Capítulo 06: Una noche de pura dicha

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La noche de la boda llegó, y los invitados fueron llegando poco a poco. Harry (con hechizo de cambio de color en el cabello para parecerse más a uno de los muchos primos de los Weasley, con un color de ojos ligeramente distintos), Eileen (transformada en una despampanante mujer de 30 años con cabello negro) acompañaba a su hermano transformado para recibir a los invitados.

Fred, George, Hermione y Luna, se encargaron de ayudar a los invitados recién llegado a encontrar sus asientos, organizándolos según un esquema perfectamente detallado que habían creado el Señor Weasley y Madame Delacour. Los camareros, de finas túnicas blancas y botones dorados, danzaban entre las mesas mientras la orquesta tocaba una música suave y relajante, vestidos con túnicas de azul cielo. Las largas hileras de filas de sillas blancas se encontraban alrededor del punto exacto en el que Bill y Gabrielle se convertirían en marido y mujer, punto sobre el cual Fleur había encantado varios globos de color dorado que volaban alrededor de sus cabezas.

Las largas hileras de sillas acababan cuando llegaron a la zona de las mesas,

Si me llego a casar, te juro que ataré a mamá en el ático hasta que terminen las preparaciones. – Dijo Eileen, cuando dejó pasar a Perkins, el compañero de trabajo del Señor Weasley en el departamento de artefactos muggles.

Tampoco creas que podrás mantenerla quieta para siempre. – mencionó Harry, indicándole el camino a una de las compañeras de Beauxbatons de Gabrielle, con un precioso vestido satinado de plata. – Sería un milagro.

¿Qué se case o que pudiera mantener a Lily quieta? – preguntó Luna, sonriente, luego de indicarle a un joven búlgaro que su mesa sería la segunda de la cuarta fila del lado derecho.

Oh, cierra la boca, Luna. – masculló Eileen, antes de dejar pasar a un grupo de ancianos magos que se encaminaron a sus asientos.

Créeme, ya me la intentaron cerrar. – bromeó Luna, mirando sutilmente a Hermione.

Hermione, con el rostro cambiado por su magia de transfiguración, rodó los ojos hacia atrás para responderle a Luna. La joven Grindelwald se notaba realmente cambiada; tenía los ojos de un sutil color azul con un anillo gris en el bordillo de su pupila, su cabello negro era corto y puntiagudo, tenía un largo mechón que le caía por la cara y se formaba como un rizo que le rosaba la barbilla, llevaba un vestido verde oscuro y una capa encima de los hombros que le llegaba por la espalda baja, su pecho y sus caderas habían disminuido suavemente y llevaba unos tacones a juego con su vestido.

Aparte... ¿Quién podría tener esa suerte? – preguntó Fred, curioso y sonriente, especialmente porque había alcanzado a ver a una personita conocida al fondo de la fila. – No te he conocido ninguna pareja.

Tengo... opciones. – dijo Eileen, raspando la garganta.

Por favor que no sea Hermione, sería demasiado cliché. – dijo George, riéndose luego de haberle indicado a una chica donde estaba su novio, creyendo que se había ido con otra mujer.

No soy tan básica. – dijo Eileen, en un intento por preservar su orgullo.

Ni Pansy. – dijo Hermione, enumerando las posibles no opciones de Eileen.

¿Por qué? – Chingó a su madre el orgullo, la pobre Eileen si se ofendió ante esa posibilidad.

Oh, ¿le atiné? – preguntó Hermione, sorprendida.

No, yo... – Eileen intentó controlar el fuego que se extendía, pero ya era demasiado tarde.

Pansy, ¿eh? Dos pelinegras, ese es otro cliché. – dijo Luna, riéndose por lo bajo.

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora