1945 - Parte 01: Angel and Dragon Memories

152 16 21
                                    

1 de Mayo de 1945, Noruega.

La luz de la luna iluminaba el prístino lago congelado, sobre el cual caía la nieve de la madrugada, cubriendo las llanuras de alrededor en un paraje blanco, y sin rastro alguno del verdor que le daba color a aquel alejado lugar en las altas tierras de noruega. Los bosques, tranquilos y silenciosos, se notaban mucho más oscuros que nunca, pues no parecía haber ninguna criatura merodeando en la oscuridad de la noche, y las únicas luces que iluminaban la gélida penumbra, eran las alejadas luces de una aldea, amurallada y cubierta por una cúpula encantada, que era cubierta lentamente por la nieve.

En el centro del lago, se encontraba un hombre, alto y delgado, con una larga y pesada capa invernal violeta con bordes dorados, con una capucha ancha que cubría parte de su rostro, y debajo de esta, se podía ver la silueta de un traje negro, de chaleco inglés y una camisa formal de color azul oscuro, y en su mano derecha, sujetaba una varita oscura, con un anillo plateado en la punta de su empuñadura, y de la torcida y ramificada madera negra que surgía del anillo, se convertía en una sola línea recta de madera finamente tallada.

El hombre respiraba con suavidad, dejando que el humo invernal surgiera de entre sus labios, ocultos ligeramente por la barba semi plateada con rastros de un intenso cabello pelirrojo. Los dedos de sus manos se movían muy sutilmente, como si esperara cualquier movimiento en la penumbra para moverse con rapidez.

Una melodiosa voz se escuchó en la fría noche. Un canto, no humano, sino casi angelical, que inundó la gélida calma que lo rodeaba. Una figura se destacó por su brillante color, y sobrevoló por encima de su cabeza. Sus alas de color escarlata y dorado eran iluminadas por la brillantez de la luna, y su canto traía cierto confort al corazón de dicho hombre solitario.

El canto del fénix se escuchó a través de la llanura, atravesó la cúpula encantada que protegía la villa, y se elevó por las montañas más alejadas, llenando de valor todos los corazones que eran tocadas por su voz, un canto tan bello que era imposible de igualar.

Sin embargo... una segunda voz se unió al canto.

Era una voz intensa, una soprano cuya tesitura rozaba en lo divino. El canto del fénix se vio acompañado entonces por un cántico agudo y tenebroso que, al contrario que la majestuosa criatura, infundió un intenso terror en los corazones de las criaturas que habían comenzado a salir por el valor que, ahora, se les había arrebatado.

Su canto era lento, con una serie de palabras indescifrables, pues eran una intrincada mezcla entre el latín y el nórdico, con un fuerte y marcado acento francés que era imposible de igualar si no se era un hablante nativo, e incluso así, solo la voz cantante de aquellas palabras podía entender lo que fuera que estuviera diciendo... pero era algo tan horrible, tan perverso, que el canto del fénix se detuvo, y la criatura alada regresó a los hombros de su maestro, posando sus garras sobre la tela violeta del hombre de barba plateada y pelirroja.

Y con la voz que surgía desde el interior del sombrío bosque invernal, unos suaves pasos lo alertaron. Los pasos de tacones sobre el riachuelo congelado dentro del bosque hicieron que afianzara su agarre en su única arma, mientras la voz se volvía cada vez más clara. La oscuridad del bosque reveló entonces una hermosa mujer de piel pálida, su largo abrigo verde ondulaba con el suave viento de la madrugada, y su cabello negro, atado en una cola de caballo larga y sedosa, ondeaba en el aire con dos mechones largos de cabello que bordeaba su bello rostro. Sus labios de color granate revelaban una sonrisa seductora, pero siniestra.

Señor Dumbledore... No, espere... Profesor, ¿no es así? – preguntó con cierto tono de sarcasmo aquella mujer, acercándose lentamente, alejándose del bosque. – No esperaba menos de usted; nos ha estado siguiendo desde que se corrió el rumor de que estuvimos en Londres.

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora