Cayeron por un inmenso risco, la caverna que los rodeó se volvió inmensa de repente. Lo único que vieron a lo lejos fue una intensa luz sobre sus cabezas, la luz del día que se iba apagando conforme iban bajando directamente hacia las profundidades. Enormes pilares de roca se alzaban a su alrededor en la caverna, las estalagmitas los rodeaban mientras el carro seguía por los rieles, chirriando a una inmensa velocidad.
El largo cabello de Hermione volaba con el viento que le golpeaba en el rostro, al igual que el de Luna y Eileen, quien había tenido suficiente de ser Bellatrix. Siguieron rápidamente por los túneles, bajando cada vez más a las profundidades hasta que escucharon el sonido de una cascada no muy lejos, aún estando ellos pasando por en medio de un túnel. Cuando salieron, se encontraron al borde de un risco, aún sobre las vías del carro que los transportaba, pero pasaron por debajo de la boca de una corriente de agua que caía en forma de una gran cascada de agua plateada.
― ¡¿Qué es eso Griphook?! – preguntó Hermione, al ver el agua brillar tan intensamente con la luz del día, aún más perdida que antes al estar tan profundo.
El vehículo comenzó a sacudirse de lado a lado, Griphook estaba intentando accionar una palanca, pero el carro no le respondía, ganando aún más velocidad. Giraron en una cerrada curva y se introdujeron en un túnel que llevaba hacia dentro del risco, cubierto de aquellos dientes de piedra que surgían del techo y suelo, y a lo lejos, afuera del túnel vieron la cascada de plata atravesando las vías.
― ¡Griphook! – gritó Harry, viendo como el duende jalaba con fuerza la palanca de freno.
Pero fue tarde. El carro traspasó la cascada mientras se detenía en un horrible chirrido metálico. Todos quedaron empapados cuando surgieron al otro lado, y Hermione, pensando que se iba a encontrar con que todos estuvieran brillando en plata líquida, descubrió que se trataba de simple y mera agua. Pero cuando se detuvieron por completo, el carrito abrió unas pequeñas puertas al frente, sacando la linterna que iluminaba su camino. Esta comenzó a destellar de un rojo intenso y chillar en una forma similar al de una alarma.
Entonces, los asientos se doblaron y se volvieron rectos, y los jóvenes cayeron en picada hacia el abismo, al igual que los dos duendes que se encontraban en la zona central del carro. La caída fue inmensamente larga, directamente hacia un abismo que, con toda razón, los mataría antes las grandes salientes de piedra que se interponían en la caída.
― ¡Arresto Momentum! – gritó Harry, agitando su varita rápidamente hacia el suelo más cercano contra el que iban, y una neblina azul los detuvo en el instante antes de golpear contra la piedra.
Unos segundos después, cayeron de cara o espalda al suelo, sin toda esa fuerza de la caída tras de sí.
― ¡Bien hecho, Harry! – dijo Hermione, levantándose lentamente, un poco adolorida, por que había caído sobre unos guijarros contra sus rodillas.
Cuando se levantó, vio directamente al chico para felicitarlo, pero...
― ¡Ay, no! Otra vez eres tú.
― La perdición del ladrón. – dijo Griphook, levantándose mientras Harry se tentaba la cara y se sentía a si mismo, tanto que tuvo que sacar de su túnica las gafas para ver mejor. Había estado caminando casi a ciegas. – Elimina todos los encantamientos. Puede ser letal.
― ¿Oh, en serio? – dijo Luna, en tono de broma mientras se levantaba. – Y por casualidad, ¿hay alguna otra forma de salir de aquí?
― No. – dijo Griphook, negando, y de pronto volteó a ver a Bogrod, que apenas se estaba incorporando... el también había perdido los efectos del Imperius de Luna.
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Hermione Grindelwald - Tears of Magic Blood
Fanfiction- La Tercera Parte de la Saga de la Niña que Vivió. - La Historia de Lady Grindelwald pronto llegará a su fin. Dumbledore a muerto, y el mundo mágico se ha quedado sin uno de sus mayores defensores. Los seguidores del señor tenebroso se vuelven cad...