Capítulo 26: Barrera

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El semi-yukai se acerca a nosotras, mi hermana no tarda en crear un campo de fuerza a nuestro alrededor para protegernos.

Estaríamos a salvo por ahora.

Kikyo: libéranos —le ordena.

Naraku: lo lamento, Kikyo, pero eso no está en mis planes.

¿Qué es lo que planea hacer?

Por más que lo intentara, no era posible ver su rostro, estaba cubierto con la cabeza de aquel simio color blanco.

Kagome: mientras estemos dentro de esta barrera estaremos a salvo de ti.

La suerte es que mi hermana puede hacer esto por mucho tiempo sin cansarse, es realmente poderosa, a diferencia de mí que solo puedo soportarlo poco tiempo.

Naraku: veremos cuanto tiempo tu hermana puede soportar esa técnica.

Dicho eso las cadenas de nuestras manos brillan, de a poco me siento más cansada, estas cosas nos estaban absorbiendo la energía vital. Observo como mi gemela lucha por mantenerse de pie, las piernas le temblaban, ella estaba haciendo mucho más esfuerzo, gastando todas sus fuerzas.

Kagome: Ki..Kikyo, resiste —trato de animarla.

Ella cae de rodillas al suelo, al igual que yo. La sostengo con mis manos desde los hombros como si con eso pudiera transferirle mis fuerzas. Al final ocurrió lo inevitable, nuestra protección desapareció dejándonos a la merced de ese horrible ser.

Naraku: tal y como lo imaginé —se acerca a mí y me toma del brazo separándome de mi hermana— voy a necesitarte.

Kikyo: ¡Suéltala, maldito! —no podía ponerse de pie.

Trato de zafarme de su agarre, me estaba lastimando.

Naraku: —hace un movimiento con la mano y mis cadenas desaparecen— ahora debes darme tus ojos si no quieres que tu querida hermana pague el precio.

Quería utilizarme para buscar los fragmentos de la Perla de Shikon. Ahora tenía sentido que estuviéramos aquí, Kikyo era el chantaje para que cayera en su trampa.

Pero no soy tan ingenua.

Kagome: estas muy equivocado si piensas que voy a caer en tus sucios juegos.

Junto todo mi poder purificador en mis brazos y se lo lanzo, él grita de dolor mientras retrocede. La otra sacerdotisa se libera de sus ataduras ya que estas desaparecieron, fue como si le hubiera quitado sus poderes por algunos segundos.

Corro junto a mi hermana, la ayudo a pararse y saltamos por la ventana hacia el patio, por suerte no fue tan feo como creí, el césped amortiguo la caída. Una vez que llegamos al suelo escucho como tiembla la tierra con unas fuertes pisadas, el ogro de la alabarda nos perseguía a gran velocidad.

¿Qué hacemos ahora?

~Hakuryu

Habíamos estado intentando de todo para poder entrar pero cada vez se volvía más imposible llegar al otro lado. Ninguno tenía la habilidad para romper esa cosa transparente.

Inuyasha: ¡Debemos entrar ahora! —usa su Colmillo una vez más, era inútil.

Los rayos rechazándolo eran indicadores que esa no era la forma de hacerlo, al menos no con su espada.

Demonios.

Los caballos estaban atados a un árbol un poco más lejos, el kitsune estaba en el hombro de una pensativa mujer mayor y el monje estaba sentado en una roca junto a mí.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora