Capítulo 92: Sangre

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Las horas pasaron con lentitud, el viento helado golpeaba con delicadez mi cara, era como estar viajando en un avión descapotable. Los chicos hablaban sobre la playa y sus anteriores experiencias en la costa, a excepción del mitad bestia que se encontraba parado al frente en silencio.

Sango contaba cómo una vez tuvo que exterminar a un demonio cangrejo y Miroku como fue a visitar un templo en la costa. Kagome y Shippo nunca habían conocido el mar por lo que estaban muy emocionados, el zorrito porque vivía en el bosque con su padre y la miko porque no se apartaba de la aldea antes de ser sellada, Kikyo era la que salía por trabajos mientras ella cuidaba de Kaede.

Kagome: ¿Qué hay de ti, Haku?

Hakuryu: he estado en muchas playas diferentes, vamos a la isla de Okinawa de vacaciones casi todos los años.

Papá tiene una gran cabaña cerca de la playa.

Todos me observan confundidos, tal vez no saben de esa isla.

Miroku: ¿Qué es vacaciones?

Es verdad, ellos no conocen ese concepto.

Hakuryu: son días libres de trabajo o estudios para descansar y no hacer nada, la mayoría son en verano. Se suele salir a lugares fuera de la ciudad a disfrutar de divertidas actividades.

Sango: ¡Eso suena grandioso! —se acuesta mirando al cielo— imaginen descansar por varios días sin preocupaciones.

Su gatita de dos colas salta sobre su pecho y le lame la cara, la chica ríe y se vuelve a sentar para acariciarla mientras noto como el monje la observa de reojo con una sonrisa. Debo admitir que fue tierno.

Kagome: debe ser maravilloso.

Las personas del Sengoku no estaban familiarizadas con el concepto de descanso, todo era laburo y familia. Una vida muy sacrificada que me costaba comprender, permanecer en constante peligro por demonios, guerrillas y bandidos, junto con sacrificados trabajos. La sociedad en Japón no cambió tanto al respecto, hay empleos que son muy esclavistas, pero al menos ahora existe derecho a descansar.

Shippo: ¡Ese olor! —exclama con una sonrisa.

El zorrito salta sobre la cabeza del perro mientras este le gruñe y apunta hacia adelante con su dedito.

Shippo: ¡Miren eso! ¡El mar!

Al alzar mi vista logro ver la línea azul formándose en el horizonte, habíamos llegado. No tardamos en aterrizar en la misma playa, Hachi volvió a su forma de mapache y se puso a dormir apoyado en una roca porque estaba cansado. La miko, el zorrito, la gatita, el monje y la exterminadora corren felices al agua a mojarse los pies.

Me acerqué al hanyu quien no había dicho palabra desde que salimos de la aldea. Cruzado de brazos miraba las olas bastante serio.

Hakuryu: ¿Y tú conocías el mar?

Inuyasha: sí, antes de Kikyo lo vi por primera vez, no tenía hogar así que me la pasaba viajando para todas partes.

¿Tenía?

Hakuryu: ¿Y ahora tienes un hogar?

Inuyasha: n..no.

Sus ojos se posan sobre la azabache que corría del niño que le tiraba agua y reía. Debe pensar en lo hermosa que se ve, al igual que yo.

Era demasiado obvio ¿No?

Hakuryu: ya sé dónde está —le dije victorioso.

Y su nombre era Kagome.

Inuyasha: —se sonroja— ¡N..no lo digas! —dice nervioso mirando a los demás como si nos fuesen a escuchar.

Hakuryu: tranquilo, esto se queda entre nosotros.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora