Prologo: La Reunión

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Una sombra oscura surcó el cielo tormentoso.

Aquella sombra, como una larga serpiente que se retorcía sobre si misma mientras volaba por el cielo, fue protegida por las oscuras nubes hasta llegar a tocar el suelo en un sendero de piedra blanca. Sus pasos fueron calmados y certeros, aunque apresurados, y su figura oscura fue oculta por el humo hasta desaparecer, y el rostro de Snape apareció, centrado en el camino que recorría.

Su larga capa oscura ondeaba por su caminar, caminaba por un sendero empedrado blanco bordeado por altos muros de arbustos de hojas verdes oscuras, el frondoso bosque que se encontraba a sus espaldas ocultaba lo que el antiguo profesor de Hogwarts veía frente a él, una elegante mansión de madera negra tallada, con altos techos de aguja, similares a torrecillas.

Snape sintió una brisa de aire helado rosarle la mejilla, su cabello negro como cortinas percibieron el helado viento que le golpeó sutilmente, y un paso suave comenzó a sonar. Sus tacones negros golpeaban la piedra a un paso amplio y delicado, pero siguiendo el paso de Snape de una forma tan natural, que parecía que ninguno de ellos había reparado en el otro.

Buenos días, Profesor. ¿Tuvo un agradable viaje hasta aquí? – dijo la mujer.

El aleteo de sus largas alas plateadas produjo un viento aún más gélido antes de que desaparecieran, detrás de su largo cabello plateado. Su vestido corto oscuro cubría parte de su cuerpo, su amplio escote se cimbraba con cada paso de sus largas botas de tacón negro, la tela de su vestido ondeaba con su caminar mientras su falda rosaba sus piernas al descubierto, y se ajustaba sus largos guantes negros sin dedos, sus largas uñas de violeta oscuro parecían querer rasgar la tela de sus guantes.

No tan bueno como el tuyo, supongo. – dijo Snape, sin prestarle atención a Delphini. – ¿Tu reporte al señor tenebroso es satisfactorio?

Lamentablemente no. – dijo Delphini, alzando los hombros. – No pude encontrarla. Hermione abandonó su hogar en Londres, fue una suerte de que no me preparara una trampa explosiva.

Era de esperarse. – Snape parecía molesto, como si reprendiera a la chica. – Por eso te dije que te ahorraras tu búsqueda.

Supongo que aún tiene cosas que enseñar, Profesor...

Snape sacó su varita del interior de su manga izquierda, y con un movimiento de látigo hacia el aire, la reja de hierro negro que estaba a tan solo un metro de distancia de ellos se convirtió en un humo denso y oscuro que mantuvo la forma de la reja. Ambos pasaron a través del humo y, dados unos pasos, la reja volvió a surgir, y el sonido del metal se pudo escuchar como si se arrastrara por la tierra.

Las puertas de roble se abrieron de par en par hacia adentro, y ambos se adentraron en la mansión, un vestíbulo blanco de mármol los recibió, muy tenuemente iluminado por la luz exterior, una chimenea apagada y fría estaba dando justo frente a la puerta, el suelo de piedra negra perfectamente pulida resonaba con los pasos del tacón de Delphini y los zapatos de Snape, y a su lado una escalera que al girar se dividía en dos, ascendiendo al piso principal, y otras dos que bajaban hacia el sótano.

Ambos subieron por la escalera de mármol, y en piso intermedio, subieron por las escaleras contrarias, Delphini por la izquierda y Severus por la derecha. Ambos subieron hasta el final de las escaleras, Snape se quedó de pie contemplando el amplio salón, el cual se encontraba repleto de gente sentada, alrededor de una larga y ornamentada mesa de madera, cuyos participantes conversaban en murmullos y susurros, no muy diferentes al crepitar del fuego de la chimenea que se encontraba justo detrás de una mujer de cabello negro y rubio, sujetándole la mano suavemente a su marido, de cabello completamente rubio, quien mantenía la mirada baja.

Hermione Grindelwald - Tears of Magic BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora