Capítulo 2: Despertar

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Ahora sí que el chico se parecía a mí, salvo por el color de ojos, los suyos eran dorados y los míos unos comunes cafés, pero éramos iguales. Ambos jóvenes me quedan mirando atónitos, la chica nos observa a los dos una y otra vez.

Inuyasha: ¡¿Quién eres tú y por qué te pareces a mí?!

Hakuryu: eso es una larga historia.

Kagome: ¡Cuidado!

Al instante siento un fuerte golpe en mi espalda, con la fuerza del impacto me estrello contra ambas personas, se me cae la Perla de las manos.

Inuyasha: ¡La Perla, imbécil!

Desgraciadamente mi reacción tardo en llegar, con terror observé como el ciempiés se a apoderaba de Shikon tomándola con una de sus muchas patas.

Demonio: ¡Por fin! ¡Es mía! —con ayuda de su mano se tragó la esfera— ¡Me convertiré en el monstruo más fuerte de todos!

De a poco se comienza a deformar, volviéndose aún más horrible que antes. Veía como parecía palpitar cada vez que iba aumentando su tamaño y se iba oscureciendo. Su cara era la de un cadáver y su piel se ponía de un rojo intenso.

Kagome: ¡Tienes que sacarnos de aquí! ¡Antes que su transformación este completa!

Hakuryu: ¡¿Cómo hago eso?!

Inuyasha: ¡Saca la flecha, fenómeno!

Hakuryu: ¡Pero está sellada!

Kagome: siento un fuerte poder espiritual en ti, yo no puedo sacar la flecha, tienes que hacerlo. Podemos vencerlo.

Sus hermosos ojos me miraban con súplica, dudé si hacerlo o no, si estaban ahí era por algo, pero no había otra opción ni tiempo para pensar. Tomé la flecha con mis manos y comencé a tirar de ella, esta brilló y luego desapareció liberando así a ambas personas de su prisión.

Inuyasha: ¡Ahora sí, maldito! —corrió hacia aquella cosa a toda velocidad— ¡Garras de acero!

Comenzó a dar vueltas, rompiendo cada parte de ese ser. Los pedazos caían a nuestro alrededor. La chica corrió a una víscera donde escarbo con ambas manos y sacó la joya color lila. Respiré con alivio, estábamos salvados, o eso creía.

Inuyasha: —riendo con victoria— lo logré —le habló a la chica— dame la Perla.

Kagome: ni lo pienses —la presionaba con sus manos ensangrentadas contra su pecho— no puedes usarla para eso.

Inuyasha: debo convertirme en un demonio completo, entrégame a Shikon, ahora.

Kagome: jamás.

Inuyasha: con que quieres hacerlo de este modo, miko —con una mirada maligna— tú lo quisiste así.

La bestia truena sus dedos, mostrando así sus grandes garras, yo tomo la mano de la chica y comenzamos a correr. Llegamos hasta un río, él nos perseguía muy de cerca, tratamos de cruzar, pero nos tenía sin posibilidades de escapar. Nos quedamos a la mitad del puente de madera, con él frente a nosotros. Los aldeanos comenzaron a llegar y con ellos la anciana Kaede. Transportando un extraño collar.

Kaede: ¡Hermana!

Kagome: ¿Kaede? ¿Eres tú? —en su cara se veía el terror.

Hasta el momento no sabía cuánto tiempo había pasado desde que fue inducida a ese sueño profundo junto al orejas de perro, ahí me enteré que ambas mujeres eran hermanas.

Inuyasha: si me entregas la Perla ahora prometo que te dejaré vivir y a esta aldea.

Kaede: ¡Hermana no lo hagas! —con sus poderes espirituales conjura el collar, el cual volando llega al cuello de Inuyasha— ¡Rápido! ¡Di un conjuro para calmarlo!

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora