InuYasha A Través Del Tiempo

Capítulo 97: Cristal

~Sesshomaru

Llegué a un pastizal en medio de la nada, a simple vista parecía estar vacío, ni una sola alma se paseaba por aquel lugar, pero mi nariz no me engañaba, allí estaba la guarida de ese repugnante individuo que se atrevió a faltarme el respeto.

Jaken: ¿Qué estamos mirando? —dice observando el lugar.

Como siempre, mi atolondrado sirviente no entiende nada. Desearía que no anduviera preguntando idioteces.

Yako: tú eres el que insiste en mantenerlo con vida, te dije que lo mataras cuando comenzó a seguirte.

Sesshomaru: sirve para el trabajo sucio.

No tengo otra razón más que esa.

Continúo caminando, ignorando a mi sirviente, no tenía para qué responder a sus tonterías. Al dar un par de pasos un hueco en el aire aparece frente a mí, el asqueroso abrió la barrera para que entre a su escondite, al otro lado podía ver un sombrío castillo, lleno de veneno, su peste y energía maligna. Necesita un lugar que lo haga lucir intimidante porque él es patético.

Entré sin dudar mientras que el de cortas piernas me seguía corriendo. A mis espaldas se cierra el campo como si quisiese no dejarme salir.

Sentado en las escaleras que daban hacia el castillo había un hombre, su cabello era negro y tenía los ojos rojos, esa torcida sonrisa fue fácil de identificar. Nunca lo había visto sin su piel de mandril, me causó repugnancia que intentase imitar la forma humanoide de los demonios más fuertes, no le resultaba.

Es un miserable.

Naraku: ha venido a visitarme, señor Sesshomaru.

La damonesa de los vientos vigilaba desde el tejado.

Sesshomaru: tu invitación no fue nada sutil.

Su risa me causa repugnancia, nadie debería reírse así ante mi presencia.

Naraku: veo que no fue por la pequeña niña y claramente ella no está aquí, el veneno la mataría.

¿Acaso cree que iré por Rin como si me importara?

Yako: yo hubiera ido.

Sesshomaru: por eso yo soy el que usa este cuerpo.

La bestia de mi mente gruñe, no tenía ninguna intención en hacerle caso.

Sesshomaru: ¿Por qué dejaste tu rastro? ¿Acaso quieres que te aniquile?

No obtuve respuesta, su silencio me enfurecía ¿Quién se cree este para no responder cuando hablo?

Jaken: ¡Ofendiste a mi amo! ¡Prepárate para morir!

Detesto su sonrisa de maniaco, es un enfermo.

Naraku: ¿Dónde están mis modales? Voy a darle al señor Sesshomaru la bienvenida que merece.

Al instante, de su cuerpo salen grandes patas y carne que rompen sus vestiduras y se esparcen por casi todo el patio. Una mezcla amorfa de todo lo más aberrante en un solo ser, su torso y cabeza humanoide siguen intactos arriba de todos esos pedazos de demonios, ogros, ciempiés, arañas y tentáculos. Sabía que su verdadera forma debía ser así de despreciable y aun así me dio asco estar frente suyo, su existencia es la muestra de una perversión absoluta.

Jaken: ¡Ay! ¡Pero qué espanto! —se oculta detrás de mí.

Sesshomaru: eres un montón de basura y porquería.