Capítulo 36: El Regreso del Salvador

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¡NO! ¡NOOO!

Aquel grito de desesperación fue el más terrible que cualquiera hubiera escuchado esa noche, y Harry apenas tuvo tiempo de contener a su madre, que corría hacia Hermione, antes de que el señor tenebroso alzara su varita, levantando una poderosa onda de energía que los hizo parar a todos de inmediato, gritando una orden de "Silencio" a todos los que comenzaban a gritar y sollozar al ver el cuerpo sin vida de Hermione.

Bruja estúpida... la niña Granger... murió. - dijo Voldemort, con aquella fría y oscura voz que lo caracterizaba, envuelta en un tono de gloriosa victoria que no habían escuchado en mucho tiempo. - A partir de hoy... tu fe estará mejor... conmigo.

El silencio era absoluto. Los sobrevivientes de la batalla se habían reunido a las afueras de las puertas del castillo, en las escalinatas de piedra que llevaban al patio, y varios se habían subido por las ruinas del castillo en un intento por ver si lo que decían era cierto, que el cuerpo que flotaba en lo alto correspondía al cuerpo de Hermione. El señor tenebroso, con una risa escalofriante, se dio la vuelta, dándole la espalda a sus enemigos, y dirigiéndose a sus mortífagos, abrió sus brazos para volver a proclamar su victoria.

¡La Sangre sucia murió! - gritó Voldemort, y casi todos los mortífagos rieron y aplaudieron, regodeándose de felicidad.

De pronto, invadido por una extraña y fascinante idea, alzó su varita de nuevo al cielo, y controlando el cuerpo de Hermione, comenzó a moverlo por el aire, sacando de parte de todos los defensores de colegio un horrible alarido de desesperación cuando vieron que Voldemort, de un solo golpe, la estrelló contra el suelo como un trapo viejo, la golpeó contra las paredes de la galería a su lado derecho, y agitando una ultima vez su brazo, lanzó a Hermione por la galería derrumbada a su izquierda, y volando por los aires, su cuerpo salió despedido hasta que el estruendo de hielo que se había formado en el lago se despedazó, haciendo que su cuerpo se hundiera en las profundidades del oscuro abismo, y los pocos que podían verla, observaron como lo último que se vio fue su mano derecha hundirse, antes de que el hielo se cerrara de nuevo.

¡Si jaja! - decía Voldemort, riéndose y regodeándose de la desesperación de los tontos que se habían levantado en su contra. - ¡Llegó el momento de su juramento!

Bellatrix tomó un enorme pedazo de escombro de piedra, que tenía recargado sobre si los restos de un caballero protector del castillo, con el escudo de Gryffindor partido por la mitad, y se posó encima de él con la varita en alto.

¡Únanse a nosotros...! - Voldemort alzó la voz, con un tono lo suficientemente convincente como para sonar "generoso", pero cuando el silencio se hizo, solo le hizo falta raspar un poco su garganta para dar la siguiente opción. - O morirán.

El silencio volvió a ser absoluto. La sonrisa de Voldemort era un mal presagio para cualquiera que entendía la situación: O someterse ante el señor tenebroso, o morir a sus manos. Casi nadie se movió de su lugar, y quien lo hizo, lo hizo solo para retroceder. Hubo un murmullo, y de repente, una voz surgió.

Draco.

Todos giraron la cabeza para ver al chico de cabello rubio, parado cerca de la puerta derrumbada del vestíbulo, justo al lado de Daphne, Luna y tomando de la mano de Astoria. El chico miraba a su padre, quien lo llamaba... mucho más suave y compasivo de lo que alguna vez hubiera visto. Muchas miradas se fueron hacia el chico, quien estarse debatiendo entre soltar o aferrarse a la mano de su novia.

Draco... ven.

La segunda voz que llegó fue la voz de su madre quien, al igual que su padre, extendieron el brazo para tomar su mano, aún si había una horrible distancia entre ambos. El chico tragó saliva por un momento, y dirigiéndole una suave mirada a Astoria, su mano dejó de apretar, y se deslizó lentamente. La chica de cabello castaño abrió sus ojos con total impacto, y su boca, abriéndose suavemente, apenas pudo emitir más allá de una exhalación de asombro.

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora