Capítulo 39: Traición

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~Hakuryu

El niño se había quedado dormido junto a la felina, en la cabaña reinaba el silencio por lo mismo, no queríamos despertarlos, se veían tan lindos y pacíficos. El fuego en esa especie de chimenea nos mantenía calientes, solo se oía la leña quemándose.

Pude notar como el hanyu se queda mirando a la sacerdotisa por un largo periodo de tiempo, parecía perdido en sus pensamientos.

Mejor dicho; perdido en ella.

¿Se estará dando cuenta de sus sentimientos?

No pude evitar carraspear para hacerlo despertar de su trance. Él me mira y al instante voltea hacia otro lado con las mejillas sonrojadas, lo había atrapado en el acto.

Sabía que era inevitable que se diera cuenta tarde o temprano, pero si podía retrasar el proceso, lo haría. Otra vez mi parte oscura sale a flote. No puedo evitarlo, es como si mis propios instintos primitivos tomaran el control de mi mente. Tengo que enfrentarme a mí mismo y vencer esta batalla.

En ese momento volvió el monje completamente solo, se le veía un poco molesto y tenía una cachetada marcada en la cara, ya me imagino que anduvo haciendo.

Kagome: ¿Dónde están Sango y Rukawa?

Miroku: no lo sé, Rukawa me presentó a unas bellas doncellas y luego desaparecieron.

Inuyasha: se deshicieron de ti con tu única debilidad.

Hakuryu: maravillosa jugada.

Ambos reímos un poco de manera burlesca, el vestido de morado solo suspira y se sienta junto a la mujer algo desanimado.

Kagome: oye, Miroku ¿Por qué tienes tanto interés en seguirlos?

Sé perfectamente cuales eran las intenciones de la bella mujer al articular tal pregunta.

Miroku: algo traman esos dos y quiero averiguarlo.

Inuyasha: o estás celoso y no quieres que estén solos.

Se está reflejando a sí mismo en el pervertido.

Miroku: no sé de lo qué estás hablando —se hace el desentendido.

Hakuryu: ¿Te gusta Sango?

Él abre los ojos y sus mejillas toman color. Fue entonces cuando los que faltaban entraron por la puerta tomados de la mano interrumpiendo su respuesta, mas a juzgar por su cara de enojo, me lo estaba confirmando en completo silencio.

Rukawa: fue un placer pasar este rato contigo, querida Sango —le besa la mano.

Ella se sonroja y ríe, observo como el pervertido les da la espalda para no verlos.

Inuyasha: ¿Qué tanto estaban haciendo?

Rukawa: ¿Qué te importa, metiche? —cortante.

Hakuryu: me encanta tu simpatía —le recrimino con sarcasmo.

Rukawa: —también usando la ironía— ay, si mi hermanito es tan lindo —me aprieta la mejilla con sus dedos— demasiado lindo —lo hace más fuerte.

Hakuryu: ¡Ya suéltame! —me lo quité de encima.

Con mi mano me sobo la cara, eso duele.

Kagome: mañana será un largo día para atender heridos, lo mejor es que vayamos a dormir.

Es así que todos vamos a nuestros respectivos sacos para pasar la noche. Mi hermano se acurruca a mi lado pero parece no poder dormir. Se mueve de un lado a otro, sin embargo, nada funciona.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora