Capítulo 44: Aparición

204 18 12
                                    

Al otro día me desperté al escuchar susurros a mi alrededor. Abro los ojos para encontrar a la sacerdotisa, al zorrito, el monje y el hanyu mirándome detenidamente con enojadas caras. Fue como si estuviera cometiendo el peor pecado y ellos me juzgaran.

Miro hacia abajo y veo como tenía a la exterminadora entre mis brazos, ella seguía durmiendo con una sonrisa apoyada en mi pecho. Esto luce demasiado comprometedor.

Hakuryu: no..no es lo que parece —traté de defenderme.

Inuyasha: y yo que pensé que el único pervertido que quedaba era Miroku.

Shippo: eres un lobo disfrazado de oveja.

No puedo aguantar la mirada fulminante de todos al mismo tiempo. Van a matarme.

Hakuryu: Sa..Sango, despierta —la muevo.

Sango: no quiero —dice aun dormida y se me pega más.

Hakuryu: Sango, por favor —le ruego.

Ella abre los ojos un poco y se sorprende por los demás, luego me mira, es ahí cuando nuestras narices se rozan, estábamos demasiado cerca. Ambos saltamos lejos el uno del otro al instante, nuestras caras se teñían de un rojo intenso. Qué vergüenza.

Sango: ¡Lo..lo siento mucho, Haku!

Hakuryu: no importa —rio nervioso.

La seria mirada del libidinoso ahora estaba puesta sobre mí, vaya, sí que está celoso.

Kagome: creo que lo mejor será desayunar —propone algo molesta.

Se levanta y camina adentrándose en el bosque sin más.

¿Por qué está enojada?

Hakuryu: deja que te ayude.

Voy detrás de ella para recolectar algunas frutas para el desayuno. Llegamos a un pequeño claro rodeado por varios árboles.

Nos pusimos a recoger lo que necesitábamos de las plantas en una canasta. Todo fue en silencio, la azabache no quería ni mirarme. Los pájaros cantaban y uno que otro animal sonaba en el fondo, sin embargo, como nunca, ni un solo ruido salía de la chica.

Algo nada usual.

No me gusta permanecer así.

Hakuryu: respecto a lo de Sango, nada ocurrió anoche, si es lo que te preguntabas.

Creo que la encontré desprevenida, a juzgar por su reacción, ella voltea a verme sorprendida, como si no esperase que le contara.

Hakuryu: cuando todos dormían ella estaba llorando, fui a consolarla, me abrazó, luego se quedó dormida así y quedé atrapado. Es muy fuerte.

Ella bota el aire de su pecho con un largo suspiro.

Kagome: lo supuse, tranquilo, no tienes que explicarme nada.

Hakuryu: pensé que... —me interrumpe.

Kagome: ¿Estaba enojada? Para nada, solo me sorprendió despertar y verlos así —se ríe— me preocupé por mi amiga, eso es todo. Por un momento pensé que te habías aprovechado de su tristeza.

Como siempre, tirando mis esperanzas al suelo, creí que existía la posibilidad de que estuviera algo celosa. Al parecer, nunca sentirá algo por mí.

Hakuryu: ya veo, dudaste de mi —cabizbajo.

No me agradó aceptar eso último, no quería que pensara de esa manera.

Kagome: lo siento, eres mi amigo, debo confiar en ti —apoya su cabeza en mi hombro— has demostrado ser una persona maravillosa, hoy más que nunca debo estar contigo y no en tu contra. Discúlpame.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora