Hermione Grindelwald - Tears of Magic Blood

Capítulo 47: La Familia Lakónias, Parte 1 - Herpo, El Magnífico

Un poco tarde, pero feliz año 2024 a todos! 

Solo un pequeño apoyo para quienes disfrutan de escuchar las voces de los personajes en su cabeza: Herpo lo he imaginado siempre con la voz del increible actor de doblaje Carlos Petrel, conocido por darle voz a Scar y Shere-Khan, mientras que a Lady Vania la he estado imaginando con la voz de la gran actriz Rosario Muñoz Ledo, conocida por interpretar a la Reina Malvada de Blancanieves y a Maléfica. 

Este capítulo estaba destinado a ser uno solo, pero he visto que, además de tardar mucho, me he extendido tanto que hubiera sido una lectura muy pesada, por lo que he decidido dividirlo en dos. 

Espero lo disfruten y me perdonen por la tardanza, aun sigo sin recuperarme de mi problema de la pierna y se me dificulta sentarme a escribir. 

...

25 de mayo del 2000

La risa del ancestral brujo se alzó por encima de todos los pensamientos de Hermione, regresando su vista hacia aquel hombre.

― En todo caso, como mi título es distinto aquí, ¿no deberías hacerte llamar "Magnífica"? – preguntó el hombre, y con un suave ademán, levantando suavemente su mano derecha, algo surgió desde el interior de su manga.

Una serpiente de escamas blancas, cuya cabeza se enroscó alrededor de su mano, deslizó su serpentino cuerpo hasta caer al suelo, y la punta de su cola lo tocó, solidificándose al instante. La serpiente se había convertido en un practico bastón, desde la punta de su cola que tocaba el suelo hasta la cabeza, que servía de apoyo para el anciano hechicero oscuro.

Con un suave movimiento, el bastón golpeó el suelo tres veces en rápida sucesión, más rápida de la que uno esperaría ver de un anciano tan demacrado y "débil". Cuando el bastón golpeó por tercera vez el piso de mármol, el fuego negro se consumió por completo, y la llamarada de fuego azul que surgía de la varita de Hermione se detuvo, enfriándose rápidamente, como si no hubiera ocurrido nada.

― Hermione Grindelwald Rosier. – La voz de Herpo no era muy distinta a la de cualquier anciano y, sin embargo, su timbre de voz era especialmente grave, a pesar de su fragilidad. – Es un placer conocerte al fin, niña.

― Herpo El Loco... ¿O desea que lo llame Herpo El Magnífico? – Hermione se mostraba cautelosa, llevándose la mano instintivamente a su cadera, donde descansaba su varita, que aún sentía ligeramente cálida.

― Oh, por favor... ¿Para qué complicarnos la existencia con títulos tan pomposos, Lady Grindelwald? – preguntó el hombre con ironía en su voz, con una risa profunda, a pesar de anciana voz. – Llámame como se te dé la gana.

― Entonces... Señor Director es mucho más adecuado para mí. – Hermione mantuvo la mirada puesta en el hombre, quien no hizo más que reír ante su respuesta.

― Como desee, Señorita Rosier. – el hombre extendió su brazo izquierdo. Alzando suavemente su mano hacia Hermione, aunque más que señalarla a ella, señalaba algún lugar a su lado derecho. – Supongo que primero debo presentar a la señorita Lakónias.

Hermione sintió un escalofrío recorrerle la espina cuando se giró a su derecha, y se encontró con una mujer recostada contra la pared, cruzada de brazos y con la pierna izquierda levantada ligeramente, posando su pie sobre la pared de mármol.

Tenía un largo cabello negro, liso y brillante como una piedra tallada de ónix, sus ojos eran similares a los de Luna, de un color plateado, pero había un cierto tono de lavanda en la plata de sus ojos, que se mostraban amenazantes, con pestañas gruesas y un labial oscuro como su cabello. Su piel era tan pálida que podían notarse las suaves marcas de sus mejillas hundidas, y sus uñas, largas como garras, estaban pintadas en color purpura.