Capítulo 28: Pánico en Hogwarts

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1 de mayo de 1998, 20 minutos antes de la media noche.

Hogwarts entró en alerta máxima.

Los estudiantes iban de un lado a otro por el castillo. Los prefectos, junto con Harry, Eileen y las hermanas Black, lideraban la evacuación de los menores de edad hacia el bar de cabeza de puerco, donde iban a escapar de la batalla. Algunos, como Zacharias Smith, huyeron de la batalla antes de que comenzara, lo que provocó el enojo de Hydri cuando lo vio empujar a una de las gemelas de Slytherin para entrar por el túnel. Ernie no fue tan cobarde, sobre todo por que vio como casi todos los que tenían la edad dentro de su casa estaban decididos a quedarse para luchar.

Los retratos se movían de lado a lado, urdiendo planes sobre que posiciones tomar en el castillo. Habían recibido la expresa orden de Madame Pince y Madame Pomfrey de viajar a todos los cuadros en el castillo y vigilar cada rincón de este, a pesar de los riesgos de que dichos recuadros se destruyeran durante la batalla. Algunos de ellos decidieron ocultarse, otros tomaron su labor de vigilancia con valentía, en especial Sir Cadogan, que armado con su varita, su espada y su blanco corcel, viajaba de cuadro en cuadro avisando al resto de retratos del castillo que la batalla comenzaría a la media noche.

Los estudiantes, profesores y miembros de la orden del fénix buscaban posición, en las altas torres del castillo, en los jardines y en los patios, en los solitarios pasillos donde los pasadizos secretos desembocaban desde el exterior y en las almenas del colegio. Hogwarts estaba hecho un caos, y no faltaba mucho tiempo antes de que el señor tenebroso se diera cuenta de que la resistencia se estaba formando tras los muros de ese castillo.

Hermione, sin embargo, había decidido tomar la iniciativa de ir a buscar la diadema perdida. No tenía tiempo de preguntarle a nadie de Ravenclaw como era, o donde podría empezar su búsqueda, pero por algún lugar tenía que empezar... quizás, con la sala de Ravenclaw.

¡Hermione! – le gritó alguien, mientras iba a media escalera en la gran torre. No le gustaba para nada esas nuevas escaleras.

Cuando la chica se giró, vio que Luna y Daphne estaban siguiéndola de cerca, jadeando y con las manos tomadas una a la otra.

Hermione, Luna me contó lo del Horrocrux... y no importa si lo encuentras. – dijo Daphne, ligeramente agitada, no sabía si era la adrenalina causada por el momento o el nerviosismo por el mismo.

¿De qué hablas? – preguntó Hermione.

¡No tienes con que destruirlo! – respondió Daphne, y Hermione maldijo la verdad. Habían perdido la espada.

Y bueno... pensábamos... – dijo Luna, ligeramente nerviosa.

¡Fue idea de Luna, y fue brillante! – dijo Daphne, sonriéndole a su novia.

Destruiste el diario de Tom con un colmillo de basilisco... ¿no? – Hermione asintió. Luna continuaba un poco nerviosa, mirando a Daphne por ratos. – Bueno, entonces iremos de inmediato por uno de ellos.

¡Genial! ¡Brillante! – dijo Hermione, entendiendo a que se referían. – ¡Busquen una escoba, la necesitarán para volver por que los túneles son muy resbaladizos, no podrán regresar con sus formas animagas! – dijo la chica, haciendo un ademán señalando el que, por la forma en como estaba distribuida la gran escalera, recordaba que era el segundo piso. – ¡Y busquen a Harry, que les dé el mapa del merodeador para que me encuentren cuando tengan los colmillos!

¡¿Tú a dónde vas?! – preguntó Daphne, viendo que subía por las largas escaleras de mármol.

¡A la sala de Ravenclaw, empezaré ahí! – dijo Hermione, subiendo los escalones apresurada.

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora