía, ¡Respetada, amada, alabada, por el gran portento que soy...! – La chica, que había adquirido cierta arrogancia en su propia voz, decayó completamente cuando se dio cuenta de que hablaba como si aún estuviera viva. – Por quien fui... más que mi propia madre... así que se la robé, por mi propia ambición... No soy muy distinta a quienes decían que era mi padre.

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora