Capítulo 70: Dulzura

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~Hakuryu

Era tarde en la noche, todos dormían, caminé un poco lejos del grupo, me senté en una roca y traté de respirar. Me costaba demasiado trabajo acomodarme en el saco para acampar gracias a mi hombro, no tenía ni una sola posición en la que pudiera conciliar el sueño, todo dolía, todo molestaba. Si me hubiera quedado más tiempo descansando en casa, en mi cama rodeado de almohadas y mi mamá atendiéndome como un rey, ahora estaría soñando feliz.

Pero el llamado al deber era más fuerte que mis aflicciones físicas o emocionales.

El ambiente de hoy se define con la palabra: “Incómodo”. Inuyasha estuvo todo el día enojado conmigo, ignorándome. Mientras que Kagome trataba de evitarme, se sonrojaba cada vez que me miraba y apartaba la vista, al igual que yo. Miroku reía divertido ante tal escena al igual que Shippo. En cuanto a Sango se notaba a kilómetros que lo sabía todo e intentaba callarse a la fuerza. Kirara era la única que no hacía mayor escándalo más allá de rodar sus rojos ojos.

Volví a la realidad cuando alguien se sentó al lado mío, grande fue mi sorpresa cuando encontré a la chica con la que inició todo este embrollo. Ambos nos miramos en silencio, no tardamos en ponernos rojos y nerviosos, ninguno decía nada y evitamos que nuestros ojos se encontraran. Por un instante me sentí dentro de un manga shojo.

Kagome: ve..veo que tampoco puedes dormir —dice apenas.

Hakuryu: —carraspeo para sacar la voz— con esta herida no existe posición cómoda.

Kagome: pobrecito.

Otra vez, el silencio nos envolvió. Tenía que aclarar la situación, no podía dejar que ese desagradable ambiente continuara entre los dos. Al final, era inevitable hablar del tema.

Hakuryu y Kagome: ¡Oye yo...! —nos callamos al notar que el otro también quería hablar.

Hakuryu: habla tú —le doy la palabra.

Juega con sus dedos sobre su regazo. Se veía tan tierna intentando ocultar su vergüenza y sonrojo con su flequillo.

Kagome: y..yo quería pedirte perdón por..por besarte.

Levanta la cabeza y me observa expectante a cuál sería mi respuesta. De seguro pensaba que estaba enojado o algo así.

Hakuryu: no te disculpes, querías vivirlo y ya lo experimentaste —me rasco la cabeza nervioso— la verdad es que me alegra ser tu primer beso.

Sus ojos brillan con ilusión y una linda sonrisa se asoma por esa boca de la que fui dueño muy poco tiempo. Una parte de mí deseaba volver a besarla, pero no era lo correcto. Mi conciencia me mataría junto con el garras.

Hakuryu: si se lo hubieras pedido a Miroku... —ella lanza una carcajada.

Kagome: ...tendría un bonito hijo sin darme cuenta —continua.

Ambos reímos por el comentario, lo más seguro es que se habría aprovechado de ella y tampoco podría hacerle eso a Sango, ese monje estaba prohibido. Parece ser que yo era el mejor candidato.

Claro, después de Inuyasha.

Kagome: ¿No estás enojado?

Hakuryu: claro que no, una linda chica me robó un beso, soy un ganador.

Kagome: —me empuja un poco— bobo —coloca su cabeza en mi hombro bueno— solo prométeme que las cosas no cambiarán entre nosotros por ello.

Pongo mi mejilla sobre su suave cabello y cierro los ojos tratando de disfrutar la cercanía entre ambos. Durante esos pocos días la extrañé demasiado, por algunos momentos pensé que la amistad se había arruinado, temí que las cosas entre nosotros nunca más fueran las mismas y me alegraba haberme equivocado.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora